Day 7

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First Kiss



Sanji, un joven cocinero que todos los días y sin falta era visitado por un chico de sombrero de paja y su grupo de amigos. Notaba que en ocasiones, el azabache iba a estudiar en el restaurante mientras pedía alguna comida.

Que solían ser abundantes.

Pero algo que nunca cambiaba era que no iba solo. Luffy, como una vez se presentó; jamás asistía sólo al Baratie. A veces solía ir con un chico de raro cabello verde y otras con un grupo gigante de personas. Lo miraba desde la distancia -y cuando tenía tiempo-, lo amigable y vivaz que era. Reía mucho y hacía cualquier tontería, llamando la atención incluso de los mismos trabajadores del restaurante.

En una ocasión Luffy había llegado tranquilo y solo al Baratie, cosa que tomó por sorpresa a todos incluyendo a Sanji. Aquella tarde pidió sus porciones habituales y que fueran entregadas por el rubio. No era la primera vez que pedía tal cosa pero siempre lo hacía cuando era más acompañado, y si alguna vez tuvo una oportunidad de hablar larga y tendidamente; pues no la aprovechó.

Entonces era su momento. Quería saber más del chico y hablar animadamente.

Y lo hizo.

Hablaron durante horas hasta que el restaurante cerró y no molesto al chef jefe del lugar, ya que lograba ver lo cómodo que se veía Sanji con su cliente. Platicaron de cosas que al momento ambos olvidaron, de sus gusto y disgustos, del clima en la semana y los perros del parque que lograban verse desde donde se encontraban.

Aquella vez no fue la única.

Al menos tres días de la semana Luffy entraba sola por las puertas del Baratie y conversaba con Sanji hasta quedarse sin que decir. Pero incluso el silencio y las sonrisas que intentaban ocultar, les parecía cómodo y satisfactorio.

Con el tiempo Sanji fue incluido en su círculo de amigos. Llevándose bastante bien con Usopp, adorando profundamente a Nami y Robin y discutiendo vivamente con Zoro. Cada ocasión Sanji conocía a distintas personas, volviéndose más cercano a ellos.

Pero más con Luffy.

Ambos habían comenzado a salir con sus amigos y en ocasiones, solos. Disfrutando del día y la diversión del momento, o de noches en algún parque admirando las estrellas. Y mientras más los días pasaban más iba cayendo Sanji por Luffy perdidamente.

Darle alguna explicación no alcazaba para definir lo que sentía junto a el azabache. Lo amaba loca y profundamente, jurándose que lo seguiría sin dudar a cualquier sitio que quisiera. Adoraba su sonrisa y su carisma, la sencillez en la que veía las cosas y lo importante que era la amistad para el. Pero desde un principio Sanji no lo vio como un amigo.

Y aunque fue difícil, en una noche mientras caminaban hacia ningún destino en particular, Sanji confiesa sus sentimientos hacia él. Balbuceó y enrojeció a más no poder pero finalmente lo logra de decir. Suspiró admitiendo lo mucho que lo volvía loco y que amaba con locura cada parte de él, lo bueno y lo malo, lo feo y lo bonito.

Todo.

Pero no recibió alguna respuesta de su parte. En cambio, se quedó allí de pie mientras veía al chico que amaba correr lejos de él.

Aquello lo destrozó, deprimiéndolo y bajando sus defensas al punto de enfermarlo. La fiebre fue inestimable durante un par de días y el apetito era casi nulo. Pasaba las horas en cama transpirando y temblando de frío. Al cuarto día alguien había llamado a su puerta. Fuerte y rápidamente. Y al abrirla, luego de mucho esfuerzo para levantarse, se encontró con Luffy. Respiraba agitadamente mientras cargaba un par de bolsas, y sin permiso se adentró.

Sanji cuestionó cómo sabía dónde vivía y su presencia frente a él pero Luffy no habló hasta que Sanji estaba nuevamente en cama, abrigado, comido y cómodo.

Confesó con cara seria que también le quería que todo lo qué pasó aquel día lo había tomado por sorpresa pero que se arrepentía de haber hecho nada. Que lo amaba desde el momento en que lo vio y que esperó pacientemente en poder hablar con él. Confesó todo lo que sentía con las mejillas rojas y el corazón acelerado.

Y Sanji no supo cómo responder con palabras lo que sentía, en cambio tomó a Luffy por su cuello y junto sus labios con los suyos.

Por primera vez y deseándolo tanto, finalmente se había besado.

Un beso lento y lleno de amor que los hizo separarse segundos después en busca de oxígeno. Sonriendo y aceptándose mutuamente.

Ambos se sentía en el cielo y no quería volver de allí jamás.

LuSan Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora