01. Mentiras sinceras

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—Christopher Bang —contesté al teléfono, sin tiempo ni paciencia. No caí en la cuenta de que era el número de Jaebum hasta después de decir mi nombre. Ya era mi vigésima llamada esta mañana.

—Sólo confirmaba el tiempo estimado de llegada para las 9:00 am.

Consulté mi reloj. Eran las 7:30 y ya llevaba demasiado tiempo despierto. Era un gran día, y podría tomarme un momento para respirar una vez que estuviéramos todos juntos.

—Sí, Jaebum. Estaré allí, gracias.

Hubo una breve pausa.

—¿Está Minho contigo?

—Voy a buscarlo ahora.

—Nos vemos allí.

Guardé mi teléfono e hice una última comprobación. Teléfono, cartera, pasaporte, billetes, llaves. Cogí mi equipaje de mano, cerré la puerta principal y bajé con la maleta hasta el vehículo que me esperaba. Ni siquiera había saludado al conductor cuando mi teléfono volvió a sonar, y volvió a sonar de camino a recoger a Minho.

Era organizado y eficiente, agresivamente. Es lo que me hacía bueno en mi trabajo.

Ser el manager personal de una de las mayores bandas de chicos del mundo era cada minuto de mi vida. Estos chicos no aceptaban segundas opciones para nada, y yo tampoco.

Y debo aclarar que, aunque se les clasificaba como un Boy Group, ya eran hombres. Puede que empezaran siendo jovencitos, sólo eran niños en el instituto cuando formaron su primer grupo. Pero ya tenían veintitrés años. Habían hecho pequeñas actuaciones locales, necesitando el permiso de sus padres para tocar en bares y clubes de Los Ángeles cuando eran menores de edad.

La historia de cómo el grupo llamado Stray kids llegó a lo grande era conocida.

Los 7 chicos surgieron de la nada. Una banda de garaje que cruzaba el pop con el rock y el rap, tocando en pequeños conciertos donde podían, cuando un conocido DJ de radio los vio y subió imágenes a sus redes sociales. JYP Entertainment, una de las mayores empresas de gestión de espectáculos de Estados Unidos, los fichó, y desde hacía cuatro años estaban en la cima de la música mundial.

Para el mundo exterior, estos chicos eran la historia de éxito definitiva. No tenían ni idea de lo que pasaba cuando se apagaban las luces.

Decir que yo era el manager personal de toda la banda tampoco era cierto. Asistente personal, manager, gerente. Era todo lo mismo. Pero no era sólo yo. Yo era uno de los tres. Jaebum , Jihyo y yo éramos los managers personales de Stray kids, en su conjunto. Mientras los tres managers cuidaban de los siete miembros de la banda, yo era, sin embargo, el manager personal no declarado de uno de ellos en particular.

El vocalista, rapero, bailarín principal, chico malo, Lee Minho.

Jaebum y Jihyo se encargaban de Hyunjin, Changbin, Felix, Jeongin, Jisung y Seungmin. Pero Minho era mío.

Bueno, no mío. Pero mío.

Dios, cómo deseaba que fuera mío...

En los últimos cuatro años, Minho y yo habíamos congeniado. Él no confiaba fácilmente, y por alguna razón había puesto su confianza en mí. Y la verdad era que necesitaba su propio manager personal más que los otros seis chicos.

Minho era la cara de Stray kids. Sin querer, pero la cara, no obstante.

Llevaba el peso de su reputación, su marca. Era al que acosaban, al que perseguían, al que seguían, el que aparecía en los titulares cada dos días.

𝓛𝓸𝓷𝓮𝓵𝔂 •° 𝙼𝚒𝚗𝚌𝚑𝚊𝚗 °•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora