Transgresión || BounPrem || Omegaverse||

Capítulo 1: Introducción

Hola... esta es una novela un poco más atrevida que las otras, pero yo tengo dos reglas:  ni finales tristes ni erotismo sin contenido.  Habrá escenas más fuertes que en otras, los que hayan leído mis novelas no BounPrem saben de que hablo.
Os animo a pasar y disfrutar de la historia...

Al principio, era algo temporal.

Un modo fácil de ganar dinero.  Al fin y al cabo, por algún motivo la gente con la que hizo amistad en su primer año de Universidad eran todas de alto poder adquisitivo.

Eso le hacía recordar las palabras de sus padres, en la pequeña ciudad lejos de la capital que le atraía con sus luces, su barullo y sus promesas de una vida mejor.

-A veces, es mejor vivir cómodamente en un lugar pequeño que acabar viviendo casi en la pobreza en la capital.

Pero Boun era de natural ambicioso.  Podría jurar que había sido parido con ambición del vientre de su madre.

En el tradicional ambiente de aquella que apenas podía llamarse ciudad por cien habitantes más sin los cuales sería pueblo, la vida era tranquila y predecible.  Los matrimonios solían ser pactados entre las familias, y siempre entre hombre y mujer.  No les importaba que hubiera desequilibrios entre alfas y omegas.  Procuraban que fueran un alfa y un omega, pero también casaban a dos omegas entre ellos y había una cuota considerable de mujeres alfas solteras.  Su única salida era eso, casarse con otro alfa, lo cual estaba mal visto, o irse.

Boun no tenía ninguno de esos problemas.  Había nacido en una familia acomodada para lo que era su entorno.  Sus padres tenían un negocio de talla de figuras de escayola, mármol y cerámica.  Vendían a turistas pero también trabajaban la porcelana, lo cual acababa haciendo que en cada matrimonio la vajilla hubiese salido del negocio familiar.

Irse no había sido un capricho de juventud.  Desde niño supo que quería algo más.  Era un alfa y era atractivo, su familia estaba bien posicionada.

Pero él quería irse.  No sabía si para no volver, pero sentía que todo ese ambiente le asfixiaba como un corsé que le impidiese respirar con normalidad.

Así que un día tomó un autobús con destino Bangkok y una carta de aceptación en la Universidad para estudiar Finanzas y Derecho aplicado a la Economía.  Con ello aspiraba a poder ser funcionario del Estado.

Pronto se vio abrumado por la realidad.  Todo allí era más caro, más grande, más complicado. Era un insecto en una gran colmena y el dinero que había ahorrado se le iba en gastos como un cuarto, Internet, un ordenador de segunda mano...

Sus padres estaban increíblemente orgullosos de su hijo.  Todo el vecindario sabía que el hijo único de los de las vajillas lujosas había sido aceptado en la Universidad.  Sus padres le mandaban algo de dinero cada mes, y Boun no tenía valor para decirles que era muy escaso y apenas podía pagar su alojamiento con ese dinero.

Así que tocaba ganar dinero.  Intentó buscar trabajos como limpieza en restaurantes o cosas así, pero muchos buscaban lo mismo y él no era muy apto para esos trabajos.  Solía acabar rompiendo algo y siendo despedido.

Un día, cuando se iba con el poco dinero que había ganado en dos días de trabajo recogiendo mesas en un club el dueño le detuvo.

-Eres guapo y se nota que eres un niño consentido, pero de pueblo.  No sabes defenderte en la gran ciudad.  Aquí no todo se resuelve con una cara bonita.

-Encontraré el modo.

-Voy a darte un teléfono.  Es tu elección.  Si dices no, yo no sé nada.  Y si dices si tampoco.

Así fue como Boun comenzó a trabajar en la prostitución de lujo.  Para aquello su cara y su cuerpo era todo lo que necesitaba.  Tendría que fingir ser omega la mayor parte del tiempo, y aceptar que su pareja fuese hombre o mujer y aceptar él rol que le pidieran.

Eligió un alias y empezó a trabajar a espaldas de su mundo diurno, la Universidad.  Iba a pocas fiestas y pese a estar en tercero no tenía novio o novia conocida, lo cual causaba bromas de sus amigos, que le decían que no todo era estudiar.

Si supieran... el sabía muchísimo más de sexo que todos ellos.  Excepto dejarse recibir placer, pero no le importaba.

Cumplía fielmente todas las reglas.  Especialmente la de no implicarse emocionalmente con los clientes. No enamorarse o siquiera encariñarse.

Prem empezaba su segundo año de Universidad harto de ser el centro de las burlas y bromas de los típicos cool.  Él estaba centrado en sus estudios, agobiado por una madre soltera estricta que le había pedido que ya que vivían en la capital no se fuese de casa, pese a que su progenitor o progenitora biológico -su madre nunca hablaba de eso - les pasaba una generosa cantidad de dinero para que vivieran con comodidad.  Cuando empezó la Universidad ese dinero se incrementó y además un coche nuevo apareció ante su puerta.

Tras una agria discusión con su madre, logró que el incremento, considerable, fuese para el.  Hasta entonces ella había manejado todas sus finanzas.

En definitiva, era un omega bien educado, de madre de dudosa reputación pero con los bolsillos bien cubiertos, estudioso y con pocos amigos.  Su madre solia sabotear cualquier amistad, y casi ni podía salir de fiesta.

Sospechaba que bajo todo eso subyacía un miedo a estar sola, pero todo eso tenía que cambiar.

Habían ido a un campamento en una actividad, habían jugado a verdad o reto, y Prem aceptó jugar.  Cuando le preguntaron si era virgen y bebió rápidamente, las risas fueron generales.

Prem se retiró a dormir avergonzado y un poco mareado, pero no ebrio.  Nunca había llegado a beber demasiado por miedo a que su madre hiciese un drama.

Al día siguiente, decidió que ese año su virginidad iba a desaparecer.  Y tenía que ser con alguien de quien poder presumir.

Intentar encontrar pareja no funcionó.  Era demasiado tímido.

Entonces un amigo le habló de los servicios sexuales de alta categoría.

Prem decidió entonces darse un homenaje, perder la virginidad con alguien que le gustase de verdad.  Contacto con una agencia y pidió que fuese un hombre.  Alfa.  Especificó cómo le gustaría físicamente.

-Muy bien, el pago es por adelantado. 

Prem hizo la transferencia con la satisfacción de que iba a dejar de ser virgen y además como él deseaba.  Y sin necesidad de romanticismo.

Lo importante era no enamorarse.