12. Las delicias del tártaro

903 104 4
                                    

A solas en el cuarto de huéspedes, Emma daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Rodeada por el silencio de la casa. Se esforzó por oír algún ruido en la oscuridad, un indicio de que Regina había regresado. Pero no hubo signo alguno.

Si tan solo hubiera salido con su chofer, no estaría tan preocupada.

Ninguno de los empleados parecía preocupado. –Así es la Señorita- Dijo simplemente Marco –Regresara cuando este mejor.

Pero ¿Y si le pasaba algo?,¿Y si estaba herida?, ¿Y si necesitaba ayuda?, ¿No había nadie que se preocupara por Regina?.

La preocupación la venció. Se levantó y fue al cuarto de la morena. Cuando llegó, se quedó mirando la cama. Al otro lado de la ventana se dejaba notar una tormenta que ocultó la luna y las estrellas. Comenzó a soplar un fuerte viento. Eran las 3 de la mañana.

No dejaba de pensar en Regina, ni en lo que había ocurrido entre ellas en su despacho. Si cerraba los ojos todavía podía sentir el calor de su cuerpo, las cálidas y dulces sensaciones que recorrían sus venas. El solo hecho de pensar en ello, hacía que Emma temblara del mismo modo que había temblado entre los brazos de Regina.

La experiencia había sido tan embriagadora que Emma había deseado que no terminara nunca y sabía que Regina tampoco habría querido que terminara. En realidad Emma estaba asombrada de que la morena se hubiera detenido cuando lo hizo ¿Por qué lo habrá hecho? Se preguntó.

Aunque en el fondo ya lo sabía. Regina había leído sus cartas durante muchos años, conocía sus pensamientos y sueños más profundos; tal vez la conocía mejor que nadie en el mundo. Regina quería hacerle el amor, pero sabía que haciéndolo arruinaría los sueños de Emma.

Regina a veces fingía ser una persona severa e indiferente, pero Emma no creía que lo fuera. La había visto con los niños, en la hacienda. Había defendido su nombre frente a August. Se comportaba de manera tierna cuando estaba con ella, además conocía los arreglos en Pro de sus empleados. Regina dijo que estaba haciéndolo porque incrementaban beneficios. Indudablemente el resultado final sería un éxito. Pero a Emma le resultaba difícil creer que Regina diera beneficios y prestaciones únicamente por negocios. La morena no era el demonio frío que ella creía que era. No era más que una mujer solitaria. 

Y por su culpa, por qué no confiaba en lo que podía ocurrir si se quedaba allí con ella, Regina estaba afuera y ella estaba preocupada y mucho más que eso. Emma se esforzó por evitar el dolor en el pecho, y por primera vez, admitió la verdad.

“Dios mío, estoy enamorada de ella”

Aquel pensamiento antes impensable, provocó que se le formara un nudo en la garganta ¿Cómo había ocurrido?, ¿Cuándo había ocurrido? Quizá fue la primera vez que miró más allá de aquellos fríos ojos  cafés para apreciar las turbulentas emociones que Regina ocultaba con tanto esmero. Tal vez, fue el momento en que comprobó que aquella falsa fachada no era más que un modo de ocultar la soledad y la desesperación que le había invadido tanto tiempo.

A Emma se le llenaron los ojos de lágrimas. Eran lágrimas por Regina, por la vida vacía que llevaba. Lagrimas por ella, por amar a una mujer que jamás llegaría a amarla. ¿Cómo podía haberse permitido enamorarse de una mujer que no conocía el significado de aquella palabra?

“Tal vez podía enseñárselo”

¿Pero era posible que una mujer como Regina aprendiera a amar? Y de ser así ¿era ella lo suficiente mujer para enseñarle? Pero aún ¿Tenía ella el coraje para intentarlo?

Tras un largo suspiro, decidió volver a su cama, por lo visto Regina no tenía intenciones de volver, y ella por su parte tenía mucho que pensar.

Cuando estaba por entrara a su cuarto escuchó algo. Centró su atención en pasos irregulares en la entrada. Algo cayó al suelo y Emma aprecio el sonido de una voz suave. Escucho unos pasos que ascendían por las escaleras, que recorrían el pasillo y luego desaparecían en el interior de la habitación del otro extremo del pasillo.

Un pacto con el sucesor del diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora