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Desnudó su alma, esperando derramarse sobre ese Taemin desparramado en mil pedazos, para quitarle, al menos, un peso más de encima. Algo menos de lo que preocuparse, un corazón en el que confiar.

Besa primero la frente de Taemin, no una vez, ni dos, son tantas, como si intentara no dejar ni una parte de su piel sin recibir ese sentimiento que, en ese momento, lo desborda por completo. Escucha cómo Taemin susurra su nombre, como intentando detenerlo, a saber, con qué ideas rondando en su mente. Minho es fuerte, no se deja vencer por esas pequeñas manos que intentan empujarlo sin hacer el menor esfuerzo. Con un brazo sostiene el peso de su cuerpo y con la otra atrapa una de las manos pequeñas y besa los nudillos, para volver nuevamente a su tarea. Le besa en la sien, desciende a sus mejillas, besa los oídos haciéndole cosquillas y regresa a besarle la nariz con gusto, porque a Taemin siempre le pareció muy cursi. Al fin llega a su boca, le deja besos de mariposa antes de besar sobre sus párpados y recoger esas lágrimas que todavía se desbordan sobre la almohada.

Más abajo, un reguero de besitos, como el aleteo de una mariposa, tan delicado y efímero, sin la intención de ir más allá que... sólo besarle y amarle. Con besos de mariposa desciende por su cuello mientras Taemin se resiste un poco a que Minho le quite la camiseta de su pijama, pero los suaves besos hacen su trabajo y confía en él.

Adora besar sus clavículas, esta vez un poco menos prominentes, pero boleadas y bonitas como siempre, estremeciéndole en su tarea. Se come a besos esos hombros redondos tan fuertes como sus brazos que abarca sin miramientos, deleitándose con el cuerpo vibrante de su novio, que reacciona suspirando a su toque, a sus cálidos besos. Besa sus pequeñas manos, ahora no tan huesudas como de costumbre, y con los ojos cerrados se deleita en su suave toque, besando su palma cual devoto de su santo.

Recorre su pecho completo, ahora las costillas no son tan visibles y los besa con más ahínco, deja un reguero de besitos ridículamente sonoros hasta su ombligo, apoya la cabeza en su estómago, agradece el abrazo que Taemin le regala con cuidado presionándolo contra sí mismo desordenándole el cabello.

Por favor, déjame terminar, suplicó con la mirada a un Taemin que había dejado de llorar, que le miraba todavía con un triste mohín en sus labios.

Es tarea fácil deshacerse de los pantalones viejos del pijama con toda la experiencia que ganó en esos años de vivir con él, mientras jugaban y hacían el tonto.

Para Minho no fue indiferente la mirada llena de terror de Taemin, supo que estaba donde más tenía problemas. Sus muslos. Pero para Minho, casi fue como tocar el cielo mientras besaba el interior de cada uno de ellos, acariciándolos lánguidamente, deleitándose en sus rodillas ahora mucho más redondas, y sus pantorrillas tonificadas por tantos años de baile, besó con amor esos tobillos y sus pies que sufrieron tanto dolor en las prácticas y presentaciones.

No todo era malo, definitivamente, cuando Minho instintivamente comprende que jamás tuvo tiempo para besarle completo y hacerle saber que lo adora de ese modo.

—Eres tan bonito.

Taemin lloró.

Sus lágrimas cayeron de nueva cuenta, pero esta vez eran por los modos tan cursis de su novio de curarle, de limpiar cada herida, de tomar los retazos correctos de su alma y remendarlo con cariño. Recordó esa sensación cálida (que jamás creyó que volvería a experimentar) que sentía cada que veía a su abuela, sentada en su silla favorita, a la luz de un sol que calienta todo a su paso al medio día, remendando los viejos calcetines de su esposo e hijos con mucha paciencia y una sonrisa cálida dibujada en su cara arrugada; tan cotidiano y lleno de cariño, tan simple.

La sinceridad tintineando en los grandes ojos lacrimosos de un Minho sumamente enamorado, le hizo conmover de un modo que, sinceramente, jamás creyó que sería posible; no en ese mundo tan mierda en el que vivían.

—Permíteme amarte y disfrutarte.

Rogó Minho mientras abrazados, la materia de sus cuerpos sin forma, efímeros e infinitos se funden en un beso... un beso que lo recompone.

—Te amo, Minho; como no tienes idea.

Una noche angustiosa, quebrado, hastiado y enfermo, su pareja se deshizo en su cariño infinito, curando, con banditas que sacó de sus bolsillos mágicos y besos sinfín, lo que nadie más podría curar ni entender jamás.

Por largas horas, en el arrullo de los brazos de Minho, abrió su corazón y desnudó su alma; se mostró indefenso, temeroso, lleno de heridas, enredaderas y espinas que lo componen como lo que es, como un simple ser humano débil.

Esa misma madrugada, Taemin, lo sintió, cómo las promesas que parecen sólo tonterías; ese siempre, ese cuando me necesites terminaron por condensarse en una oleada de caricias y cariño que lo recompusieron con devoción.

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Para mi fue la salvación cuando las noticias tristes llegaban y mi mente volaba lejos, esperando que mi corazón pudiera encontrar consuelo en un corto y pequeño escrito lleno de cariño.

Como fan, sólo espero que los chicos siempre encuentren descanso y apoyo en su amistad y la gente que los ama.

Gracias por leer <3



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