Capítulo 6.

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NICOLÁS

Ya llevaba casi un mes en la escuela y ya me empezaba acostumbrar, los amigos de Liz siempre eran muy amigables conmigo.

— Liz, podrías convencer a tu papá de cambiar el uniforme-dijo Vanessa quejándose.

En realidad, a mí no me molestaba, pero en mis antiguas escuelas nunca lleve uniforme, solo llevaba para jugar baloncesto.

— Vane, sabes que yo no lo puedo convencer-respondió Liz.

— Pero si tú eres su hija.

— Lo sé, pero yo no puedo influir en ninguna decisión de él.

— Lo bueno es que el uniforme de porristas no está tan mal-Vanessa se volvió a quejar.

— Está mejor así, ya que si lleváramos ropa normal debería tener un outfit para todos los días y no me pueden ver el mismo outfit varias veces-respondió Carolina.

— Es cierto, además yo pienso que son bastante cómodos-comenté a lo que Liz me sonrió.

— Genial, alguien que por fin ve lo positivo de estos uniformes.

Entramos al salón, tocaba la clase de arte, al entrar nos formamos en la fila para que la maestra revisara la tarea que había encargado un día antes y mientras nos revisaba nos iba poniendo la asistencia, yo fui de los últimos en calificar.

— Nicolás, tu dibujo es una obra de arte, se ve que ya tienes experiencia-dijo la maestra mientras admiraba mi trabajo.

— Muchas gracias, maestra-le respondí y luego me fui a sentar, mi banco que estaba justo al lado del de Liz.

— Nicolás, te gustaría venir a mi casa el viernes?
-pregunto Liz.

— Suena genial que van a hacer.

— Mira nosotros normalmente nos juntamos los viernes en casa de alguno de nosotros y nos turnamos, entonces este viernes toca en casa de Liz-explicó carolina.

— ¿Qué dices, vienes? -preguntó Tom.

— Sería genial que fueras Nicolás-respondió Vanessa.

— Claro, estaría genial.

— Si y puedes llevar a tu hermano-comentó Liz.

— Suena genial.

La verdad es que nunca había ido alguna reunión, que no fueran con Peter, Dylan y Abi, realmente ellos me caían muy bien, pero no quería ilusionarme con la idea de hacer amigos para luego tener que despedirme de ellos.

— Chicos, el día de hoy vamos a volver a trabajar con carboncillo, me van a dibujar lo que ustedes quieran, aquí tenemos el ejemplo del señor Pereyra que supo usar excelente la técnica del carboncillo creando esta obra de arte-la maestra puso como ejemplo mi trabajo y después me lo entrego.

— Señorita Sáenz, aquí está su trabajo, tiene que practicar más con el carboncillo-dijo la maestra entregándole el trabajo a Liz.

— Uh te pusieron un 6,pregunta seria, ¿qué se supone que hiciste?

— Pues el canasto que nos pidió-Liz observaba su trabajo no muy feliz con su calificación.

— No sé cómo decirte esto, pero está horrible.

— Oye, no insultes así mi trabajo, sé que no nací con el talento de dibujar, pero por lo menos soy inteligente y saco 100-respondió justificando su falta de talento en el dibujo.

— Yo creo que debería ser bueno en todo, como yo, saco 100, soy bueno en todas las materias, sé dibujar, soy deportista.

— Sí, pero debe de haber algo en el que no seas nada bueno.

La Decisión del Amor✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora