2. Segundo Encuentro

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Kamijo entró en la ducha, las gotas de agua caliente empezaron a caer sobre su cuerpo desnudo, un intenso calor lo invadió, al cerrar los ojos la primera imagen que se le paso por la mente fue su rostro, el rostro de aquella mujer que le había provocado excitantes sensaciones, en menos tiempo de lo que había esperado su miembro se había puesto tan intensamente duro, que le dolía, rodeo su miembro con las manos y empezó a moverlas de arriba hacia abajo, como deseaba que ella estuviera allí, que la tuviera entre sus piernas y repasarle los dedos a lo largo de su cabellera mientras ella succionaba su erección, por supuesto eso no sería más placentero que sentir las paredes de su intimidad al embestirla.

"Elisa..."

Manteniendo esas imágenes en su cabeza, logró alcanzar el orgasmo, tenso sus caderas y se corrió, dejando escapar un intenso gemido entre sus labios, apoyándose en la pared a su espalda dejo pasar el momento, la sensación de placer le recorría todo cuerpo y sentía un poco de debilidad en las piernas, su miembro aún palpitaba debido a la estimulación causada. Respiro hondo mientras dejaba que el agua se llevara los rastros de su semen.

Sentía que ella era alguien que había despertado un erotismo salvaje en él, una mujer que suponía era de las pocas que con solo verla menear sus caderas le provocaba una tremenda excitación, súbitamente después de aquella noche, la deseaba con tal desespero que cada día sin ella era un suplicio, esa noche había decidido ir buscarla después de pasar tantas tratando de auto complacerse con tan solo imaginar aquel maravilloso momento. Cuando Kamijo recordaba ese momento, se excitaba tanto que sentía como si en sus venas recorriera fuego líquido.

Después de algunos días tratando de buscar más información sobre ella, logró ubicar la mansión de la condesa Elisa, una vez allí, llamo a la puerta, una mujer de cabellos color azabache, lo recibió.

- En que puedo ayudarlo- pregunto la mujer amablemente, con una sonrisa dibujada en su rostro.

- Los Condesa Elisa, busco a los condesa Elisa...- respondió Kamijo, se sentía nervioso, no podía soportar un minuto mas sin ella, sin su aroma, sin su piel.

- Dígame su nombre, por favor, Señor...- la sirvienta no cambió de expresión.

- Kamijo, infórmele que me urge verla- sentía la garganta seca, la mujer asintió y desapareció por el pasillo.

Cada segundo había sido una tortura, la sirvienta demoraba en regresar y Kamijo caía cada vez más en una profunda desesperación, en medio de la espera pudo sentir una esencia, que lo volvió loco, aquel aroma tan sensual lo envolvió, pudo distinguirlo, era ella. Busco el origen de aquel olor que provocaba una sensación tan afrodisíaca en el, camino alrededor del lugar, la mansión debía tener alrededor de unas 100 recamaras diferentes, pero Kamijo podía percibir claramente ese aroma en una específicamente, camino, encontró el balcón de la habitación, cuando logró alcanzar el sitio indicado, por medio del cristal de la puerta del lugar pudo apreciar la figura que tanto había deseado ver, reposaba en una gran cama forrada de terciopelo rojo.

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Habían sido demasiados días sin verlo y cada vez que Elisa lo recordaba se excitaba tanto que terminaba auto complaciéndose. Esa noche había sido una de esas tantas en las que había recordado aquel maravilloso momento que paso junto a ese hombre que no hacía más que hacerle desear intensamente que él estuviera a su lado sintiendo sus manos acariciar su cuerpo, no podía imaginar a otro que no sea él, recostada en medio de su gran cama, empezó a deslizar su mano por entre sus pechos y abdomen.

"Kamijo..."

Al llegar hasta su intimidad, empezó a acariciarla, lo único que llevaba puesta era un corset de color oscuro, así qué podía sentir una ligera corriente de viento frío, qué sacudía sus piernas descubiertas, con masajes circulares le daba estimulación a su clítoris, penetró 2 de sus dedos y gimió con fuerza.

Versuchung und Liebe (Lemon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora