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Era muy ridículo lo que pasaba en la cabeza de Chaeyoung.

Había pasado un mes desde que Jennie la defendía de todos los que la molestaban. Eso era extraño... demasiado extraño. Pero era lindo.

Sentía que, por primera vez, le agradaba a alguien, o algo por el estilo.

Sin embargo, ese sentimiento de agradecimiento no se sentía igual. Chaeyoung sentía que algo más fuerte se disfrazaba de ese tipo de pensamientos.

Sí. Demasiado ridículo.

O, al menos, eso pensaba ella al tener en mente que podía estar sintiendo algo por Jennie.

Porque, ni se conocían. Y Chaeyoung tenía muy en cuenta que la chica quizá solo lo hacía por lástima.

Por lástima... sí, eso debía ser, y de eso tenía que convencer a su mente de lo que trataba la situación.

No podía haber espacio para ese otro tipo de sentimientos.

Se sentó en el césped. Estaba en recreo y, probablemente, desde que sonó la campana, lo único que había hecho era pensar y re pensar sobre esa tontería.

Observó hacia el frente mientras le daba una mordida a su sándwich de jamón.

Pudo ver a Jennie hablando muy alegre con Lalisa Manoban, esa chica del equipo de animadoras. Lisa se acercó a ella -demasiado cerca- y besó a Jennie.

Observó su sándwich. Tal vez era mejor dejar de lado su comida; de repente no tenía hambre.

Se levantó, ignorante a todo lo que pasaba frente a ella y se alejó del lugar.

Solo son sentimientos tontos.

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Jennie había aceptado ir con Lisa. La tailandesa le había rogado, literalmente hablando, para que comiera con ella en ese recreo.

Todo era muy cómodo, tenía que admitirlo. Lisa era realmente agradable y tenían algunas cosas en común, así que podían hablar tranquilamente.

De pronto, miró al frente, sobre el hombro de Lalisa, pudo ver a cierta pelinegra sentándose en el pasto. Le pareció muy tierna comiendo.

Eso es extraño. Pensó Jennie, dándose cuenta de sus pensamientos. Sin embargo, sonrió bajando la mirada, cuando notó que Chaeyoung subía la cabeza.

— Unnie, usted es muy linda cuando sonríe. —Lisa interrumpió sus pensamientos.

Levantó la vista; ella le sonreía tímidamente. Jennie rió incómoda; ellas dos tenían historia y ser tan dulces no era algo común.

— No lo creo. Tú lo eres, sin embargo.

— Ay, Jen unnie. Acéptalo... —Lisa se acercó peligrosamente a ella. — Tu sonrisa es hermosa. —Jennie la miró con una sonrisa que bien pasaba por mueca y sin saber en qué momento había sucedido, los labios de Lisa ya estaban sobre los suyos, besándola.

Sorprendida, trató de alejar a la porrista; no lo logró. Vio por sobre su hombro de nuevo y pudo ver como Chaeyoung las miraba fijamente y a continuación se iba lejos de ellas.

Jennie empujó a Lisa con fuerza, no tanta como para lastimarla, pero sí para alejarla.

— Unnie, ¿qu-?

No pudo terminar: Jennie ya se había levantado y había corrido detrás de la pelinegra.

Trató de alcanzarla, pero no la encontró, hasta que buscó en la azotea de la escuela.

Chaeyoung estaba acostada en el suelo, viendo hacia el cielo. Se acercó con cuidado de no ser notada.

Esa chica era muy linda, Jennie lo admitía. No había tenido oportunidad de convivir con ella, pero había notada que era muy amigable y dulce, a pesar de toda la mierda que le tiraban los chicos de la escuela; ella no merecía eso.

Y sí, admitía que la había observado desde lejos, antes de defenderla aquel día en la sala de baile, ya había considerado acercarse; obviamente, antes había sido con otra intención. Pero hoy ya no era de esa manera.

Tal vez había cambiado mucho en este mes.

— Hola. —murmuró sentándose a su lado.

— ¿Eh? ¿Jennie? ¿Qué haces aquí? —Chaeyoung la miró confundida; hace minutos se había estado besando con Lisa y de repente aparecía a su lado. Era extraño.

— Si te soy sincera... ni yo sé.

— ¿Vino a observar el cielo, unnie?

Jennie rió en su interior; de verdad que era tierna. Negó.

Vengo a observarte a ti.

— No. Te vi viniendo para acá y quise acompañarte.

— Pero... —Jennie la miró con una ceja alzada. — Usted estaba muy ocupada para notarme...

— ¿De qué hablas?

— Bueno yo... —pareció dudarlo. — La vi besando a Lisa...

— Oh, sí eso...

— Puede ir si quiere estar con ella, unnie. Yo estoy bien sola.

Jennie la miró con una mueca. No podía creer lo que escuchaba.

Lisa era atractiva, sí. Se había acostado con ella unas cuantas veces, pero en un momento llegó a aburrirla. A pesar de eso, jamás la vio con otros ojos.

— Lisa y yo no somos nada.

— Oh... yo c-creí qué... —la menor bajó la mirada, avergonzada. Sin embargo, pareció aliviada. — Perdóneme, unnie.

— Está bien, Rosé. —sonrió. — Y deja de llamarme por "usted". Me hace sentir muuuuy mayor.

Chaeyoung tragó duro.

— ¿"Rosé"? —ignoró el pedido de Jennie.

— Uh... bueno... tu nombre neozelandés es "Roseanne", ¿no? Me pareció un lindo apodo...

— Sí. —sonrió levemente. — Es un apodo muy lindo... normalmente solo me dicen cosas feas.

Llámenla loca, pero estaba muy pendiente de las acciones corporales de la pelinegra. Ahora observaba el puchero que se formó en sus labios.

— Me gustas.

You Never Know ➜ Chaennie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora