Entre enredos y desgracias

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Yeonjun llegó exactamente dieciocho minutos tarde.

La poca esperanza que Soobin tenía desapareció junto a los primeros diez minutos de tardanza: Efectivamente, le valía un carajo.

El castaño, resignado y también malhumorado, se puso a terminar una de sus tareas mientras tanto, no podía permitirse perder más tiempo culpa del egoísmo del peliazul.

Cuando este por fin llegó, lo hizo con toda la paciencia del mundo. Como la puerta de la biblioteca estaba abierta y la mesa que había elegido Soobin estaba cerca de esta, justo el sitio que el castaño había elegido para sentarse le permitía tener una vista completa del extenso corredor que llevaba a la biblioteca, por ende, observó al peliazul caminando con toda la pachocha del mundo, con esa cara de malos amigos, con esos labios naturalmente abultados y caídos, con esos ojos alargados y felinos...

——¿Me estás escuchando?

La fuerza de la voz en la biblioteca sacó a Soobin de sus pensamientos. Parpadeó desconcertado. Luego vio a Yeonjun sentado en su delante con su mochila negra sobre sus piernas, con el mismo rostro molesto.

¿En qué momento Yeonjun había llegado y se había sentado? ¿Cuánto tiempo había estado hablando?

Sin saber cómo excusarse puesto que ni él mismo sabía el origen de su falta de atención, titubeó.

——¿Q-Qué?

El peliazul bufó aún más irritado, pero se aguantó las ganas de entornarle los ojos.

——Repito. ¿En serio?

——¿"En serio" qué?

——¿En serio tenías que ir a quejarte con Beomgyu como un niño? Te dije varias veces que estaba ocupado y que haríamos el informe luego ——se quejó irritado.

——Me dijiste eso una hora antes de que se entregara el primer informe.

Yeonbin abrió la boca y luego la cerró. Demonios, se le había pasado la hora. Bueno, en su defensa, creyó que era para la otra semana.

——Yo no sé tus horarios, debiste decirme eso antes.

Soobin intentó disimular su incredulidad, pero sus ojos se hicieron más grandes en cuestión de segundos de todas formas. No podía creer que estuviera hablando en serio.

Respira Soobin. La violencia no te llevará a ninguna lado.

Aunque para toda regla hay una excepción.

——¡¿Y acaso no lo hice?! Dios santo, ¡toda la malita semana estuve persiguiéndote como perro faldero por los pasillos para que me hicieras caso! No puedes estar hablando en serio ——bufó una risa. El enojo que empezó a sentir cobró la poca paciencia que le quedaba, dejando a flote a un chico que se olvidó por completo de los honoríficos ——¿Cómo eres siquiera real? ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Por tu culpa tuve que hacerlo todo yo, y como te conozco una mierda, tuve que inventarme tus respuestas, obviamente tu tutora se iba a dar cuenta que no soy tú, porque en la vida podría ser tan borde como lo eres tú. Le dije a Beomgyu, no porque quisiera ser "amiguitos" contigo, lo hice por salvar mi nota; esa porquería de informe vale cuatro puntos para la nota final, cosa que ya deberías saber, pero al parecer te importa una mierda también.

Ahora era Yeonjun quien tenía los ojos bien abiertos, no se movió ni un poco. Muy pocas personas lograban sacarlo de sus casillas, pero al parecer Soobin era el gran vencedor.

¿Quién se creía que era ese mocoso estúpido como para hablarle así?

——¿Ya acabaste de faltarme el respeto y de gritarme?

STUCK ON U [Soojun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora