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"Quién diría que quién me salvaría sería una persona cualquiera"

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"Quién diría que quién me salvaría sería una persona cualquiera"


Esa tarde fría, en la que la Luna estaba saliendo con ganas de oscurecer todo y volvernos nostálgicos a los grandes melancólicos. Tan solo presenciaba el áspero y cruel panorama de aquel cementerio, en el que se enterraría a la única persona que me entendía, la misma que nunca volvería a ver sonreír, ni escuchar su risa.

El único sonido era el agua resonando en los paraguas de plástico, que se mezclaba con el pesado momento, no quería llorar, odiaba llorar enfrente de esa gente, sabía que no eran como ella, ellos si me juzgarían.

Un brazo pasó por mi hombro intentando acunarme.

- La vida es muy dura, sabemos que le querías, pero hay que dejar marchar ya, ya es la hora - al escuchar aquella voz, me entraron más ganas de llorar, la persona a la que menos quería ver estaba aquí, a mi lado -

- Solo... Un momento más, déjame sola - le pedí tragándome las lágrimas, él no dijo nada y se alejó -

Seguí pensando en porque te tuvo que pasar a ti y no a mí, reprochándome las veces que no te presté suficiente atención, las veces que me necesitabas y no estuve ahí. Una lágrima salió sin previo aviso de uno de mis ojos, la seque rápido y respire hondo. Debía dejarte marchar aunque eso doliera. La peor herida es la que nunca se cierra.

Tome las fuerzas que había en mí, para acercarme y poner aquel ramo de orquídeas azules, que llevaba todo el día preparando, encima del ataúd. Poco después vi como empezaron a enterrarlo, y consigo mi corazón roto. En ese entonces prometí nunca dejar atrás nuestros recuerdos, nunca los olvidaría.

-Varios meses antes-

---Melanie Fawn---

- Mira ese, es hermoso - decía mi amiga admirando una prenda de ropa que poseía el maniquí -

- ¿Qué te he hecho yo para que me quieras vestir como una anciana de cien y tantos años? - pregunté sarcástica, mirando con repugnancia aquel vestido verde con flores bordadas de colores luminosos, tan luminosos que podría hasta usarlos de subrayador. Aparentaba ser un intento de ropa bohemia, un intento algo fallido.

- ¡Oye! No critiques así, a mi me parece bonito - dijo con aquella voz aguda que hacía para incordiar, mientras miraba los escaparates de otras tiendas. - dentro de poco es el evento y no tienes nada que ponerte, dame las gracias de que he venido a ayudarte, conociéndote irías incluso con el pijama.

- Que bien me conoces, para que arreglarme si ponga lo que me ponga no les va a gustar, van a sacar algo que criticar. Desearía no asistir - dije suspirando viendo hacia mis pies, para volver a mirarla, ella solo me miró con una sonrisa intentando consolarme, para volver su vista a las tiendas.

- Recuerdos -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora