。゚❁۪Capítulo 05 ུ °

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—¡Ah! ¡Auxilio!

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—¡Ah! ¡Auxilio!

Louis tenía el ceño fruncido, haciendo iluminar el azul de su mirada llena de su fiereza, mientras arrastraba de los cabellos al omega pelirrojo, no le importaba si este no podía sostenerse de sus pies o siquiera como este gritaba. Nada importaba en ese momento más que sacar a esa ramera de su nido y de su tienda.

¿Cómo se atrevía a poner su asqueroso cuerpo en su nido?

Louis sintió como su pecho ardió por aquello, cómo cada parte de su ser se molestaba por ver a otro omega en donde su alfa le había hecho su marca, lo había tomado, donde se suponía tendría sus cachorros. ¿Cómo era eso posible?

No le importaría si el omega estuviera desnudo y a merced de rasguños. A pasos firmes se dirigió hacia donde él se encontraba, no podía soportar el nudo que se había formado en su pecho y garganta.

Su nido.

—¡Ah! —Louis lo sacó de su tienda, tomándolo del cabello y jalando de él con la fuerza de un alfa y con la furia que solo un omega podía emitir. Soltaba gruñidos de a par mientras caminaba lento por los jalones del omega para soltarse, pero le fue imposible.

No dijo ni una sola palabra hasta ese momento donde su sirvienta vino.

—¡Yhar!

—Auxilio —sollozo el omega pelirrojo, siendo arrojado hacia las tierras de afuera.

La luna brillaba intensamente, mientras el omega ojiazul abofeteaba al omega en el suelo que como podía se cubría, mientras más servidores del omega del Yher, llegaban en salvación de este, sin imaginarse que era él quien era el que repartía los golpes.

—¡¿Cómo osas?! ¡En mi nido! —grito Louis, mientras la cólera le subía por su garganta. Quería matar a ese omega, quería hacerlo con todas sus fuerzas. —¡¿Entras desnudo a mi nido y no esperas un castigo?! ¡¿Eh?! —lo abofeteó nuevamente.

Las llamaradas en sus ojos y su pecho ardiendo, lo hacían más peligroso de lo que se veía.

Su rostro estaba rojo por la rabia.

Parecía una amenaza mientras tomaba nuevamente al omega pelirrojo de sus cabellos, levantando su rostro magullado.

Le gruño, haciéndolo estremecer como solo un omega furioso podía hacerlo.

—¡Louis!

Esa voz...

Los orbes zafiro de Louis soltaron espesas lágrimas, sintiéndose desprotegido, ofendido e insultado...

Necesitaba a su alfa.

Gimió. Soltando un desolador chillido. Haciendo tapar a los presentes sus orejas. Dolía, el chillido era tan agudo que lastimaba a cualquiera que lo oyera, haciendo actuar a su alfa inmediatamente.

El alfa ojiverde que había presenciado la escena de su omega golpeando a otro que por lo que veía no podía protegerse o rebatir los golpes.

Louis corrió hacia su pecho, abrazándolo y chillando con desesperación. Su pecho aún era un remolino de emociones por sentir a su omega.

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