Los Señores Swan Nolan, habían sido personas con muchos recursos, tal vez no eran millonarios, pero tenían una situación muy buena. Pero algunas malas inversiones del Señor David, provocó que se quedaran en la calle.
La depresión y el alcohol, Mas una mala maniobra provocaron que el señor David, junto a su esposa, tuvieran un terrible accidente, ambos murieron, dejando sola en el mundo a su única hija Emma. Su único apoyo fue Robin de Locksley, Un viejo amigo de su padre, quien puso a Emma en el internado "Hood", un internado de mala calaña, donde era director.
Pero ser huérfana en un internado no es muy gratificante, Las burlas y malos tratos de los demás niños no se hacían esperar. Pero lo peor fue cuando los cambios de la adolescencia llegaron a su cuerpo. Emma se desarrolló muy rápidamente. Los cambios fueron notables, transformándola de una tierna niña a una hermosa adolescente.
Pero ser una chica atractiva, sin una familia en quien apoyarse o pedir asilo, no trae muy buenas consecuencias.Los chicos se dieron cuenta de sus virtudes y muchas veces intentaron enamorarla, pero Emma no aceptó jamás, solo tenía mente para sus escritos. Y esto provocó que los muchachos tomarán medidas drásticas que un ser de enorme corazón, siempre evitó. Ese ser que le permitió preservar su pureza y hasta en ocasiones, su vida.
Sin embargo, tras la partida de ese ser. Ella tuvo que buscar una forma para salir de ahí y lograr sus objetivos. Fue ahí donde el señor Mills apreció en pantalla.
Los gustos del Señor Mills por mujeres jóvenes, incluso adolescentes, eran conocidos por todos, incluso en el internado. Y en un arrebato de desesperación, ella misma se arrojo al diablo.
-Perdón señor, pero hay algo que me gustaría hablar con usted.
Henry se volvió y dedicó una sonrisa –Por supuesto querida ¿De qué se trata?-
-¿Me… me considera atractiva?- Emma estaba segura de que así era, de lo contrario no habría sido víctima de tantos ataques. Además Henry siempre la miraba de un modo especial. Si la respuesta era negativa, su plan se vendría abajo.
El señor Mills esbozó una tímida sonrisa. Examinó la boca de Emma y la línea de su mandíbula, y luego observo el resto de su cuerpo –Eres hermosa pequeña.
-¿Cree que… Que un hombre, alguien como usted… Cree que dentro de algunos años… Me refiero si un hombre como usted podría interesarse por una chica como yo?
El Señor Mills frunció el ceño –Hay muchos tipos de interés, Pequeña. Tú y yo… aun eres muy joven, pero no significa que no pueda considerarte atractiva. Creo que, dentro de unos años serás una mujer preciosa.
A Emma le dio un vuelco el corazón –Entonces, me preguntaba… He oído historias acerca de… acerca de las mujeres que tiene.
El frunció el ceño y le dedicó una mirada que ella no supo interpretar -¿Qué historias has oído querida?
-OH, nada malo Señor- Se apresuró a contestar Emma –Solo acerca de chicas… Que las trata muy bien y que les regala vestidos y cosas así.
-¿Que me estás preguntando exactamente?
-Tenía la esperanza que usted y yo tal vez, podríamos hacer una especie de trato.
-¿Qué trato?-
Emma lo dijo todo de un tirón, como si de pronto se hubiera roto una presa –Quiero ser una exitosa escritora Señor. Es lo que más quiero en el mundo. Pero para eso necesito mundo, necesito educación de verdad, la necesaria para conocer y entender el mundo y poder tener una oportunidad de publicar y que lo que hago sea apreciado. Y si usted pudiera enviarme a un colegio para adecuarme correctamente. Si yo pudiera acudir a alguna escuela y pudiera escribir, yo accedería a ser una de sus chicas- Emma observó como la mirada de sorpresa del Señor Mills se transformaba en una mirada especulativa, de un brillo pecaminoso, y sintió entonces los primeros indicios de temor.
-¿Quieres que pague tu educación? ¿Eso es lo que me estas pidiendo?
-Si, Señor.
-Y a cambio, estarás dispuesta a convertirte en mi amante.
Emma tragó saliva con dificultad –Exacto.
-¿Sabes lo que significan esas palabras?
A Emma se le enrojecieron las mejillas, pues sabía a la perfección que eso implicaba compartir la cama con aquel hombre. Lo que más la asustaba era hacer algo más, pero eso no le importaba. Estaba dispuesta a pagar lo que fuera necesario para abandonar ese horrible lugar y dejar atrás su penosa vida allí. –Creo que sí, Señor-
El hombre volvió a mirarla con detenimiento, examinándola de pies a cabeza con sus pálidos ojos azules. A Emma le dio la impresión de que el Señor Mills la estaba desnudando con la mente y sintió el ridículo impulso de cubrirse el cuerpo con los brazos. Pero en lugar de eso soporto el examen y alzó la barbilla.
-Es una proposición muy importante- Dijo él –Debemos tener en cuenta al Director del internado, por supuesto, pero conociéndolo estará feliz que recibas una educación al nivel que te mereces- Henry se agacho y tomo la barbilla de Emma, giro su rostro a un lado y a otro mientras la examinaba. Pasó un dedo por encima de los labios de Emma y luego asintió.
-Si, desde luego es una propuesta interesante. Pronto tendrás noticias mías, Emma. Hasta entonces, te aconsejo no hables con nadie sobre esto.
-Muy bien Señor, así lo haré- Emma observó como el hombre salía por la puerta principal del internado. El corazón de Emma latía deprisa y las palmas de sus manos estaban ligeramente húmedas.
Se puso nerviosa al pensar que su plan tal vez se convertiría en realidad.
Aunque eso representará vender su alma al mismísimo demonio.
~
Las copas de vodka y los recuerdos se le subieron a la cabeza. Emma no acostumbraba beber, pero tampoco a recordar su pasado.
-Lo único bueno, es que no tuve que acostarme con ese hombre- Comenzó a trabársele la lengua, le costaba hablar. Trató de pararse del sofá pero le vino un mareo y volvió a sentarse.
-Rayos, no fue bueno tomar tanto- rió abiertamente, bebiendo otra copa –Regina Mills: será a ti a quien deba pagar.
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Me alegra mucho la aceptación de está adaptación.
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Un pacto con el sucesor del diablo
RandomEmma Swan, una novelista que adora las apariencias, se autoregaló para su cumpleaños un obsequio que cambiará por completo su vida...