-¿Estás bien?Prem se dio la vuelta en la cama. Le había dicho a su madre que había pasado la noche estudiando en casa de un amigo, había ido con ella al mercado dominical del barrio y luego se había excusado con que estaba muy cansado y tenía que estudiar para irse a su cuarto.
Estudiar. Como si eso fuera posible. Cada vez que se movía, notaba una punzada de dolor en su entrada. Y esa punzada le provocaba a continuación un ramalazo de placer.
Volvió a mirar la tarjeta. Su nombre y su teléfono. Podía tratar directamente con él sin agencias. Ahora era demasiado pronto, pero..
Luego recordó lo que había pagado por esa única noche. Había valido cada baht pero no podía disponer de esa cantidad cada semana.
Negó con la cabeza. Ya estaba pensando en verle con regularidad.
Incluso su madre se daría cuenta si faltase tanto dinero repentinamente en las cuentas.
Boun dedicó el resto del domingo a estudiar. Tenía un examen en unos días. Era bueno que la agencia no le hubiese presionado con clientes esos días.
Se preparó para ducharse y entonces llamo a sus padres. Les dijo que le iba muy bien. Las notas eran muy buenas, eso era cierto. Tenía algún amigo, también cierto, aunque no tantos como decía a sus padres. ¿Novia? Siempre se reía cuando le preguntaban.
-Nada serio.
Cortó la llamada y se dirigió a la ducha. Observó el agua caer durante un momento. Dejó el teléfono junto al lavabo. Lo abrió un momento. La figura de Prem dormido le hizo suspirar. La tenía encriptada, para proteger la intimidad del único cliente del que había hecho una fotografía alguna vez.
Se metió bajo el chorro, pensando. Nunca había tenido una relación seria, pero esos años experimentando con el sexo le habían servido para autodescubrirse y saber que los hombres le gustaban más. Una mentira más para el saco que tenía preparado para sus padres.
Se enjabonó y dejó que sus pensamientos vagasen. Algún día les compensaría, con un buen puesto de trabajo. En cuanto a formar una familia... eso no sabía.
Recordó vagamente la leyenda de que todo alfa tiene un omega predestinando. Que cuando se conocen, todo cambia para los dos. Actualmente pocos creían que eso fuera posible. La mayor parte de los matrimonios eran arreglados y suerte era si se llevaban bien y había algo de amor.
Pero eso de la predestinación... desde que estaba en Bangkok había visto un par de casos así.
¿Por qué pensaba en eso ahora?
La respuesta era absurda. Por Prem.
No era su omega. Daba igual lo que dijeran la ciencia y las leyendas. Había sido un cliente.
Cerró los ojos y recordó la noche anterior. Había hecho mucho más de lo que estaba por contrato. Porque había disfrutado muchísimo, como nunca antes, y no podía olvidar el olor de su piel.
Prem se sentó en la cama. Bajaría a cenar.
Se froto el cuello y suspiró. Se sentía extraño. Como si tuviese la cabeza llena de ruido blanco.
Y entonces su cuerpo se erizó por completo y sintió una excitacion increible. Su cuerpo se lo demostró con una erección inmediata. Entonces su mente se llenó de la imagen de Boun.
Boun no había podido resistirse. Su mano se resbalaba por el azulejo de la ducha mientras la otra estaba ocupada acariciando su miembro. Subía y bajaba la mano, acariciándose y soñando con Prem. Sentía como si estuvieran juntos...
Prem se encerró en el baño. No podía detener eso. Necesitaba dar salida a aquella necesidad.
Era como si Boun estuviese a su lado.
Boun se lavó, sintiéndose extraño. Vulnerable y a la vez culpable, como si no hubiese estado solo.
Era un capricho. Un buen amante tras muchos por obligación.
Se sentó en un taburete en el baño aún desnudo.
La predestinación no existía y menos para alguien como él.
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Transgresión || BounPrem || Omegaverse||
Hayran KurguEsta es la típica historia de chico conoce chico... pero pasada por la imaginación de esta autora y convertida en un cliché desestructurado. Esta historia es la de dos