Richmond, Virginia. 1962.
SI algo odiaba Anne era al maldito despertador que no dejaba de sonar y sonar sin descanso cada día, de cada semana, de cada mes con el único fin de hacerla despertar. Con cierto esmero dejó caer el peso de su brazo sobre el botón para posponerlo por cuarta vez esa mañana, aún presa de la somnolencia que por supuesto le pasaría sus cuentas a lo largo del día, y giró sobre la cama para quedar boca arriba observando el techo oscuro de la habitación con molestia. Al menos la alarma sí logró cumplir su función.
Los residuos de la pesadilla seguían frescos en su memoria y a lo largo de su cuerpo; los brazos y las piernas daban pequeños espasmos y su piel se encontraba bañada de sudor frío y pegajoso. Tras una extensa noche en el invernadero de la vieja Pam tratando que las plantas no murieran y siguieran luciendo hermosas para el público ─con un poco de ayuda "mágica"─, su cuerpo pidió a gritos descansar, por lo que ni bien asomó la cabeza por su departamento cayó rendida sobre la cama sin pensarlo dos veces. Fue entonces que los vio, o más bien se vio a sí misma de joven, en la ciudad de Charleston, Carolina del Sur donde había nacido. En su pesadilla era una valiosa presa para su propia familia, que insistía en torturarla con tal de desquitarse por sus propios problemas y, lo que no era menos, intentar que la pequeña Anne ocultase quién era en realidad. Los fantasmas de las palizas que recibió en su sueño seguían aferrados a ella como un recordatorio de lo que era Anne Dawson actualmente; una maldita marginada que jamás iba a sentirse aceptada o respetada.
Se atrevía a pensar que al menos ya se encontraba lejos de aquellas personas, pero no se sentía diferente respecto a lo que le hicieron pensar de ella misma o del mundo.
Tal vez era mejor esconderse para siempre.
Por otro lado, a pesar de ser bastante impuntual, la señora Pam Allen se mostraba a gusto con Anne a su lado, pues parecía ser la única que siempre lograba hacer que su vivero cobrara vida de alguna forma, y que sus plantas jamás se marchitaran así sin más, haciendo que su emprendimiento fuera el mejor de la ciudad. Sin embargo, su tercer retraso en el mes iba a lograr que la anciana cambiara muy pronto de opinión.
Y la expresión amargada que le dedicó en cuanto arribó al vivero sólo confirmó su teoría.
─¿Y ahora qué te hizo llegar tarde? ─inquirió Pam, pasándole de muy mala gana una taza de café─. ¿Tu vecino enfermó otra vez? ─Esa había sido una tonta excusa para no admitir que de vez en cuando le costaba levantarse por las mañanas tras haberse pasado la noche en vela cuidando del invernadero, como lo había hecho la noche anterior, pero era algo que pretendía mantener en secreto hasta su último respiro, porque de tan sólo exponer al mundo su condición empeoraría las cosas para ella─. ¿O tu madre llegó de visita?
─De hecho fue el tráfico ─balbuceó mientras intentaba recuperar el aliento tras haber corrido como una loca, porque sí, tras contemplar su pesadilla otro poco más decidió salir disparada de su casa antes de perder el empleo─. No se imagina qué tipos de personas pueden conducir hoy en día.
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DEMÉTER, erik lehnsherr
Fanfiction───ᴅᴇᴍᴇ́ᴛᴇʀ; "En donde Anne Dawson luchará por los suyos sin importar lo que suceda mientras cae enamorada de un hombre roto que mueve metales." Erik Lenhsherr x oc FEM. X-Men fanfiction. ─𝙓-𝙈𝙀𝙉 𝙁𝙄𝙍𝙎𝙏 𝘾...