"Mierda. Mierda y más mierda.
Gay y comunacha...que mierda se cree esa mocosa.
Entre esa...conserje y esa estúpida colegiala, no se quien tiene menos neuronas".
Angie caminaba con paso apurado por el pasillo, dando fuertes e inconscientes pisotones a raiz de su fogosa y explosiva furia que en ese momento emergía de sus profundidades como un oso meloso saliendo de su cueva.
El lado bueno era que, por más que su primera clase del día fuera toda una apática calamidad, ahora tenía como mínimo una hora de de descanso antes de seguir ejerciendo como docente.
En su recorrido, se cruzó con un hombre (más bien, TODO un hombre) bastante buen mozo. Angie más tarde se enteraría de que el personaje trabajaba como maestro de economía superior.
El maestro le indicó como llegar a la sala de profesores. Acto siguiente, no lo pensó dos veces y fue directo a su destino.
Entró a la sala. Estaba vacía.
Excelente.
Habían sillones y demás. Mesas y cajones también, como sería de esperar. Era grande y acogedora, y para rematar, una linda mesita con una máquina de café, un hervidor, galletas de granola y una pequeña caja con bolsitas de té la llamaba con su encantadora fragancia. Cogió un vaso, lo llenó de agua hirviendo y colocó en su interior una bolsita de té de melisa. Algo suave para calmar esos nervios y palpitantes venas.
Se explayó en el sillón, siempre manteniendo su postura de dama. Dió un profundo suspiro, bebió un tragó de té y cerró los ojos.
Por fin un poco de paz.
Un poco de paz que no logró alcanzar ni cinco segundos completos.
De pronto, la puerta de la sala se abrió de golpe, y por ella entró una...inesperada sorpresa.
Inesperada y desagradable.
-¿Que rayos haces aquí?-Exclamó la mujer que en la mañana dio paso a las desgracias del día.
No podía creerlo. Para Angie, la mala suerte definitivamente pasó de ser una superstición a una rutina.
-¿Que haces tú aquí?-Respondió Angie-¿Que acaso no deberías estar en la portería o limpiando excusados con la lengua?
Jo soltó una breve risa sarcástica.
-Divertida-Dijo-Creo que estarás sorprendida si te digo que soy profesora de historia, al igual que tú por lo que escuché.
-Dime que es una broma-Respondió Angie con genuina impresión.
-No, y te alegrará saber que en unos días tendremos reunión de departamento laboral...y se repetirá lo mismo cada Jueves del año.
Jo se dió media vuelta y salió por la puerta con paso decidido y una gran sonrisa plasmada en su cara.
Lo unico que quería Angie era que el día terminara.
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La Historia Entre Nosotras
RomanceCandencia. Ira. Euforia. Dolor. Cuatro palabras que resumen toda una historia de amor y odio. El colectivo homosexual se hace notar y a la vez se esconde en la secundaria para señoritas, Everhill. El romance y las aventuras entre dos alumnas es un...