1.Primer Encuentro

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Elisa se acerco a la puerta del camerino y llamo a la misma, enseguida escucho un "Pase por favor", una corriente eléctrica le recorrió la espina dorsal, ¿acaso estaba nerviosa?, esto lo había planeado con anterioridad, ¿porque se sentía de esa manera?, se acostaría con el, una noche y ya, tenia que concentrarse y continuar sin que él pudiera notar alteración alguna en ella. Cuando entró en el lugar encontró a Kamijo de pie, al lado de una pequeña mesa, en donde había dos copas y una botella de vino.

-Elisa... Mi querida Elisa, acércate, me alegra que hayas aceptado mi invitación- la voz de aquel hombre de ojos color marrón y cabellera castaña, ligeramente rizada, la hipnotizaba.

-No es nada Kamijo- el castaño le hizo señas para que se acercará y ella camino hacía él con un toque sensual, este le ofreció una copa de vino, Elisa la bebió de un solo trago, Kamijo tenia el objetivo de embriagarla pero lo que no sabía era que sería él quien terminaría en manos de ella.

Sus miradas chocaban rotundamente, se consumían el uno al otro, los intensos ojos color marrón de Kamijo miraban detalladamente a Elisa, este tuvo el impulso de repasar sus dedos por su labio inferior en un acto de completa seducción, la mujer sonrío y mostró sus colmillos, había considerado que era tiempo de actuar, terminaría rápido lo que había empezado. Al ver los caninos de Elisa la expresión de Kamijo cambio por completo, en un abrir y cerrar de ojos, estaba totalmente anonadado.

- Suponías acaso, mi queridísimo Kamijo, qué eras el único vampiro- la esbelta mujer sonrió maliciosamente- Estas muy equivocado...-Kamijo trato de acercarse a la seductora mujer pero con un ágil movimiento ella se coló al otro extremo de la gran habitación, lamentablemente el era un vampiro de rango medio.

-Existen vampiros con mas alto rango que tu y estas parado frente a una- se acercaba a él como una fiera acechado a su presa -¿Quieres ser mas fuerte?-Kamijo asintió de inmediato- Yo cumpliré ese deseó, quiero hacerte mío y a cambio tendrás el poder más grande de todos los vampiros- Una maestra vampiresa como Elisa, con madre y padre de sangre pura, era capaz de otorgar un poder casi igual al de ella misma.

La mirada llena de confusión de Kamijo adquirió un repentino brillo, alcanzo su muñeca y la atrajo hacia el rodeando su brazo alrededor de aquella delgada cintura, ella echo su cabeza hacía atrás dejando su cuello al descubierto, sus largos cabellos rojizos se agitaron en el aire. Kamijo, con la punta de su lengua repaso la tersa piel de su escote, un pequeño gemido se escapó de entre los carnosos y rosados labios de Elisa, estaba excitada, lo había deseado desde la primera vez que lo vio, el empezó a dar pequeños mordiscos, rozando la pálida piel de la vampiresa, las respiraciones de ambos se tornaron agitadas.

- Eres lo más hermoso que he visto, Elisa me encantaría pasar mi eternidad junto a ti- Las repentinas palabras expulsadas por los boca de Kamijo, hicieron que la mujer se detuviera repentinamente.

- Kamijo, eso es imposible, no soy alguien que mantenga una pareja mas de una noche, pasar una eternidad solo con una persona, es algo impensable para mi, esto es algo de una noche, no vuelvas a buscarme después de esto, porque no me encontrarás, por ahora disfrutemos de este momento- Kamijo iba a hablar pero Elisa no se lo permitió, empezó a acariciar los omóplatos del castaño deslizándose por su pecho y abdomen.

Elisa estaba acostumbrada a tomar el control, lo que hizo a continuación fue arrinconar a Kamijo contra la pared y con desespero empezar a arrebatarle las prendas, este se sorprendió, pero continuó realizando las misma acción, primero desato las cintas que mantenían el corset de la hermosa mujer, sujeto, paso sus manos a su la espalda y desabrocho el sujetador dejando los pechos al descubierto, estos eran redondos y de un tamaño normal, ni grandes, ni pequeños.

"Perfectos..."

Por su parte, Elisa desabotonaba la camisa de Kamijo, dejando al descubierto los bien formados pectorales del castaño, no dejo que el hombre hiciera mas que arrebatarle el corset, estaba tan deseosa de introducir el miembro del castaño en su boca, que sin previo aviso se arrodilló para alcanzarlo, aquella era una gran erección, los gemidos se escucharon en todo el lugar, resonaban, Elisa trabajaba hábilmente en la entrepierna de Kamijo, este cerro sus ojos con fuerza al sentir la húmeda lengua de la mujer rozar cada rincón de su erección, ¡por todos los demonios!, aquello lo hacía gritar de placer.

Los sonidos expulsados por la boca de Kamijo provocaban que Elisa quisiera introducir profundamente el miembro del hombre, aun mas en su boca, cuando por falta de aire lo sacaba, con sus manos no dejaba de masturbarlo y antes de introducirlo nuevamente lo lamia. Con los pechos libres tomaba entre ellos a ese fabulosa erección y bombeaba de arriba a abajo, la expresión de Kamijo no se comparaba con nada, cada toque, lo que sea que ella haga le hacia temblar de excitación. Ver a Kamijo de esa manera causaba que la intimidad de la pelirroja se humedezca y para él verla en esa posición le estaba provocando los espasmos previos al orgasmo.

- Ah...Voy a correrme...- exclamó Kamijo entre suspiros agitados, a Elisa aquello era lo que menos le importaba, quería saborearlo por completo, esa noche cumpliría todo lo que había deseado hacer con él, entonces y con el objetivo de que se corra en su boca, tomo nuevamente el miembro del castaño entre sus labios, moviéndose ágilmente.

Con un grito exasperado el hombre se corrió, el líquido blanco que Elisa no había podido tragar, se chorreaba por alrededor de su boca, después de que los leves temblores que claramente recorrían el cuerpo de Kamijo, debido a la estimulación causada, se detuvieran, él se agachó y lamió alrededor de los labios de la pelirroja, donde sus propio liquido se escurría y luego los unió para brindarle un realmente apasionado beso, donde sus lenguas se alinearon a la perfección, ella podía sentir el roce de aquellos colmillos en su lengua, esa sensación húmeda y la vez calida, provocaban que ambas partes formaran una exasperada danza. Se separaron solamente por la falta de aire dejado un fino hilo de saliva uniéndolos.

Elisa abrió sus piernas y levantó la falda que llevaba puesta, Kamijo observo gustoso su entrepierna, cubierta aun por el encaje de las bragas, enseguida empezó a acariciarla, metió su mano dentro y con su pulgar estimulaba el clítoris mientras penetraba con dos más, también se entretuvo en los perfectos pechos de la pelirroja, lamía con desespero sus pezones, la mujer empezó a gemir fuertemente, levantaba sus caderas, las movía al ritmo de las penetraciones de Kamijo con sus dedos, se sentía completamente exasperada, amaba esa sensación, era una adicta. Levantó sus brazos, pegándolos contra la pared, Kamijo bajo hasta su intimidad, entonces tomándola de las rodillas abrió sus piernas aún más, retiró la ropa interior y continuó con acariciar el interior de sus muslos, Kamijo se hundió en su entrepierna, hábilmente con su lengua empezó a juguetear con el clítoris, Elisa sentía que de todos lo que habían aplicado el sexo oral en ella, Kamijo destacaba, él tenia algo diferente a los demás, los movimientos con su lengua eran diestros, empezó a deslizarla y penetraba con la misma, la pelirroja estaba histérica, gritaba exasperada, las caricias en sus muslos complementaban, arqueando su espalda, llegó al orgasmo, se corrió, entonces sintió como Kamijo consumió sus jugos, el placer le recorría por todo el cuerpo, aún así estaba deseosa de sentirlo dentro.

- Te quiero dentro de mi...- exclamó la mujer con deseo, Kamijo sonrió y se abalanzó para besarla, sus besos eran tan apasionados como dulces.

El castaño tomó de las caderas a Elisa y de una sola embestida lo sintío, ella gritó y entonces Kamijo la levantó, chocaba contra la pared en sincronización con sus penetraciones, cada vez más profundas y rápidas, la mujer abrazó al hombre por el cuello, y empezó a lamer sus clavículas, mientras el continuaba con sus embestidas, llegó por segunda vez al orgasmo y lo sintío correrse dentro, levanto su rostro y sus cabellos se agitaron, cuando el grito final de ambos terminó, Elisa empezó con su parte del trato, sin previo aviso mordió el cuello de Kamijo, un débil gemido salio de entre los labios de él, mientras ella tomaba su sangre, podía sentía correr el líquido por sus venas y el se iba debilitando cada vez más, hasta que sin fuerzas se desvaneció, su mirada estaba perdida, ella tenía el control de la situación ahora, podía elegir entre dejarlo morir o vivir con un poder superior del que tenía, al final termino abriendo una herida en su muñeca, su sangre empezó a brotar de esta y se la dio de beber al hombre, este la tomo con desesperación, sus ojos se encendieron en carmesí y Elisa sonrío triunfante, se acercó al oído del castaño y susurro.

-Talvez podamos repetirlo alguna vez, me daría gusto volver a verte- aquellas palabras salieron de su boca sin pensar en que lo que acaba de decir en verdad se cumplirían.

Continuara...

Versuchung und Liebe (Lemon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora