Tercera Parte

2.6K 158 123
                                    


Wei Ying se despertó y parpadeó en la oscuridad, luego sonrió y apretó la cara contra el hombro desnudo sobre el que descansaba. Los recuerdos de la noche anterior llenaron su mente y Wei Ying se sonrojó, ferozmente feliz. Una mano se acercó y recorrió perezosamente su espalda con las yemas de los dedos; él se retorció por el ligero contacto.

"Buenos días", retumbó Lan Zhan desde abajo.

Wei Ying negó con la cabeza, sin dejar de sonreír. "Todavía no salió el sol, no es de día".

"Entonces, hola". Wei Ying podía saborear la diversión de Lan Zhan en el aire, en las agudas chispas de alegría en su aroma combinado, en la forma en que todo olía a ellos. Era embriagador, y Wei Ying se levantó sobre el codo y miró hacia abajo, la visión del pelo de Lan Zhan extendido en su almohada - la almohada de ellos - casi demasiado para soportarlo.

"Hola", dijo, estúpido por la felicidad, sin acabar de creer que esto fuera real. Pero lo era - fue presenciado, y Yanli había llorado - y ahora era Wei Wuxian, discípulo del Clan Lan, esposo de Lan Wangji.

La idea lo hizo temblar de placer. Esposo. Wei Ying se sentó bruscamente, pasando la pierna por encima de Lan Zhan y sentándose a horcajadas sobre su cintura, sonrojándose ante el deslizamiento de la piel sobre la piel. Estudió a Lan Zhan mientras el hombre posaba sus manos en las caderas de Wei Ying, sintiéndose nervioso, incómodo y decidido.

"Hola, esposo", saludó de nuevo, y la sonrisa que se dibujó en los labios de Lan Zhan fue suave e inesperada. "Sonreíste más en la última semana que en todo el tiempo que te conocí", comentó Wei Ying, pasando sus dedos ligeramente por los labios curvos.

"Vale la pena sonreír", respondió Lan Zhan, "esposo". Las manos se apretaron en su piel y Wei Ying captó un indicio de picardía en el aire antes de que lo hicieran girar sobre su espalda, Lan Zhan lo miraba con una dulce y suave sonrisa.

Wei Ying se rió y rodeó el cuello de Lan Zhan con los brazos, y luego tiró de él para darle un beso.

----------

Era un placer despertarse en mitad de la noche y ver a Lan Zhan dormido a su lado, con una respiración profunda y uniforme. Wei Ying lo observaba, el amor lo llenaba hasta que creyó que iba a estallar, hasta que lo abrumó y extendió una mano. Lan Zhan se movió inconscientemente bajo su contacto, y Wei Ying sonrió.

Dibujó patrones por las costillas de Lan Zhan, admirando el músculo liso y la piel de porcelana, trazando las yemas de los dedos sobre los firmes abdominales y hasta el hueco del ombligo de su esposo. Levantó la vista cuando los ojos de Lan Zhan parpadearon y su mano se detuvo.

"Vuelve a dormir", susurró Wei Ying, sin arrepentirse a pesar de haber sido él quien había despertado a su esposo. Lan Zhan alargó la mano y atrajo a Wei Ying contra él, ignorando su chillido de sorpresa, y lo rodeó con el brazo. Se quedó dormido rápidamente y Wei Ying se acomodó donde estaba, sin estar para nada descontento con su nueva posición.

Observó cómo las sombras se movían por la habitación desde donde estaba acostado, con los dedos incapaces de estar quietos. Wei Ying trazó el mapa de las costillas de Lan Zhan, alisó sus costados, exploró las hendiduras de las fuertes caderas. Wei Ying sintió que su rubor nunca se desvanecería, que simplemente andaría por ahí con las mejillas permanentemente teñidas de rosa por la alegría de esto.

Wei Ying se apartó y extendió la mano, abriendo la cortina de la ventana para que entrara la luz de la luna. El brazo de Lan Zhan se había desprendido de él y estaba estirado sobre la cama; Wei Ying se quedó mirando el espectáculo que ofrecía su esposo.

ImparableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora