Capítulo Dos

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Al día siguiente me desperté tarde para la rutina diaria del mundo y temprano para mi percepción espacio temporal de la realidad por culpa de los gritos de mi familia.

Observé el reloj de mi habitación, marcaba las 12:30 P.M.

Yo quería seguir durmiendo, pero mi madre seguía llamándome para que me levantara de la cama, no le hice caso, mis oídos estaban sordos para yo escuchar cualquier orden que exigiera mover algún músculo esquelético de mi cuerpo. Volteé mi cuerpo y puse mi cara en la almohada para seguir durmiendo. En ese momento no sabía que mi hermano mayor estaba en casa, él entró en mi habitación silenciosamente, levantó mi cama y comenzó a moverla como si estuviera temblando.

~ Ya, tarado, ya desperté -. Exclamé fuertemente contra la almohada.

~ Eso espero... papá y yo estamos preparando la parrilla, va a venir Ethan y su familia, báñate y vístete -. Volteé a verlo con cara de no querer hacer nada el día de hoy, encendió la luz de la habitación que deslumbró mi ojos -. ¿Dormiste con la ropa puesta? -. Preguntó con un tono voz ligeramente molesto.

~ ¿Qué? -. Me miré -. Me cago en todo -. Exclamé somnoliento.

Un segundo después comprendí que Fernanda venía a mi casa; me levanté rápidamente, y mientras preparaba la ropa antes de bañarme observé mi cuarto, y como era típico en ese entonces, completamente desordenado; el cobertor en el suelo, al igual que las almohadas todo gracias a mi hermano, además de algunas prendas de ropa, y los zapatos en lugares que no sabía como llegaron.

Ordené mi habitación, me bañé, sequé mi cuerpo y me vestí en tiempo récord para después ir a ayudar con la parrilla; cuando llegaron Ethan y su familia, solo me fijé en Fernanda; hermosa y radiante, el sol del verano hacía que su cabello rubio brillara intensamente.

Ese día llegó con una camisa cuadrilla manga corta de color violeta con franjas azules y una falda celeste, para mi era toda una princesa; ella se dirigió a la mesa con sus hermanas y mi madre mientras yo me quedé afuera conversando con mi padre, mi hermano, Ethan y Don Eduardo, el suegro de mi hermano que también lo habían invitado.

***

Luego de almorzar, Fernanda, Sarah y yo fuimos a mi habitación a matar el tiempo. Encendí mi consola y comenzamos a ver diferentes vídeos en YouTube.

Todo estuvo bien hasta que Sarah comenzó a colocar canciones de Taylor Swift, de ahí en adelante perdí todo el interés en la televisión y al parecer Fernanda también.

Como solo estaba la música que a Sarah le gustaba, empecé a mirar de reojo el rostro de Fernanda hasta que moví mi vista un instante hacía abajo y me fijé en sus pechos; ella me atrapó mirándola en ese instante, me miró sin alguna expresión visible en tu rostro, le miré algo nervioso y se acercó a mi oreja.

~ Y... ¿Te gustó lo de anoche? -. Susurró en mi oído rompiendo el tenso ambiente que se había creado.

~ ¿El beso? O... ¿Lo otro? -. Pregunté titubeante

~ Las dos cosas

~ El beso... me gustó... ¿Y a ti? -. "Dirá que no le gustó para nada, que yo beso horrible, lo sé", comencé a pensar.

~ Me gustó... estuvo suave, húmedo y muy apasionado -. Contestó algo apenada.

~ ¿De verdad?

~ Si... de verdad...

Cuando me dijo eso, noté que su rostro se puso un poco rojizo y eso hizo que se me soltara una pequeña risa nerviosa que al parecer a ella le gustó, porque me fijé que sonrió, agachó un poco la cabeza y me miró muy tiernamente.

Quedate Conmigo (Explícito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora