Capítulo III: Misterios, disgustos y obsequios

141 16 62
                                    


9:00 AM: Desayuna.

Louis despierta a las ocho de la mañana, encuentra en el armario ropa de la cual escoge un pantalón oscuro que le llega al ombligo, una camisa blanca que tiene unas mangas y cuello muy bonitos, además de unas botas cafés que perfectamente le quedan.

El Omega suspira de alivio por no ver de nuevo a esos odiosos vestidos.

Su habitación es agradable, tiene un baño propio con tina y como la casa tiene apariencia lujosa, no le sorprende que en el sitio donde ahora dormirá haya cosas igual de lujosas y con apariencia de la alta sociedad.

Su cama es grande, con unas cortinas de tela fina blanca con bordados dorados, el Omega admite que lo que más le encanta de los privilegios de pertenecer a la alta sociedad o tener los lujos de esta, es la de dormir en una cama que siente como una nube.

Una vez que se da un baño, se viste y cepilla su cabello con un peine precioso, frente a un espejo muy elegante. Ya listo, decide salir de su habitación.

Al salir de su cuarto, que está en el extremo derecho del pasillo, ve como Harry sale del cuarto con la X en la carta, el cual se encuentra del lado izquierdo del pasillo. Es decir, ambos cuartos dan cara a cara, logrando que los dos se observen.

— Eh, buenos días. —Louis decide romper el hielo, juntando sus manos frente a su abdomen y esperando alguna respuesta por parte del Alfa.

— Buenos días, Louis. —él saluda cortésmente, su cabello corto y rizado crea mechones pardos que decoran su frente, lleva una vestimenta no tan diferente a la del día de ayer, lo único que cambia es su chaleco que ahora es de un verde oscuro. También lleva en su mano anillada la carta que le quitó al menor ayer—. Antes que nada, disculpa si no tengo vestidos para ti, si no me equivoco los Omegas acaudalados siempre están luciendo sus mejores vestidos frente a todos los de su clase.

— ¡Oh! No te preocupes, de hecho no me gustan los vestidos, al menos no usarlos, son pesados y estorbosos. —sonríe un poco y le resta importancia al asunto con un ademán, realmente el ser de la alta sociedad se ha vuelto un martirio para él, así que preferiría olvidar de dónde proviene y sobretodo los detestables vestidos.

No culpa a Harry, evidentemente él no sabe todo por lo que ha pasado.

Si está aquí, es porque desea cambiar por completo su vida, porque quiere ser él mismo, quiere decidir por él mismo, quiere vivir su vida a su manera. No como otros se lo ordenen.

El rizado camina hasta él y se detiene a unos tres pasos de distancia entre ellos.

— Aquí tienes tu carta y... —Louis se sonroja inevitablemente cuando los ojos del mayor recorren su cuerpo de arriba hacia abajo, con su mano extendida ofreciéndole la dichosa carta—. Te queda muy bien esa ropa.

— Gracias. —él musita tomando el sobre y apartando la mirada rápidamente de los ojos del Alfa cuando se encuentran con los suyos.

Escucha a Harry reír levemente, para enseguida darle la espalda y dirigirse a las escaleras.

— Ven, ya pronto serán las nueve. —Harry le recuerda bajando las escaleras, logrando que su sonrojo se esfume y abra la carta.

La carta dice que debe desayunar, pero recordando la noche anterior, supone que él debe hacer su desayuno y el del Alfa.

Bueno, Louis prefiere estar aquí, así que no rechistará en cuanto a las reglas o indicaciones que debe cumplir durante su estadía en este sitio.






Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 20, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Moon HorseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora