Subiendo esa colina

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Había parpadeado una vez, lo había intentado por una segunda vez apretando los ojos con algo más de fuerza en ese nuevo intento, Will inclinaba su cabeza hacía atrás tratando de que sus vías respiratorias tuvieran un mejor acceso al flujo del aire o al menos pensaba que ese era el efecto que tenía aquella acción, pero sus intentos no daban tan buenos resultados sólo podía escuchar el aumento de su respiración, los ronquidos de Jonathan y los extraños ruidos que hacía Argyle al dormir en aquella oscura noche en medio del desierto. La charla con Mike aún se mantenía en su cabeza, la imagen del cadáver del oficial que habían enterrado seguía plasmada en su retina, tal vez podía seguir con naturalidad el flujo de las cosas y no entrar en un momento de crisis como lo tuvo el amigo de su hermano en aquel momento, pero esa calma en la que llevaba sumergido duraba hasta que la adrenalina que soltaba su cuerpo ante el peligro se agotara.

Luego de aquello solo volvían a él todos esos pensamientos que no terminaba por verbalizar.

Y uno de ellos era ese que llevaba en su conciencia desde antes de irse de Hawkins, o que al menos al sentarse a analizarlo detenidamente había descubierto que comenzó antes de la muerte de Billy y que Once hubiese perdidos sus poderes.

Will volvía a hacer el intento respirar con normalidad con los mismos resultados anteriores (nulos), la oscuridad no era un buen aliado para conciliar el sueño, lo había dejado de ser del todo desde la primera vez que pisó "el otro lado" en el que sólo la esperanza de volver a ver a su familia y amigos lo mantuvieron con vida.

El castaño giraba su cuerpo intentado hacer el menor ruido buscando en el proceso alguna manera de encajar lo más cómodo que fuese posible en el frío piso de la camioneta de pizzas pero al girar su rostro alcanzaba a divisar la silueta de su mejor amigo. El sonido del palpitar de su corazón volvía posicionarse en sus tímpanos cómo una melodía, alguna especie de marcha fúnebre trataba de recalcarle su mente el saber qué significaba ese retumbar al ver a Mike, Will lo sabía desde hace un tiempo lo había interiorizado hace ya unos meses atrás, casi la misma cantidad de tiempo que le había tomado darse cuenta para quien pintaba y que sentimientos iban plasmados en cada pincelada que daba en el lienzo.

El espacio de la camioneta se sentía aún más pequeño, el frío de la noche le calaba aún más los huesos, la ausencia de su madre se hacía más presenta que nunca, ya no tenía a quien recurrir en ese momento, o bien si tenía pero no eran los más adecuados, Jonathan cada vez lucía más perdido en algún otro plano al igual que Argyle y entablar una conversación entorno a sus emociones no le parecía del todo atractivo cuando estaba completamente seguro que él sería quien iba a tener que encaminar toda la conversación y hasta quizás tendría que terminar consolando él a su hermano con sus problemas aún no resueltos que Will sabía que llevaba tiempo teniendo con Nancy.

Otro suspiro largo se deslizó entre sus labios frente a la otra opción que tenía pero que tampoco servía, no cuando parte de aquella conversación debía ser omitida por ser el chico de cabellos negros y esponjados uno de los causantes. Will se sentía jodido, perdido, hecho una maraña de preocupaciones que el resto no parecía importarles del todo al no ser ya la primera vez que lidiaban con ello, y la lista era larga, su madre junto a Murray en un viaje de negocios sin poder comunicarse con ellos, sin poder contar con la ayuda de sus amigos al verse perseguidos por aquel grupo que buscaba a Once y si ellos estaban bien o estarían preocupados al no poder contactarlos en el tiempo que había pasado y en la cúspide de todo eso estaba ella, Once, Jane, de la cual no sabían el paradero exacto, por la cual el rostro de preocupación de Mike no se iba.

Todo había salido mal desde el arribó de su amigo si podía recordarlo, aquel incomodo abrazo, su pequeña discusión con él al enterarse de las mentiras de Ce, aquellas palabras de Mike haciéndole entender que el castaño no se merecía lo que le había dicho, aquella pesadez en la base de su garganta como un llanto ahogado o las palabras que no podía decir intentando salir por sus cuerdas vocales.

Subiendo esa colina (Byler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora