« Irte a una universidad al otro lado del mundo no suena como algo que quieras hacer. No es un precio justo. Aparte, no les debes algo así a ellos. Ya saben de nuestra relación, y aunque no les guste, es tu vida. No la de ellos. Nunca tuvieron ni te...
advertencia; gore, violencia física y psicológica, dependencia emocional
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─── Shh, amor, tranquilo. ─── sonrió el chico de piercings , admirando el rostro sorprendido de su novio, quien aún sostenía la manilla de su puerta. Una vez estuvieron los dos encerrados en la habitación de Park, el rubio se lanzó hacia JeongGuk con alevosía y lo abrazó tan fuerte que el más alto pensó que se le acabaría la respiración con tan sólo permanecer en esa posición unos segundos más. Por suerte, JiMin fue consciente de que estaba siendo demasiado intenso y se apartó de él para sentarse a su lado en el borde de la enorme cama de tres plazas. Se miraron a los ojos por unos segundos en los que el más bajo intentaba hablar pero no se salía palabra alguna debido a la sorpresa que sentía. Entonces, JeongGuk tomó palabra por él;─── Vine aquí para hacer cumplir mi plan. ¿Te acuerdas de lo que hablamos por teléfono? Dios, pensé que jamás subirías a tu habitación, ¿qué estuvieron haciendo abajo, que se demoraron tanto?
─── Rezando. ─── bufó JiMin con cierta amargura en su voz pristina. JeongGuk puso sus ojos en blanco por unos segundos y luego sonrió con los dientes, mostrando sus adorables delanteros que sobresalían ligeramente del resto. Eso, sumado a los snake bites negros que descansaban a ambos lados de su labio inferior, le daban una extraña apariencia entre la guapura y lo peligroso que nunca terminaba de encantar a JiMin de lo mucho que se sentía atraído a él. Permanecieron un minuto en silencio, mirándose a los ojos con mucha pasión antes de que se besaran de una vez.
Fue un beso sincero que poco a poco fue subiendo de intensidad. JeongGuk pensaba en lo feliz que estaba de tener al amor de su vida entre sus brazos, besándolo, saboreando el tono de la voz que salía desde el fondo de su garganta con suavidad, tanta que parecía estar hecho de algodón de azúcar. Empalagoso y delicioso. Sus tatuajes sostenían la cintura y espalda del más bajo, y delineaban su figura tiernamente, desesperado por conseguir algo más, un movimiento, un temblor, algo que le diera indicación de que ya estaba al borde de hacer algo subido de tono. Pero JiMin se separó de su boca para sonreírle. Y tampoco se iba a quejar por eso, no cuando su sonrisa era la cosa más bella que podía existir sobre la faz de la tierra. Estaba obsesionado con sus facciones, los labios pomposos, los ojos pequeños y elegantes que solía arreglar al encrespar sus pestañas y aplicarse un maquillaje ligero por el que siempre sus padres terminaban regañándolo. Pero no en presencia de JeongGuk, porque precisamente él le había enseñado a maquillarse igual que él. Sonrió de vuelta, mirando sus labios al tomar su rostro delicadamente y luego alzar sus orbes hacia los del contrario, ambos oscuros y brillantes de un extraño deseo que jamás experimentaron antes.
Ambos no paraban de sonreírse mutuamente. Se agarraban con fuerza y luego se abrazaron llenos de amor por el otro, obsesionados, profundamente enamorados.─── ¿Cuál es tu plan, Ggukkie?
El nombrado soltó una risotada grave que no alcanzó a ser tan fuerte, pero que alarmó un poco al rubio, quien de inmediato miró a la puerta de su habitación con cierto miedo en sus ojos. JeongGuk tomó su mano y le besó la mejilla, luego tirándose a la cama con los brazos extendidos como si fuera una estrella a medias, vestida de negro y tatuada hasta en las mejillas. El dibujo de una cruz y un corazón sobrepuestos bajo su aegyosal pareció ser demasiado atractivo a ojos de JiMin.─── He de decirte que tus padres no nos molestarán nunca más. Sobre todo estando en otra vida. ¿No te parece asombroso?
