Cría un lobo y obtendrás esposo

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Las ramas crujieron bajo los pies de Wen Chao, el carcaj golpeó contra su espalda de manera incómoda y pronto ya estaba harto de esa situación.

—Esta prohibido cazar en Gusu —murmuró entre dientes con burla— ya veremos la cara de Lan Wangji cuando le lleve sus conejos con una flecha en la cabeza listos para asarse.

Era el único motivo por el que había entrado a la montaña detrás de GusuLan. Quería demostrarle a Lan Wangji que él, Wen Chao, era quien tenía permitido romper todas las reglas y ver sobre el hombro. No Lan Wangji, cuya secta era tan ridícula y molesta como una uña encarnada.

Aún podía recordar cómo Lan Wangji lo detuvo, él había estado hablando con Wen Zhuliu sobre lo aburrido que eran las clases de Gusu y que solo quería ir a cazar, la idea se metió en su mente y tomo su espada, llendo directo al bosque. Lan Wangji había aparecido de la nada enfrente de el y dijo "está prohibido cazar en Gusu", con sus ojos dorados clavados en Wen Chao, ojos serios, sin una pinta de sentimiento, ni siquiera odio o desagrado, miro a Wen Chao como si estuviera aburrido, como si Wen Chao fuera alguien común o una simple mancha en su ropa blanca.

Eso era imposible. Wen chao debía inspirar miedo, respeto.

Lan Wangji debía aprender quién mandaba.

Por eso nada más tuvo la oportunidad, fue al bosque, emocionado por comprobar si los rumores de que Lan Wangji criaba conejos eran ciertos, podría volver con una buena parrillada y ver el horror en aquellos ojos dorados.

Lo disfrutaría mucho.

Pero ya llevaba mucho tiempo en los terrenos de GusuLan, incluso el sol empezaba a ocultarse, y aun no había visto ningún conejo o animal cerca, por eso cuando un pájaro trino ensima de su cabeza decidió que con eso bastaría, sacó una flecha sin cuidado y la puso en el arco, apuntando hacia arriba, se movió lentamente, con un ojo cerrado y el otro achicado para "ver mejor". El pájaro pronto volvío a píar y él se movió de inmediato en dirección del sonido, encontrando un pequeño polluelo azul en el borde de un nido, el animalito agitaba las alas con desesperación.

Wen Chao sonrió y soltó la flecha.

Un segundo después, un respandor plateado paso junto a su lado, casi cortando su oreja de un tajo. La espada viajo más rápido y golpeó su felcha, desviandola del camino y haciendo que se perdiera en el bosque.

—Esta prohibido cazar en... —la voz monótona de Lan Wangji se detuvo de pronto, pero Wen Chao no lo noto al rechinar los dientes.

—En los recesos de la nube, lo sé —se giro, para encontrar al segundo jade mirando la dirección donde se había ido la flecha. Wen chao escupió a sus pies— ¿Piensas castigar a un Wen?

Habló con arrogancia pero Lan Wangji no le dirigió una segunda mirada.