Izuku Kirishima no estaba para nada contento con que su esposo le avisara de un día a otro que se iba a ir por tiempo indefinido del país, tampoco con que el secretario de este se quede en su hogar cuidándolo como si fuese un niño.
Su esposo, que es guapo, carismático e inteligente... Pasa el día completo con ese muchacho con el que conversaban más de sus vidas privadas que de trabajo y lo comprendía sin necesidad de hablar, era obvio que se sentiría amenazado en su matrimonio ante la presencia de Shōto, aunque fuera también un alfa.
Y su molestia es algo que, tanto Shōto como Eijirō, notaron sólo con verlo.
– Amor... ¿Sigues enfadado?
– Para nada – Respondió él, mirando distraídamente por la ventana del auto. Eijirō saltó del asiento de atrás, hacia el del copiloto.
– Shōto, nene, ayúdame.
– Lo siento, no me pagan por ello... – Respondió sin despegar la vista de la carretera, con la válida excusa de que estaba conduciendo.
– Ustedes son crueles... – Suspiró – Muchas cosas me pueden suceder durante el viaje y me despiden con caras largas.
La mirada verde de Izuku se cruzó con la de Shoto a través del retrovisor, se mantuvieron en contacto por tres segundos y luego el mayor apartó la vista primero para seguir enfocándola en la autopista.
Llegando al aeropuerto, ayudó a su jefe con la enorme maleta, mientras este se despedía de su esposo.
– En serio lamento irme así, y lo peor es que ni siquiera tengo idea de cuánto tiempo durará esto...
– No te preocupes, lo comprendo – Respondió el pecoso, algo desanimado – Que te vaya bien y tengas mucho éxito, Eijirō.
– Hasta pronto – Lo besó y abrazó, él sólo correspondió – No me extrañes mucho.
– No lo haré – Respondió con una diminuta sonrisa. Era la primera vez que se separaban repentinamente por lo que no hicieron los preparativos necesarios. Sería algo chocante para ambos.
– Adiós, pequeño, te extrañaré – Se despidió de Shōto. Un mote cariñoso, algo gracioso ya que Shòto era más alto que él.
– Llámenme cada hora, cada día, cuando puedan – Alzó su mano a modo de despedida.
Izuku y Shōto vieron a Eijirō subir al avión y esperaron a que se alejara, luego de casi una hora de quedarse mirando cómo el avión se llenaba y tomaba impulso para despegar, hubo un silencio incómodo entre ambos.
– Sí, eh...
– Al Latinium, por favor – Ordenó el menor y avanzó hacia el auto. Shōto lo siguió por detrás, no se atrevía a caminar a su lado, mucho menos, adelante.
Tal y como lo pidió, fue llevado al estudio.
El camino fue demasiado penoso para Shōto, quien estaba demasiado acostumbrado a su jefe, una persona cálida, habladora y sonriente.
– ¿Le gustaría algo de música? – Preguntó, intentando animar el ambiente, para que la incomodidad se viera opacada por algún ritmo, cualquiera, pero no aguantaba tal silencio.
Izuku no respondió nada, sólo lo miró a través del retrovisor unos segundos y continuó revisando su Tablet.
Con esta ofensiva falta de respuesta, Shōto aceleró y tomó los atajos necesarios para llegar más rápido al lugar indicado, no quería pasar un minuto más a solas con ese hombre.
ESTÁS LEYENDO
El Omega De Mi Jefe [Tododeku]
FanfictionSe supone que solo cuidaría de él, después de todo, el omega no era suyo. Era de su jefe, su mejor amigo. Y se sentía culpable por haber descubierto la ternura en los ojos verdes, el magnetismo de sus labios rosas, la calidez en su corazón y la exqu...