ʚ קг๏l๏ﻮ๏ ɞ

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ᴘʀóʟᴏɢᴏ

Las palabras son nuestra fuente más inagotable de magia, 

capaces de infligir daño y de ponerle remedio..

-J.K.Rowling


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La oscuridad cernía toda la ciudadela, la cual estaba levemente iluminada por esos extraños árboles en los que había pequeños cristales que brillaban como estrellas. Una figura encapuchada, con una capa negra, caminaba por los solitarios caminos. Su andar era alterado y veloz. No dejaba de mirar atrás hacia una alta construcción de aspecto inusual y extravagante, pues era el único edificio que se conservaba en buenas condiciones. El silencio que emanaba hacía que el encapuchado se pusiera cada vez más nervioso. La visión de una joven de ojos esmeraldas inundó su mente.

"Solo tú puedes llevar a cabo esta misión y me da igual lo que digan esos palurdos, únicamente tú la entenderás... y guiarás... Lo sé".

El encapuchado bajó el rostro. Sus palabras le habían llenado de orgullo y estaba decidido a cumplir su promesa. Por ese recuerdo y ese juramento, empezó a caminar hacia donde ella le había indicado. Con sigilo se situó en medio del camino. Alzó la mirada al cielo, observando la luna. De pronto, un terrible rugido resonó en la noche, rompiendo el silencio en mil pedazos y desgarrando el corazón del encapuchado, que dio un vuelco.

Casi sin pensar, alzó el brazo. Un brillo con mil matices estalló en ella. De pronto, en su palma aterrizó una delicada pluma. Era de cristal y en su interior parecía albergar un tinte arcoíris. Palpitaba y se movía como si estuviera viva, y tal vez así fuera. Un suspiro maravillado escapó de sus labios cuando esta rozó su piel. Un estremecimiento recorrió su cuerpo al sentir el poder que el maravilloso objeto albergaba, atravesando todo su ser. Desde la cumbre de sus dedos hasta cada rincón de su organismo. Era una energía tan hermosa y pura. Cerró los ojos, hechizado ante esa fuerza. Después de unos segundos, abrió los párpados. La melancolía le invadió al recordar a la dueña de ese misterioso prodigio, pues había sacrificado su libertad por las personas que amaba. Su inocente encanto había sido corrompido por el resentimiento y el sufrimiento. Era el último rastro de su magia angelical y dulce; el resto estaba putrefacto por la maldad de quienes poseían ahora su don, sus poderes... su última esperanza para cambiar su futuro. Su mano se cerró alrededor de la pluma con firmeza. Alzó los brazos y, con delicadeza, un chorro de tinta de mil colores salió de su punta, iluminando un rostro con una mirada multicolor, la cual era de lo más inusual.

—Sabía que estarías aquí.

Lentamente, la pluma dejó de soltar esa hermosa tinta hasta que desapareció del todo y la oscuridad volvió a cernir el rostro del joven, que había fruncido el ceño. Este miró sobre su hombro, sin decir una palabra, sumido en un silencioso asombro.

—¿Creías que no me daría cuenta de vuestros planes? Qué ilusos.

Una sonrisa se dibujó en el rostro del joven, una vez se había recuperado del asombro.

—Al contrario, sabíamos que vendrías, aunque no te esperaba tan pronto. Esperaba haber acabado antes de que llegaras.

El rostro del recién llegado se iluminó con una media sonrisa traviesa, al mismo tiempo que, de entre sus mangas, apareció una pluma. Era parecida a la del encapuchado, solo que no había nada de bello en ella; en su interior solo había energía oscura y negra como la noche, llena de maldad y venganza. El encapuchado entrecerró los ojos, mirando con asco la pluma.

☣ ʟᴀ ᴇʀᴀ - ɴᴇᴏᴘᴀɴɢᴇᴀ ☣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora