Capítulo 29

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Gwaine tomó entre sus brazos a Aiken, acudiendo lo más rápido posible donde Gaius, mientras Merlín le seguía. Arturo escuchó el ruido desde la sala donde se llevaba a cabo la reunión de los caballeros, y decidió suspenderla, dirigiéndose hacia la habitación donde se suponía estaban los dos hechiceros, encontrándola totalmente destrozada, como si una explosión hubiese consumido el lugar. Alertado ante la situación, y sin encontrar a nadie, decidió recorrer los pasillos a gran velocidad.

Desde uno de ellos, logró avizorar al caballero sosteniendo al joven pelinegro entre sus brazos, seguido de Merlín, todos ingresando a la vivienda de Gaius. Sin ninguna otra alternativa en su mente, decidió ir al lugar y demandar saber qué era lo que sucedía. Especialmente preocupado por su hechicero.

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-É-él estaba a punto de realizar un hechizo simple... cuando... cuando-La voz de Merlín estaba entrecortada por la corrida y el nerviosismo. 

-Merlín, mi niño, voy a necesitar que te sientes y te calemes para que me expliques bien.-Gaius le pidió, indicándole que tomara asiento.

El joven asintió y accedió, tomando unas cuantas bocanadas de aire. Observó como Gwaine ubicaba sobre una silla con sumo cuidado a un desmayado Aiken. Aún respiraba, y eso era bueno.

-C-cuando pronunció las palabras del hechizo...-Merlín continuó un poco más relajado- un ruido repentino sacudió el lugar. Mi reacción fue protegernos de lo que fuera que viniese, por lo que invoqué una burbuja protectora. Fue la mejor opción, ya que una ráfaga de fuego arrasó con la habitación.

-Que suceso más extraño ¿Por qué haría eso Aiken?

-No creo que haya sido a propósito, Gaius, Mírelo, el suceso le dejó inconsciente, y no pronunció ninguna palabra extraña. Yo conocía el hechizo, no podría haber provocado eso.-Gaius le miró con conflicto en el rostro-¿Qué es, Gaius? ¿Qué piensa?

-Creo que su magia pudo haber sido interferida. Ha sido víctima de alguna magia maligna.

-¿Podemos comprobarlo? He leído en los libros que algo así se puede detectar, sólo debo usar mi magia para realizar una búsqueda. No es peligroso.

-Me parece correc-

Gaius no logró terminar la frase, ya que la puerta del lugar se abrió intempestivamente, haciendo que todos guiarán su atención al lugar. Era Arturo, quien respiraba agitadamente y tenía evidente preocupación en el rostro.

-¡MERLÍN!-Fue lo que dijo luego de analizar todo el lugar, y entro a pasos largos y rápidos hacia este cuando le vio.

Abrió sus brazos y le envolvió, soltando un suspiro profundo. Merlín le abrazó de vuelta, descansando su cabeza sobre el pecho del rubio.

-Estás bien.-murmuró más para sí mismo que para él otro.

-Sí, Arturo, estoy bien. Lo que pasó-

-No, no. Luego me cuentas, sólo...estás bien, es lo que importa.

Merlín comprendió lo asustado que debió de estar por su bienestar Arturo al oír el estruendo desde la habitación en que estaba con Aiken, y que en ese momento lo único que necesitaba era contención. Como la que también necesitaba él.

-Estoy bien.-Le afirmó, acercándole aún más a su cuerpo.

Gaius guardó silencio, y decidió ayudar a Gwaine a acomodar a Aiken en la cama, donde podría ser revisado de manera más exhaustiva.

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Aiken abrió sus ojos con pesadez, encontrándose con unos grandes orbes azules observándole con preocupación. Era Merlín, quien además, tenía sus manos posadas sobre su pecho, las cuales estaban iluminadas.

-¿Qué pasa?-Preguntó el pelinegro somnoliento e inquieto.

-Has sido víctima de un hechizo, el cual ha provocado que tus poderes tengan efectos adversos a gran escala. Dejándote debilitado de paso. Sospechamos que fue Morgana, y que por la magnitud de los hechos, su plan era destruirte por completo.-Habló Gaius sentado a su lado, quien estaba acompañado por Sir Gwaine, el que sostenía uno de su rostro con una mano de forma cuidadosa. Se sonrojó levemente, mientras que al mismo tiempo recuerdos de lo que había pasado comenzaron a llegar a su mente.

-¿Y qué hace Merlín?

-Está revirtiéndolo y aplicando un barrera energética de protección para que no te vuelva a afectar.

-Muchas gracias.-Susurró, y miró a Sir Gwaine, quien le miraba sonriendo.

-Todo estará bien.-Le aseguró el caballero-Merlín se encargará de curarte.

Aiken asintió, y con una de sus manos alcanzó la del caballero que sostenía su rostro, acariciándola suavemente y apegándose mas a ella, sintiendo el cariño en la conexión. 

-Has tenido suerte de que Merlín haya actuado rápido y los haya protegido a ambos.-Arturo estaba sentado en otro lado de la habitación, contemplando con interés lo que sucedía.-Todos hemos tenido suerte de lo poderoso y hábil que es.

Aiken dio un leve salto; no se había percatado de que el rey estaba en la habitación. No sabía como sentirse al respecto.

Merlín miró a Arturo y notó que le miraba con una sonrisa, a lo que le devolvió el gesto. Atesoraba los momentos en que Arturo demostraba aprecio por su magia.

-Ya casi termino.-Le dijo Merlín. Sus ojos brillaron en un amarillo intenso, dando paso a una luz dorada que cubrió todo el cuerpo de Aiken. Este último se aferró a Gwaine mediante su unión, y sintió como un calor invadió su pecho, para luego relajarse profundamente. Merlín se alejó y bajó sus manos.-Está hecho.

Aiken respiró profundamente, aún un poco aturdido. Soltó el agarre sobre Gwaine, e intentó sentarse, pero le costó, por lo que observó al caballero.

-¿Me ayudas?-Le preguntó con voz tímida.

-Por supuesto.-Gwaine apresuradamente le sostuvo por los hombres y la cintura para ayudarle a encontrar una posición más cómoda, y donde pudiese ver a todos.

-Gracias.-Le dijo, sin dejar que Gwaine dejara ir la mano sobre su cintura, porque se sentía débil, y porque se sentía protegido.

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Merlín caminaba junto a Arturo hacia la habitación del rey. Habían dejado a Aiken bajo el cuidado de Gaius, quien le inspeccionaría en búsqueda de efectos adversos, y le prohibió practicar magia por un tiempo. También quedó Gwaine para su protección, en caso de cualquier cosa. Aunque no parecía que el joven quisiese dejar ir al caballero, y viceversa.

Arturo sujeto su mano, suspirando.

-Tuve mucho miedo cuando vi la habitación destruida.

-Estoy bien.-Le repitió Merlín.

-Lo se, es solo que... la idea de...-

-Arturo.-Merlín le hizo parar, y sujeto su rostro entre sus manos.-Entiendo. Si fuese al revés, probablemente sentiría mi mundo caer a mi alrededor. Entiendo perfectamente.

Arturo afirmó con la cabeza, y agarró uno de sus brazos, dando los últimos pasos hacía su habitación, abriendo la puerta y cerrando tras ellos una vez que estuvieron dentro.

Tomo entre sus brazos a Merlín y le besó con todo el amor que contenía en su interior, siendo reciprocado por el otro. Merlín acariciaba el pelo de Arturo con una mano, y recorría su espalda con la otra. Esto era lo que el llamaría un momento perfecto.






Protegerte / MerthurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora