2. Junio 12

11 1 0
                                    

¡Hola, Iván!

¿Qué tal dormiste? Para serte sincera yo no dormí para nada bien, me siento muy agotada y sin ganas de hacer absolutamente nada. Me duele el cuerpo, sobretodo la espalda, más particularmente la parte de los hombros y el cuello. ¿Sabes que pienso que es? Muy probablemente el estrés y la depresión. Sí, Iván, sigo teniendo mis cuadros de depresión. Me hubiera gustado que ahorita que ya me animé a escribirte al fin esos problemas ya no existieran para que no te preocuparas, pero pues la realidad no es esa. A veces simplemente ya no quiero comer y sólo quiero dormir todo el día, quiero llorar todo el tiempo y ni siquiera me quiero levantar de la cama, cada vez me cuesta más trabajo mantener los ojos abiertos. Los problemas cada vez son más recurrentes y se me acaban las armas para poderlos afrontar. Mi único consuelo son las palabras que con amor me dedicaste aquella noche de mayo: "Te repito, yo sé que ahorita todo se siente peor y créeme que todo va a estar mejor, todo va a estar bien, tarde o temprano las cosas mejoran". ¿Sabes? No puedo creer que con esa simple frase haya podido sobrevivir hasta ahora. Créeme que trato de seguir adelante y batallar día con día para sentirme orgullosa de mí misma. Pero en fin, después de un pequeño momento de cansancio ya ni te terminé de preguntar: ¿Está bien tu abuelita?, ¿Ya no se pelean tanto?, ¿Sigues yendo a conciertos?, ¿Aún tienes los dos controles de Game Cube que compraste aquella vez por Mercado Libre para que nos pusiéramos a jugar? Tengo muchísimas preguntas, Iván... Ojalá pudieras contestármelas todas.

¿Sabes? Ayer por la noche que llegué a dormir me sentía muy cansada, tan cansada pero con muchísimas ganas de que me abrazaras para dormir. 

¿Aún te acuerdas de aquella vez que me invitaste a tu casa por primera vez y comenzamos a hablar un poco de todo para conocernos mejor, nos acostamos en tu cama y me abrazaste por la espalda mientras me susurrabas que era perfecta? Nunca en la vida había sentido un abrazo tan sincero como aquel que me diste. En ese momento me di cuenta de algo muy importante, que con un simple pero sincero y cálido abrazo tuyo podías unir cada pedacito roto en mí sin importar que el fragmento sea el más diminuto. Jamás me había sentido perfecta, de hecho, hasta la fecha no me siento perfecta para nada, pero ese día me hiciste sentirme así. Ojalá ese momento no hubiera terminado. Me di cuenta también de que valía totalmente la pena enamorarme de ti y no solamente usarte por despecho.

Esta es una parte muy importante que no pensaba mencionarte nunca: Al principio de conocernos sólo te quería por despecho. Sé que estuvo sumamente mal, no sabes lo mucho que me arrepiento de haber querido usarte para eso. Recuerdo que me sentía derrotada y cansada y que sólo quería pasar un buen rato para olvidarme de aquel chico que me había roto el corazón, ¿su nombre? No recuerdo si te lo dije o no... Sinceramente te he ocultado muchísimas cosas. Me pregunto si mientras lees esto ya te habrás dado una idea de las cosas que no te he dicho.

Juan es su nombre, yo te había mencionado que me daba miedo de que te llegaran chismes de que él y yo tuvimos algún tipo de relación, ya sabes a que tipo de relación me refiero. Me asustaba mucho que te enteraras que eran verdad cuando yo te había dicho que eran falsos. Cuando él me hizo a un lado fue cuando decidí conocer a alguien más, quería volcar todos esos sentimientos que tenía en mí hacia cualquier persona y fue justo en ese momento que te conocí. Recuerdo que me habían mandado a tu sucursal porque les faltaba personal y Martha que era mi jefa me mandó a mí. Yo tenía curiosidad de quien eras, ya que Martha había trabajado contigo y me habló de ti demasiado.  Quería ver si eras realmente tan buena persona como decía que eras. Ahora que estoy escribiendo esto me doy cuenta de que no estaba equivocada.

Era un 4 de mayo la primera vez que te ví. Tenía muchísima curiosidad de entrar a la tienda y ver quien rayos era Iván. Al ingresar lo primero que pude observar fueron a unos chicos de mantenimiento que estaban subiendo herramienta a una camioneta, uno de ellos se me acercó y me dijo que ya solamente estaban esperando a que yo llegara porque no te podían dejarte solo, mientras decían eso señalaban al fondo de la tienda y fue ahí en donde te conocí, estabas sentado en un sillón mecedora con un tapiz muy feo para mi gusto, era gris con bolitas moradas y negras, te estabas meciendo mientras veías tu celular, levantaste la mirada y yo sentí una confianza inmediata contigo, como si ya te conociera de otro lado... Como si fuéramos íntimos.

¿Curiosa sensación, no crees? 

Siento muchísima nostalgia al imaginarme todo eso, corazón. Creo que se me aplastaron las emociones hoy con ese recuerdo. Es momento de despedirme. Por favor come bien y a tus horas, lleva paraguas que aparentemente este mes va a llover muchísimo, yo tengo que ir a comprarme uno, lo haré saliendo del trabajo. Ponte el suéter. Por cierto, ayer vi una historia en tu perfil en Facebook, fue justamente de mayo y en los primeros días de ese mes, ¿será coincidencia? Vi que en la foto estabas en una parte de la estación en donde nos solíamos encontrar para pasar aunque sean 15 minutos uno a lado del otro, también me percaté que la canción en esa historia era: "No piensa en ti" de "El Inspector", ¿será que me dedicaste esa historia a mí o sólo estoy alucinando?, muero por decirte que te pienso todo el tiempo, no hay un momento del día en el que me pregunté como estás. Pienso de más en ti y eso está mal.

-Mar

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 12, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cartas al hombre que extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora