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Katsuki saca algo de su bolso, su menor quien mira confundido para aceptar, es lo primero que hacen en cuanto llegan al edificio alto de una zona privada; había pedido el auto de su padre prestado para llevar a Shoto de vuelta. 

—Soba. — sonríe el de doble peculiaridad cuando puede observar el contenido. 

—Supuse que tendrías hambre. — dice tomando asiento al lado, recargándose sobre la pared y apreciando la sonrisa que se le ofrece. — Lamento el retraso.

—Está bien, Neito fue buena compañía por un rato pero necesitaba que Shinsou se lo llevase. Necesitan hablar. — responde para señalar detrás, donde la pareja seguro estaba hablando. — Escuche que no comiste por el apuro. 

—Puedo esperar. — contestar lo último le hace ganarse una negativa. — Todos quieren reunirse hoy, pero les dije que tenía algo importante. 

—¿Podemos compartir? No me gustaría que Mitsuki se moleste porque su hijo llega con hambre. — comenta avergonzado. — Aunque eso cuenta como un beso indirecto… 

Bakugo puede ver el rojo de la cara de Shoto aún si hay poca luz, una sonrisa se posa sobre sus labios que hace que el otro desvié la mirada. 

—Quiero hablarte de muchas cosas. — habla de nuevo el menor. — Me tomó un tiempo pensar en lo que eres para mi. 

El vuelco viene para Bakugo, en especial cuando de nuevo esos ojos no se apartan de los suyos; el miedo solo incrementa. 

—Me gustas mucho. — admite al fin dando una bonita sonrisa, tomando la mano con cuidado. — En verdad lo haces. 

Escucharlo era muy diferente a darte una idea, él corazón late desesperado y por la forma en cómo las manos de Shoto sudan puede deducir que él también está en las mismas. 

—Sin embargo hay algo, ¿No? — a pesar de la emoción del momento, siente tensión, la sonrisa era perfecta.

—Solo es algo. — susurra, Katsuki lo descubrió muy rápido. — Puedo ser algo lento, demasiado despistado y eso, pero quisiera que no pienses que te estoy viendo como un salvavidas. 

Era eso…

—Se que no me verías como un salvavidas, conseguirías uno mejor. — murmura un tanto molesto. — Yo…

Las palabras no salen, no se encuentra molesto más bien tiene esa duda de saber si acaso es suficiente para su menor. Shoto parece esperar pacientemente, aun si tiene un puchero en sus labios. 

—¿En verdad seré suficiente para ti? — pregunta al fin, está temblando por primera vez pero su mano es envuelta con delicadeza. — ¿Qué pasará si tienes expectativas de mi y no las cumplo? 

—Ponte a prueba, ¿Me ha molestado lo que has hecho en estas dos citas, tercera? — regresa la pregunta, deja en silencio a su mayor. — Tengo problemas de autoestima, no lo niego, pero no dudo en que estás dándome la mejor versión de ti, la más sincera y… Katsuki. 

Bakugo ni siquiera sabe en qué momento las lágrimas comenzaron a bajar, era verdad todos tienen un mal concepto de él y lo tenía merecido; pero no puede confiar y callarse, no cuando fue secuestrado de niño y dejado con marcas que se volvieron cicatrices de personas de las cuales llegó a confiar. 

—Siempre creí en ti, aún si tú no lo hacías. — prosigue Shoto limpiando con su mano libre la cara, con cuidado mientras da una sonrisa para subir el ánimo. — No te creas insuficiente solo porque el resto lo dice, mientras la gente adecuada crea en ti, nosotros, estaremos bien. 

—En verdad me gustas. — susurra Katsuki sincero, con todo el calor que pueda decir en palabras y cariño. 

—Y tú me gustas también. — Shoto asiente limpiando aún las lágrimas. — Mi explosivo Alfa sensible, quien logra enamorarme incluso cuando no soy consciente de todo. 

Estoy enamorado de ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora