𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒

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En cuanto salí de la casa aceleré la velocidad, amaba hacer esto ver como los árboles se movían con rapidez, como pasaba algunos autos, podría decirse que llegué a la escuela haciendo un derrape, lo cual captó la atención de todos aquí, frené un poco y con una maniobra estacioné el auto y apagué el motor, cerré los ojos por unos momentos ante los pensamientos de todos ahí.

"¿Quién llegó?"

"¿Es nuevo?"

"Es hermosa"

"Tiene un lindo auto"

"Que presumida"

"¿Vendrá a nuestra escuela?"

Bloqueé mi don sabiendo que cuando baje los pensamientos serían peor y abrí mis ojos, miré por el retrovisor y vi la cara de Bella, sin duda era un poema ver como estaba tan sorprendida, sonreí, realmente parece no creer que estuviera yo aquí, abrí la puerta del auto y salí, si por solo el auto ya sentía miradas, ahora toda su atención estaba centrada en mí. Negué con la cabeza mientras suspiraba pesadamente, varios idiotas mirándome con cara de enamorados o pervertidos y otras con envidia, de cierta manera me alegraba haber bloqueado mi don, era algo realmente fastidioso tener que escuchar los pensamientos de todos y más si esos pensamientos no son para nada agradables, de haber estado los chicos aquí ya habrían dicho algo para que dejaran de mirarme.

Ignorando a todos mi mirada dio con la de Bella quien comenzaba a acercarse de manera nerviosa y con duda hasta que se detuvo dejando algo de distancia entre nosotras, pude notar que de sus mejillas ya corrían lágrimas, le sonreí haciendo que ella saliera de su shock.

Por alguna razón también comencé a sentir olores muy dulces e incluso sentí miradas penetrantes hacia mi persona, pero claramente las ignoré, ahora mismo quería concentrarme en mi pequeña hermana.

Bella: Por dios, ¿Enserio eres tú? ¿No es un sueño? —preguntó entre susurros que para mí fueron audibles.

Pude escuchar que su voz sonaba quebrada, tomé la iniciativa y comencé a acercarme a ella, claro bajo la atenta mirada de todos aquí, sin borrar mi sonrisa tomé su rostro con delicadeza y comencé a apartar las lágrimas que recorrían sus mejillas.

Danna: No es un sueño mi vida, aquí estoy —respondí de manera tierna observándola con cariño mientras besaba su frente.

Eso fue la que la sacó más de su trance y ella sin dudarlo, rápidamente se abalanzó sobre mi y me abrazó con todas sus fuerzas como si fuera a desaparecer, me dio ternura y a su vez me sentí culpable por haberla dejado tanto tiempo, escuché que comenzó a sollozar y con cariño acaricié su cabeza mientras correspondía su abrazo.

Bella: Dime que te quedarás, que ya no te irás —pidió llorando sin soltarme—. Yo, no soportaría verte ir de nuevo —admitió aferrándose un poco más a mí—. Quiero que estés aquí y no lejos.

Sin poderlo evitar sentí como mis ojos comenzaron a cristalizarse y abracé con un poco más de fuerza a mi hermanita, hacía tiempo que quería abrazarla, a veces odiaba solamente tener que hablar por llamada con ella, quería asegurarme que estuviera bien y ahora que puedo no pienso apartarme de su lado por nada del mundo.

Danna: No me iré a ningún lado, quiero que sepas que no pienso volverme a alejar de ti mi pequeña —respondí cálidamente depositando un beso en su cabeza—. Siempre estaré aquí contigo ¿Lo recuerdas?

Bella: Si lo recuerdo —se separó un poco de mí y me miró con una leve sonrisa con lágrimas recorriendo sus mejillas—. Me hiciste demasiada falta.

Danna: Tú también pequeña —sonreí mientras apartaba las lágrimas de sus mejillas con delicadeza—. No sabes cuanto deseaba volver y poder verlos, no era lo mismo estos 5 años sin ustedes.

Bella: Fue un poco difícil adaptarme sin tu compañía, pero me alegra que estes aquí —admitió sin borrar su sonrisa.

Ella volvió a abrazarme y fue que de nuevo sentí esas miradas penetrantes en mí todavía, miré hacia todos los lados intentando localizarlos, hasta que miré hacia mi costado y pude ver a 3 chicos y 2 chicas junto a sus autos, mi mirada conectó con la de ellos y fue que sentí como mis lazos me unían a ellos, ya no era la gravedad la que me sujetaba sino ellos... haría cualquier cosa, ser un amigo, un amante, un protector. Me sorprendí bastante, puesto que no me esperaba haber encontrado tan pronto a quienes serían mis compañeros de vida, pero tampoco me quejaba, hacía tiempo que quería encontrarlos.

Los miré mejor, una rubia alta muy hermosa que tenía una expresión sorprendida y seria en su rostro, a su lado estaba un fortachón de cabello negro que parecía un oso muy lindo con una expresión de niño pequeño emocionado, del otro lado estaba un rubio muy guapo con una expresión igual de sorpresa y seriedad en su rostro, le vi parecido con la rubia, el abrazaba a una chica hermosa de cabello negro y corto con pinta de duende con una gran y perfecta sonrisa, parecía igual de emocionada que el fortachón, por último se encontraba en medio de ambas parejas un chico de cabellos cobrizos muy guapo con una expresión más seria y confundida.

Aunque lo que captó más mi atención fue que los 5 tenían los ojos dorados... ellos también eran Vampiros, pude ver que ante mi mirada ellos suavizaron sus expresiones y me miraban ahora con ¿Cariño y amor? Como si fuera lo más preciado para ellos en ese momento. Me sonrieron e inconscientemente les devolví la sonrisa, me sentía más en casa ahora.

Bella: Danna —me habló haciendo que la mirara, nos separamos del abrazo—. ¿Entramos juntas? —me miró con un puchero haciendo que riera.

Danna: Claro que si pequeña —le sonreí mientras asentía.

Ella me abrazó del brazo y con ello al ver que ella se encontraba más tranquila, nos encaminamos juntas hacia la escuela, claro, con todos observándonos atentamente, a veces me pregunto qué tan metida es la gente aquí, supongo que al ser pueblo chico no tienen otra cosa más interesante.

𝐋𝐚 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐈𝐬𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐒𝐰𝐚𝐧 | 𝐋𝐨𝐬 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora