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Jeon Jungkook

Para el momento que llega la media tarde, mi casa está vacía y estoy en la oficina, editando mi monólogo.

La versión digital de mi persona mira fuera de la pantalla, pasando sus dedos a través de su cabello castaño oscuro y sonriendo mientras habla de Yurim.

—… siempre una fantasía nueva —dice mi versión en pantalla—. Hoy, quería fingir que nos acabábamos de conocer en un club de BDSM, y que era una nueva sumisa que tenía que domar, al principio suavemente, y después no tan suavemente. —El Jungkook de la pantalla continúa desarrollando la fantasía; siendo un Maestro experto en un club, la emoción de conocer a una sumisa nueva, la satisfacción de sentir a una extraña corriéndose sobre mi polla.

Por primera vez, de una manera muy real y concreta, deseo que la escena haya sido un espejo de mi monólogo. Normalmente, mis palabras complementan la escena, actúan como un adyuvante estimulante, y el sexo sigue siendo el principal placer para mí. Pero algo está apagado hoy, y cuando termino de editar la escena y guardarla, siento una sensación de nostalgia, una ligera punzada amarga de pérdida; ambas emociones tan repentinas e inesperadas que me siento en auténtico estado de shock una vez que me doy cuenta que son lo que estoy sintiendo.

Desde el momento en que Jisoo Kim envolvió sus labios alrededor de mi polla, supe que había encontrado mi vocación. Sabía que me encantaba follar, y lo que es más, sabía que me encantaba follar alrededor de otras personas. Nunca olvido mientras estoy filmando que miles de hombres y mujeres me verán en casa; las mujeres deseando que estuviera entre sus piernas en lugar de su vibrador, los hombres deseando ser yo, follando un coño dulce, una boca húmeda o un culo apretado. Y la idea de todo ese deseo y esos celos apuntados en mí, es más que excitante. Es una raison d’etre.

Entonces, ¿qué pasa hoy? ¿Por qué no tengo esa euforia post-escena? Quiero decir, por supuesto ha habido días en los que el sexo fue menos que mágico, donde sinceramente se sentía como trabajo, donde la chica y yo no podíamos conectar, o tal vez estaba cansado, desmotivado o lo que sea. Pero nunca me he sentido así. Nunca he sentido este vacío peculiar, esta decepción extraña, sobre todo no después de una escena tan increíble.

Entonces, ¿de qué estoy decepcionado?No tengo ni idea.

Doy vueltas en mi silla unas cuantas veces, frotando mis pies descalzos contra la alfombra mullida en el suelo de la oficina, la que compré aunque Lana la había odiado cuando la vimos en la tienda. Golpeteo mis dedos sobre mis rodillas, jugueteando con un clip en mi escritorio y finalmente, jodidamente frustrado, me levanto y salgo al ático que domina mi sala de estar.

Aparte de unas cuantas sillas bajas y las cascadas de sol dorado vertiéndose a través de los tragaluces, la habitación está vacía. Una sala vacía, en una casa vacía. Mentalmente, dirijo la escena a otra parte. Recuerdo el sonido de las patas de Prior arañando por los suelos de madera mientras trotaba alrededor de la casa buscando su juguete chillón. Recuerdo la música neo-punk que Lana ponía cada vez que estaba aquí, y recuerdo a Lana en sí, vestida con algo negro y ceñido, su teléfono encajado entre su cabeza y hombro a medida que mezclaba con un cucharón el contenido de una olla de repollo o algo igualmente repugnante en la estufa.

Por primera vez en tres meses, considero, realmente considero, que tal vez no estaba tan enamorado de Lana como lo estaba con la idea de tener una relación en primer lugar. Que no era ella a quien deseaba en esos días sombríos en la sala de cine o en el suelo de mi cocina, era esa vida. Esa vida con ruido, afecto y conexión.

La comprensión me golpea como un tren de carga, liberándome y aterrándome a la vez. Amaba a Lana, sé que lo hice, pero mucho de ese amor era porque ella estaba llenando un vacío en mi interior, un vacío que no había sabido que estaba allí hasta tres meses después de abrirse de golpe y dejarme vacío otra vez. Ella me dio una fantasía, la fantasía, y poco a poco empiezo a entender que es la fantasía en la que baso todas las que filmo para mis escenas.

La fantasía de estar enamorado.

Jesús.

Froto mi cara con mis manos, sintiéndome liberado y también sintiéndome patético. ¿Quién en esta ciudad egoísta, indulgente, falsa, podría adivinar que Jeon Jungkook tiene un centro de caramelo masticable? ¿Que bajo su fachada de me-follo-cualquier-cosa-que-se-mueva, hay un hombre que solo quiere amar a alguien? Es ridículo. Y malo para el negocio. Soy el tipo que piensa con su pene, no con su corazón, y tal vez mi marca es ser un poco de ambos, pero no puedo ceder a esta canción interna de banda de chicos. Tal vez los hombres como yo no llegan a tener amor. No la clase de amor profundo, real, crudo que quiero. Tenemos folladas casuales y amistades junto con la ocasional mamada bajo los efectos de las drogas y si realmente tenemos suerte, tal vez conozcamos a una chica cuya vida viajará por caminos paralelos al nuestro por un tiempo. Pero esos caminos siempre divergen, y luego nos quedamos solos. De nuevo.

Esta mierda del amor no es solo malo para los negocios, Jungkook, es malo para ti, me dice una voz. Y estoy de acuerdo.

Dejo que la imagen de mi vida con Lana desaparezca, hasta que vuelvo a estar una vez más en mi suelo, cada rincón, cada tabla y cada esquina del techo altísimo gritando el vacío en mi casa. Mis manos agarran más fuerte la repisa y después se aflojan mientras dejo ir los recuerdos de una vida con amor, dejo ir la fantasía.

Pero todo sigue dando vueltas en mi mente, retorciéndose libremente por allí como ropa en una secadora, enredados con los mensajes de Nari que sigo releyendo, enredándose con mi decepción extraña por mi escena con Yurim. Y todo ello enredado con la propuesta de negocio de Alexa, hasta que un pensamiento nuevo emerge, sin forma y sin previo aviso como lo son todas las ideas nuevas. Pero al momento en que mi mente se apodera de ella, no puedo dejarla ir.

Me quedo allí un momento más, parpadeando, y luego regreso corriendo a mi oficina para encontrar la tarjeta que Alexa me dio en su fiesta. Marco el número que hay en ella, aliviado al oír la voz de acento holandés que dice ¿Holla? después de solo dos repiques.

—Hanah —digo—. Soy Jungkook. Tengo una idea para mí y Lelie, y me gustaría hablarte de ella.

☪︎Al final de la historia, haré un apartado llamado "diccionario" en donde recopilaré aquellos términos o palabras las cuales no comprenden o tienen explicación

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Al final de la historia, haré un apartado llamado "diccionario" en donde recopilaré aquellos términos o palabras las cuales no comprenden o tienen explicación.

No escribo en esta historia aquí, pero era porque subía los capítulos sin revisarlos y ya, pero bueno, quiero saber que les está pareciendo porque también he visto que bien pocas comentan, es su momento de comentar. Lxs leo.

Lxs sarangheo

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