03. Incomunicada estaba más controladita

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Por favor, ayudadme con vuestros comentarios e ideas. Gracias!!!😘😘😘

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     ― ¿Y qué cosa es la que yo debería saber?

Lo pregunto antes de que Hugo piense que he olvidado su conversación con Encarna antes de que me descubrieran en la puerta de la cocina y para dejar claro que el efusivo saludo de ella no iba a doblegarme.

Ambos cruzan una mirada furtiva en silencio antes de que Hugo se acerque a mí en actitud apaciguadora y coloque su mano sobre mi hombro.

     ― Cielo, en realidad no es gran cosa... ― Baja su cabeza hacia la mía y besa mi pelo antes de seguir hablando. ―Pau, de hecho, te lo explicará Lorena esta tarde cuando venga a casa. ―Antes de continuar, me guía y me hace tomar asiento para desayunar― Lorena es Lorena, y en contra de mi opinión, ha insistido en mantener vuestra exposición para octubre. Le dije que era muy precipitado y que no es bueno para ti tener también esa presión extra. Pero Lorena es así, imposible hacerla cambiar de idea cuando está obcecada con algo.

Hugo lo suelta así, con toda naturalidad, como si fuera verdad, pero por el gesto de Encarna apretando sus labios tengo claro de que no era de eso de lo que discutieron antes. Pero también sé, por lo poco que conozco a Hugo, que no me dirá lo que deseo saber salvo cuando él quiera. Así que me armo de paciencia y decido esperar a preguntarle a Encarna cuando podamos estar a solas.

Él se sitúa a desayunar frente a mí, y nos sirve café mientras Encarna coloca sobre la mesa un plato con tortitas recién hechas y se sienta a mi lado.

     ―Encarna quiso venir antes para preparar tu desayuno favorito ― dice Hugo guiñándome un ojo.

Me miente y luego despliega todo su encanto y coquetea para engatusarme. Hugo me desconcierta ¿Por qué es así conmigo? Paulita, ten paciencia, me digo y decido actuar obediente y tomarme el desayuno.

     ― Uhmm, esto está de muerte ― exclamo tras probar las totitas. Y eso no es fingido, realmente están buenas. Miro a Encarna agradecida y ésta sustituye la sombra de preocupación por una inmensa sonrisa. Esta mujer es conmovedora.

     ―Ay mi niña, estas tan delgaducha... Ya sabía yo que la comida de hospital no te iba a sentar nada bien. Tienes un paladar demasiado exigente. Es que te tengo demasiado mimada.

No puedo evitar reír. Es tan tierna... Me parece una de esas mamás italianas de las películas, de grandes caderas, sacando viandas una tras otra a la mesa para complacer a sus familiares.

     ―No puedes quejarte ― dice Hugo con una media sonrisa ladeada, ―como ves, nos tienes a los dos a tus pies ― y mueve sus cejas provocativamente.

Le devuelvo la sonrisa porque sé que trata de ser encantador, pero no puedo olvidar que la mañana se inició con una mentira. Pero si él puede fingir, yo también.

     ―Y entonces ¿Lorena vendrá esta tarde? ― pregunto a Hugo.

     ―Ajá, me dejó un mensaje en el móvil dejando claro que vendrá sí o sí esta tarde. A las seis.

     ―Genial.

     ―Lo ha impuesto en plan ultimátum. Creo que piensa que te tengo secuestrada.

     ―Y es lo más posible..., hasta esta mañana eras mi único contacto ― le lanzo divertida.

     ―Muy graciosa― me responde haciéndose el ofendido.

LA VIDA AL DESPERTAR (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora