Capítulo 17

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Carta de Chars a su padre

Imagino que aquí es donde te pido perdón, por todo cuanto mi presencia causó o pudo causar en tu perfecta e incorruptible vida, papá...

Hay un pequeño problema...
Tu vida estuvo lejos de ser perfecta o descubrí por casualidad, el día que me enteré me culpaste de haber hipotecado La Villa. Mi error fue pensar que, al tapar tu error, pudieras tal vez tener el cariño de mi padre.

Nada más lejos de la realidad, jamás me quisiste y no lo digo por qué tenga algún complejo, no. Lo digo porque lo sé porque lo escuché. Después hablaremos de eso, no quiero salirme de la línea.

Hablemos de La Hacienda, La Estrella, porque así se llamaba antes La Villa. Era más grande ¿Verdad Elliot? ¿Recuerdas como lograste obtener todos esos terrenos? ¿No? Bien, yo te haré un recuento. Sé que los años han causado estragos en tu memoria, tienes una memoria selectiva, solo recuerdas la época después de conseguir esos terrenos. De cuando te convertiste en el terrateniente, en el poderoso Elliot Fuenmayor Restrepo

Pero aquí estoy yo, dispuesto a recordarte de donde viene tu fortuna. Misma, que se hizo sal y agua, no por mí como lo hiciste creer. Bueno, tal vez, tuve algo que ver. Pero sin duda tu mala vida, también ayudó.

Dabas dinero, a pequeños campesinos a tu alrededor, para que cultivaran en sus terrenos. En época que sabías nada crecería, o cultivos que jamás progresarían por estas tierras. Eras considerado un hombre honorable, por lo que nadie ponía en duda tu buena fe. ¿Quién lo haría? Nadie, sin dudas.

El aval no era otro más que las escritura, de sus terreros. Como lo tenías planeado, los cultivos no progresaban. Así que... dabas más dinero, más, luego más, y mucho más.

Al final, perdían sus tierras, aquellos que no las perdieron, eran porque tenían hijas hermosas que, se convirtieron en partes de pago. Así nació "La Estrella".

Pero como nada dura para siempre y el tiempo es un juez tan sabio, bien dicen los ancianos, que le dan la razón a quien la tiene. Te hicieron perder, poco a poco, esas tierras. Con las amantes que ocultabas a mamá, aquellas a las que llevabas de vacaciones a diferentes ciudades. Mientras mamá, se quedaba en casa con nosotros. Quedando solo en tu poder La Villa.

Te podrás imaginar lo que me divertí al descubrirlo, no eras decente, jamás lo fuiste. Solo te arruinaste y gracias al buen Elliot recuperaste parte de tu pequeña fortuna. Tú fuiste la vergüenza del abuelo Eliot y yo fui tu vergüenza. Lo dijiste aquella vez, tendría yo en ese entonces unos Diez años. No podías tenerme cariño, por la maldad que veías en mí.

Solo imagina a un niño de esa edad conocer eso. No te haré culpable de todo lo que sucedió después, sin embargo, algo hicieron en mis esas palabras. Elliot era la estrella que guiaba tu vida hacia tu vejez. Lo comparaste con la misma que guio a los reyes hacia el hijo de Dios y yo, ¡Bah! Era la nube negra, la oveja descarriada, "La estrella Sombría"...

Me propuse que antes de morir, dejaría todo tal cual debía ser. Compre los terrenos que anteriormente llamaste La estrella y están a nombre de Elliot, mi buen hermano y amigo Elliot. El que soportó más de un golpe y azote, solo para no divulgarme. El mismo que creyó la historia, que era feliz con su chica y se hizo a un lado.

Si a mí tú hiciste malo, a Elliot lo hiciste débil. Incapaz de pelear por lo suyo, creció con la culpa de ser el favorito. Por lo que la única manera que tenía de limpiar su conciencia era, culpándose de lo que yo hacía. Pero ni así logró evitar odiarlo, hasta que llegó Ericka a mi vida. Me demostró que podía ser un buen hombre. Ella era un amuleto, pero llegó a mi vida con muchos problemas y murió por culpa de nuestra testarudez.

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