I: Vida Inconclusa

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20 de junio de 2007

Tras levantarme de la cama mi chica estaba mirándome, sonriendo como si nunca me hubiese visto acostado a su lado dormido, me besó despertándome y haciéndome reír.

-Quiero volver a despertar así, pero no podré mientras sigamos viéndonos a escondidas...- soltó mirando al techo dubitativa y con la voz un poco quebrada- Te quiero Andrew y siento que no es recíproco.

-Bianca... Yo te quiero, pero ambos sabemos que tus padres nunca aceptarían ésta relación... Colarme todas las noches en tu casa es jugarme el cuello... No podría salir del hogar de acogida otra vez... Ser huérfano no es lo que piensan...

-Pero Andrew ya casi cumples dieciocho, no crees que es hora de dar un paso más allá en tu vida, encontrar un trabajo y conseguir una casa para convertirla en tu hogar...

Esa conversación estaba en mi mente, no conseguía sacarla así que decidí andar hacia el orfanato donde vivía, nadie debía saber que me había ido de allí e iban a despertarme a las diez de la mañana, me coloqué mis auriculares y empecé a correr hacia el orfelinato mientras intentaba disuadirme de la conversación con música.

Llegué al hospicio minutos antes de que el Sr. Craig, mi cuidador, entrase en la habitación y llamase a la puerta del baño.

-Andrew, ¿estás ahí? Estoy escuchando el agua de la ducha caer y sé que anoche saliste, preséntate ante mí y dame explicaciones.

-Donnie, Donnie, Donnie, estás mal del la chaveta. -dije intentando que mi, hasta ese día, tutor riese y olvidase lo que aseguraba saber- ¿En serio crees que sería capaz de escaparme de esta prisión cuando tan sólo me quedan unos meses para ser mayor de edad? Creía que me conocías... Yo soy un buen chico...

Salí del aseo vestido únicamente con una camiseta ajada de Guns N' Roses del 97's, arrastrando los pies (sabiendo que eso ponía de los nervios a Donald Craig, el trabajador social que se había hecho cargo de mi desde que me abandonaron con tan solo unos meses).

-Creo que es hora de que te vistas, desayunes y vayas a clases joven, ¿o no piensas ir el penúltimo día del curso?

-Aunque no quisiera me obligarías a ir, ¿me equivoco? -Había algo en el rostro del Sr. Craig que me preocupaba, así que le pregunté- ¿Ocurre algo, Don?

-Tienes un doppelganger, Andrew. Lo he visto y no es una buena señal... Ten cuidado con la motocicleta y activa tu teléfono todo el camino, nada de MP3 por favor, me importas hijo.

El señor de unos cincuenta años que tenía delante, ya no era el mismo hombre al que solía llamar papá, había cambiado...
Este hombre, de nacionalidad gabonesa, metro sesenta y cinco, pelo canoso, un rostro arrugado por el paso del tiempo y fiel seguidor del chamanismo gabonés, creyente de todo lo que en cuanto a espíritus se refiere había tenido algún tipo de experiencia paranormal con un doppelganger mío, o eso dijo, tranquilamente podría haberme visto en mi estado actual pese a que en aquel momento yo no estaba... Muerto.

Después de desayunar y aún vestido de manera poco apropiada para la fecha en la que estábamos me subí en la KTM 450 exc y salí escuchando Tormenta de Subze a todo volumen hacia clases cuando de repente ya no me sentía pesado.
Me sentía tan liviano que creía estar flotando, levanté la visera del casco y me vi desde otra perspectiva.
Estaba tumbado en el suelo rodeado de gente que no conocía, un coche estaba aparcado con mi moto atascada en la parte delantera de su rueda izquierda, sonaban sirenas muy a lo lejos y cuanto más tiempo me miraba menos sentía mis extremidades, ya no era capaz de mover los dedos o de articular palabra, mis ojos sangraban como si la sangre fuesen lágrimas como las que caían por la cara de esa chica pelirroja con vestido de flores y camiseta blanca debajo, de metro cincuenta y siete que tan bien conocía, sus mejillas estaban llenas de betas negras por el rímel que con sus lágrimas había corrido, lloraba y gritaba "¡Ayuda!" una y otra vez, a su lado un hombre, podría rondar los cincuenta, metro ochenta, pelirrojo, con cara de tener que haber soportado toda una vida de trabajos forzados, era mi suegro, el que tanto me odiaba.
Escucho como en vez de preocuparse por haber atropellado a alguien, pues aún no sabía que era yo, se preocupaba por haber rayado su Bentley Continental.
Cuando llegó la policía, acordonó la zona y le quitó a mi cuerpo ya sin vida el casco de la moto, Bianca, el amor de mi vida, no daba crédito y salió despedida hacia el orfanato a buscar algún tipo de ayuda.

El Sr. Craig abrió la puerta y al ver a esa chica llorando se extrañó pues no sabía qué hacía en ese lugar, entonces ella empezó a hablar. Yo no entendía por qué mientras ella corría hacía allí me sentía arrastrado puesto que yo solo quería quedarme en el lugar en el que morí, había sido llevado hacia el orfanato sin querer ir hacia allí.

-¿Es usted Donald Craig, el padre de Andrew? -fue su única pregunta.

-Si, soy yo, ¿quién es usted? ¿Ha pasado algo? ¿Andrew está bien?

-Andrew ha... Andrew ha muerto por mi culpa, lo siento señor Craig -dijo mientras lloraba- Estaba discutiendo con mi padre sobre su negatividad y hostilidad hacia Andrew cuando mi padre chocó contra él, siento darle la noticia.

-No te preocupes cielo, él nos estará cuidando, ya se habrá convertido en tu guardián puesto que ese chico realmente te amaba... ¿Quieres entrar y tomar un café antes de irte? Te hará sentir mejor.

-Gracias, me encantaría.

Su conversación me había llevado al límite estaba tratando de hablar con ellos, decirles que estaba estaba bien, que volvería para besarla y para abrazar a mi "padre", pero una vez más las palabras no quisieron salir de mi boca e imaginé que aunque salieran no me escucharían.

El JineteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora