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POV CALLE

Cuando llegamos a casa, hay docenas de coches de lujo estacionados frente a mi casa.

Me asusta la visión, segura de que estoy viendo cosas.

Hay jugadores de fútbol en chándal mezclados en mi porche. Hay música a todo volumen en una ventana del tercer piso. Un repartidor de pizzas está equilibrando al menos diez pizzas en sus manos mientras el entrenador cuenta el dinero de su cartera para pagar. ¿Qué está pasando aquí?

Mi plan era esperar a que Poché y yo estuviéramos sentadas en la entrada de mi casa para decírselo... No quiero que seamos temporales. No estoy segura de cómo se siente el amor, pero creo... sí, creo que lo estoy de ella.

Definitivamente de ella. Al cien por cien.

Mi pulso está desbocado y no puedo dejar de mirar su increíble mandíbula y sus ojos. Tiene los ojos más amables. Conmovedores y dulces. A menos que esté encima de mí... y entonces, esos ojos son mucho más ahumados. Con párpados pesados y posesivos. Me encantan en ambos sentidos. Ahora mismo, mis piernas están deseando volver a rodear su cintura. Quiero besarla. Quiero sus manos sobre mi piel y quiero pasar un millón de años en la cama con esta mujer, siendo tonta y contándole todos mis secretos. Aprender todos los suyos. No quiero que esto termine.

Si hubiera tenido alguna experiencia con alguna otra persona, quizá habría sabido desde el principio que esta mujer iba a ser más importante para mí que cualquier otro. Los sentimientos que me inspiraba eran desconocidos, pero ya no lo son. Ahora puedo ver que la amé casi inmediatamente. Sentí a mi alma gemela. Y ahora me arrepiento de nuestro acuerdo. No quiero que me deje embarazada y que termine ahí nuestra asociación. No. Es impensable.

¿Pero ella siente lo mismo?

¿Y si no lo hace?

¿Cómo puedo esperar que una mujer -tan perfecta y maravillosa como ella- se lance a la paternidad con alguien a quien conoce desde hace tan poco tiempo? Según las películas y los programas de televisión más populares, a menudo hay que arrastrar a algunos a este tipo de acuerdos. ¿Y si no está interesada? ¿Cómo voy a sobrevivir a la angustia?

Miro a Poché, que está sentada en el asiento del conductor, y me sorprende que me mire fijamente, mordiéndose el interior de la mejilla. Su pecho sube y baja rápidamente. ¿En qué está pensando? No tengo la oportunidad de averiguarlo antes de que se sacuda, desapareciendo la línea del entrecejo. -Dijiste que querías llenar esta casa de gente. - Asiente ante el caos que se está produciendo en mi entrada. -Así que organicé una fiesta. Espero que no te importe.

Cuando sus palabras se hacen sentir, un sonido a medio camino entre una risa y un sollozo sale de mi boca, mis manos vuelan hacia arriba y presionan mis mejillas. El amor, tan denso que apenas puedo respirar a su alrededor, inunda mi pecho, mi centro. Todo para mí. Todo para ella. - ¿Tú... lo hiciste?- El dorso de los ojos me arde, junto con la punta de la nariz. - ¿Cuándo?

-Envié unos cuantos mensajes al salir del estadio. Lo siento, se suponía que debían quedarse afuera. Parece que alguien ha encontrado tu llave de repuesto.

-No me importa. - susurro, asombrada.

-Deberías saber... - Una línea salta en su mejilla. -He amenazado con asesinar a cualquiera que decida que está siendo demasiado amistoso contigo. Por si acaso te preguntas por qué un grupo de atletas malhablados se comportan como caballeros educados.

Mi risa me atrapa desprevenida. Nunca me había oído reír así.

Poché traga saliva, y su mano se convierte en un puño sobre el volante. -Ese tiene que ser el sonido más increíble del planeta.

MI JEFA (GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora