𝓛𝓸𝓷𝓮𝓵𝔂 •° 𝙼𝚒𝚗𝚌𝚑𝚊𝚗 °•

09. Seguridad

Entré al gimnasio del hotel a las 5:30 am. No había dormido bien. Mi mente estaba llena de la mirada de reconocimiento en los ojos de Jisung, preguntándome qué iba a salir de eso.

Aunque sobre todo mi cabeza estaba llena de Minho.

Su cuerpo, su sonrisa, su sabor, su olor. La forma en que se movía debajo de mí, la forma en que se sentía. Cómo se inclinaba hacia mí, cómo respondía a mi tacto, a mi beso. La mirada de deseo en sus ojos, el deseo, la necesidad. Su cara cuando se corrió.

Sí, mi cabeza estaba llena de eso.

Así que hice algunas pesas, y cuando eso no me despejó la cabeza, me metí en la cinta de correr.

Matthew y algunos de sus chicos llegaron alrededor de las seis y media, y esa fue mi señal para salir. Para entonces ya estaba empapado de sudor, aunque mi cabeza seguía sin estar bien. Una ducha tampoco me arregló.

Consideré la posibilidad de masturbarme, pero eso sólo me trajo visiones de Minho cuando eran esas imágenes mentales las que intentaba eliminar.

Me vestí para el día, con unos vaqueros y una de mis camisetas, y pensé que unos cafés helados estaban en orden. Había un Starbucks unas puertas más abajo. Ya había estado allí antes sin incidentes, aunque esta vez los fotógrafos me hacían fotos. Más de lo habitual. Normalmente, una o dos no eran nada nuevo, pero esto era más que típico. ¿Tan temprano en la mañana?

Dios.

Y cuando esperé en Starbucks para hacer mi pedido -diez cafés helados tardaron unos minutos- me di cuenta de que había más paparazzi en la parte delantera de la tienda. Y había suficientes para que fuera un problema. Maldita sea. Con un suspiro de sufrimiento, envié un mensaje rápido a Matthew, pidiéndole que viniera a buscarme. Él y Taehyung entraron por las puertas no más de sesenta segundos después.

—Veo que te has ganado unos cuantos fans —dijo Matthew.

—Esto es absurdo —respondí. —Sólo estaba tomando un café. He hecho esto mil veces.

—Tuvimos que empujar a través de ellos. —Taehyung volvió a evaluar la vista del frente. —Ahora están bloqueando la acera.

Una vez hecho el pedido, se necesitó a Matthew y a Taehyung para hacerme pasar por el enjambre de fotógrafos. No ayudó que tuviera las manos ocupadas con dos portavasos, pero esto era ridículo.

Me llamaban por mi nombre —¡Christopher, Christopher!— intentando que les mirara, pero como haría Minho, mantuve la cabeza agachada y miré dónde ponía los pies.

Gritaban preguntas sobre Minho, sobre mí, sobre las entrevistas de ayer, sobre lo que había dicho Minho y sobre lo que iba a hacer la banda para el último concierto de Los Ángeles esta noche.

Lo ignoré todo y seguí a Matthew al vestíbulo del hotel mientras Taehyung le seguía de cerca.

La seguridad del hotel mantenía a los fotógrafos y reporteros fuera del hotel, y el silencio y el espacio para moverse fueron muy bienvenidos. No hablé hasta que estuvimos solos en el ascensor.

—Gracias, chicos.

—No hay problema —respondió Matthew.

—No entiendo cómo los chicos pueden lidiar con esa mierda regularmente —refunfuñé.

—Tú también lidias con ella, junto a ellos —dijo Taehyung.

—Pero eso va dirigido a ellos, no a mí.

—Hmm —dijo Matthew. —Puede que tengas que buscar un corredor para que te haga los recados. La próxima parada es Las Vegas, y no va a ser muy diferente que aquí.