El sonido de las máquinas de coser era lo único que se escuchaba en aquel salón de clase, las telas volaban y eran cosidas velozmente.
Era como una danza en el que las telas se movían al compás de la aguja que era movida por mis manos.
Desde pequeña siempre había amado esa danza con toda mi alma y mi corazón. Era algo hipnótico y siempre me habían felicitado por mi habilidad a la hora de hacer ropa.
Pero mi talento se veía opacado por aquel peli plata, Takashi Mitsuya el presidente del club de costura, jamás lo superaba era increíble a la hora de hacer cualquier tarea que incluyera aguja e hilo.
Por eso es que lo odiaba porque el solo lo ve como algo agradable, algo que hace bien, y para mi esto es en lo que quiero trabajar a lo que quiero dedicar mi alma y mi corazón.
¿Como es que un pandillero es tan habilidoso cosiendo? No lo entiendo.
Detuve la máquina de coser y retire el vestido que estaba cosiendo, lo había diseñado yo misma para el baile de invierno que tendría lugar dentro de una semana.
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Sonreí para mis adentros al ver como el dibujo en mi libreta de bocetos estaba tomando vida.
-Se ve muy bien, aunque creo que es demasiado elegante para un simple baile de invierno.
-Presidente, como se nota que usted no sabe de mujeres, portar un vestido elegante en un baile es el sueño de toda mujer.
-Pues yo conozco a muchas mujeres que no sueñan con ello.
-Siempre puede haber una excepción- dije elevando los hombros.
-Supongo.
-(Tn).
-¿Si?
-¿Tienes pareja para el baile?
-Si.
Iba a ir al baile junto a mi actual pareja Haru Chirasika (nombre inventado si quieren cambiarlo háganlo), llevábamos saliendo un mes era muy amable y simpático, lo único malo de el es de la escuela 3 por lo que nos cuesta vernos a lo largo del día, pero, siempre que acaba su práctica en el club de baloncesto antes que yo me recoge y me acompaña hasta casa.
Pero eso no evitará que venga al baile de invierno conmigo.
-Ya veo. ¿Con quién vas a ir?
-No es algo que esté obligada a decirle.
-Entiendo.
Se volvió a formar el silencio entre nosotros, que fue roto un par de minutos después por el sonido de mi celular.
Mire quién llamaba y sonreí ampliamente al ver que me llamaba Haru.