Solo había pasado una semana desde que pisó suelo coreano otra vez.
Una semana en la cual gracias a que su madre se había vuelto más comprensiva, se había salvado de tener que recibir a todas las personas que llegaban a visitarlo. No es que fuera alguna clase de asocial, o se considerara introvertido, para nada. Su personalidad "accesible" le ayudaba a ser lo lo suficientemente sociable.
A pesar de extraños sucesos que percibió en su estadía en Hawai, no se volvió un chico asustadizo o desconfiado de todo el mundo.
Simplemente quería un poco más de tiempo, antes de abrirse paso a la sociedad y comenzar a ser visto de aquí para allá, y que los medios empezarán a inventar chismes sin fundamentos. Quería prepararse mentalmente para aquello.
Estos días los había aprovechado para arreglar su habitación a su gusto, y pasar con su familia en un ambiente íntimo.
A pesar de haber estado lejos, él se había mantenido al tanto de lo que pasaba con las noblezas. Su familia solo le confirmó lo que ya había escuchado.
La nobleza blanca no estaba más en el poder. Esta sociedad había perdido muchos socios, los cuales decidieron regresar o unirse al lado "poderoso". La nobleza oscura, en especial la familia Park y los Jeon, habían logrado prácticamente deshacer todo el trabajo de su padre.
Los conglomerados de la nobleza oscura, día a día aumentaban sus acciones y el número de socios. Su familia como parte de la industria textil, más no de entretenimiento, se había mantenido al margen de todo lo mejor que pudo. No querían tener que tratar con los miembros de la nobleza oscura más de lo necesario.
¿Y qué era lo necesario?
En fiestas, reuniones u otros eventos de todas las "empresas amigas", eran considerados los únicos momentos en los que los Min podían estar bajo el mismo techo que ellos.
A Yoongi le parecía una muy buena decisión. Ya que sus industrias no se relacionaban entre sí, lo mejor era mantener la distancia más grande posible.
Pero, creía que era una exageración lo que su madre decía acerca de que aún en esas pocas veces que convivían, se sentía mucha tensión y un ambiente ahogador.
Él mismo lo comprobó una semana después, cuando por primera vez asistió a un evento de su conglomerado en honor al buen número de importaciones que habían hecho. Los Min y sus socios obviamente habían tenido que invitar a las familias de la nobleza oscura más "relevantes", para evitar rumores y guardar apariencias.
El ambiente fue tenso y si, muy ahogador. A pesar de la música y risas, no se sentía un ambiente feliz ni festivo. Murmullos y miradas inquisitivas habían por todos lados. Y por el hecho de ser su primera presentación a la sociedad, tuvo a miles de personas detrás de él todo el tiempo.
Una horrible experiencia.
Si las cosas hubieran seguido como cuando estaba vivo su padre, muy diferente fueran esa clase de eventos.
Esa vez ya había tenido suficiente.
Por eso, cuando su madre le dijo, que su mansión había sido escogida para la subasta mensual patrocinada por sus socios, los Jung, quienes también eran de la industria textilera, el decidió quedarse en su habitación. Su madre quizo refutar, pero Yoongi mantuvo con firmeza su no. Si preguntaban por él, ella les diría que estaba indispuesto y así de simple.Terminando su dibujo en el escritorio cerca de su ventana, Yoongi pasó parte de la tarde noche. Por suerte hasta su habitación no llegaba el ruido del salón donde se estaba llevando a cabo la subasta.
Su mayordomo lo había mantenido al tanto por pedido de él, como estaba yendo todo. En especial, cuando llegaron los Park y los Jeon, Yoongi fue avisado.
Apretó su lápiz y mordió su labio inferior. Su padre jamás hubiera permitido que alguien de la nobleza oscura pisara su casa. Pero comprendía a su madre, no había tenido más opción que adaptarse y seguir la corriente aunque sea en apariencia.
Tomó la caja de lápices de colores cobrizos y continuó con lo que hacía.
Totalmente ajeno a lo que su ausencia había causado en un miembro de la nobleza oscura.
Era la segunda vez, después de tanto tiempo que Jimin había entrado a la mansión Min. Pero, si habia cambiado en algo o no, no le importaba. Él solo ansiaba poder estar en el mismo lugar que Yoongi.
Porque con respecto al pesado ambiente que se sentía al convivir las dos noblezas, él se hacía de la vista ciega y oídos sordos. Ni a él ni a su conglomerado le afectaba.
Su buen humor había acabado, cuando escuchó por boca de la señora Yunjin que su hijo no estaría en el evento por estar "indispuesto".
"¿Indispuesto?" ¿Acaso su chico estaba enfermo? ¿Tenía otros planes que él no sabía?.
La señora Yunjin se rehusó a dar más detalles, y menos a miembros de la nobleza oscura.
A mitad de la subasta, no podía más con su inquietud y ansiedad. Se suponía que había asistido por ver a Yoongi.
Así que se levantó, y siendo muy observador hacia el personal, con un muy buen soborno y mucha cautela, dio con la habitación de Yoongi.
Estando detrás de su puerta, sentía su corazón latir errático. El verlo de lejos era una cosa, pero ahora solo lo tenía a unos cuantos pasos
No lo había tenido cerca, no lo había tocado, no había percibido su aroma desde que Yoongi era un pequeño niño.
Sus pantalones aún se apretaban al recordar aquella erótica imagen del pequeño Yoongi de 8 años, con su semen en su dulce boquita.
¿Cómo reaccionaría al verlo?
Jimin rió en sus adentros ante sus patéticos nervios. Él no esperaba que lo recordara, daba igual. Lo que importaba era el presente, y que ahora su Yoongi era todo un adulto al cual podía consumir por completo.
Así que sin más giró la perilla de la puerta, la cual estaba sin seguro.