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"Al pasar los días nos cruzamos en más oportunidades, pero no conversamos, sólo nos saludamos y continuamos con nuestro camino. Claro, el ascensor es lo que nos daba un impulso para charlar, no lo habíamos frecuentado al mismo tiempo en un corto transcurso, pero, que de cierta forma sentí extenso por lo mucho que lo ansiaba.
Inconscientemente comencé a observar tus conductas frecuentes, salías muy temprano y llegabas a muy altas horas de la noche. A veces llevabas un café en mano, como un adicto irremediable al café reconocí que bebes dos shots de espresso, yo soy más fan del latte pero disfruto ese tipo de café de todas formas. También noté que llevas tu abrigo en el brazo izquierdo en las mañanas, y lo traes puesto en las noches. En ocasiones buscas tus llaves en el camino, aún cuando ni siquiera estás en tu piso y tardas más de lo usual en encontrarlas.
Quería notar más detalle pero nuestra cercanía no nos permitía mucho más, y lo que era seguro es que extrañaba oír el sonido de tu voz.
No me había sentido de esa forma por una amistad en otro momento de mi vida, tal vez esta ocasión era diferente porque eras la primera persona que me hablaba y trataba tan lindo desde que me había mudado. Claro... si pensaba en la forma más rápida de resolver mis pensamientos aún cuando sabía por donde iban.

Uno de esos días me tocó subir a tu piso, me tocaba regresar unos libros que me prestó una chica que vivía a unas 4 puertas de tí.
Ahí fue cuando noté otro detalle, un detalle que nos unió un poco más en cuanto se acercó a mí."

— Hey, pequeño ¿qué tal? — pronuncié a su vez que me inclinaba para acariciar a un gato negro que caminó en dirección hacia mí en cuanto terminé de entregar los libros.

"Nunca había tenido tanta cercanía con los gatos, creo que sólo una vez cuando era pequeño. El motivo no era que me disgusten, al contrario, los amaba un montón incluso aunque mi alergia no me permitía tener una cercanía prolongada con ellos. Creo que se debía a una costumbre, no me hacían bien y mi madre prefería mantenerlos lejos de mí.
Pero inevitablemente ellos venían hacia mí, y yo cedía."

— ¡Ónix! — se escuchó a lo lejos. Aquella voz que tanto ansiaba escuchar ¿cómo podría confundirla?

Levanté mi mirada al instante y Minho se detuvo frente a mí, manteniendo la distancia a su vez que me observaba acariciando al felino.

— ¿Es tu gato? — pregunté cargando al pequeño en brazos, adoraba su ronroneo y se dirigía a mi mano en busca de más caricias. Minho no podía dejar de sonreír, al mismo tiempo se cruzaba de brazos. Parecía contento y confundido a la vez.

— Así es, Ónix es mi gato. Curioso que esté contigo. — no entendí precisamente a qué se refería, pero extendí al felino en dirección al mayor y me preparaba para una disculpa en caso de que éste se hubiera ofendido, pero no fue así y me cedió a su gato por un momento más.

— ¿Por qué es curioso?

— Porque Ónix no se da con nadie más que no sea yo, parece que le agradaste, debe ser buena señal ¿no?

"Maldita sea, Yongbok. De poder volver y borrar esa sonrisa estúpida que se formó en mi rostro ¿por qué? ¿por qué eso me ponía tan contento? ¿agradarle a su gato reforzaba mi amistad acaso? No tenía maldito sentido, pero me encantaba cómo se sentía.
Todavía no estaba listo para admitir el irremediable interés que sentía por tí, como para que algo tan pequeño me emocione a tal nivel."

EIGHTEEN : minlix, chanlix, hyunlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora