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--No sabes lo que tienes hasta que se a ibo -Suelta suho, sermoneándome por el móvil-

--No había otra opción -mis ojos se cristalizan y el nudo que se forma en mi garganta se vuelve insoportable- No la hay. El ni siquiera debe de recordar mi nombre en estos momentos. -Golpeo el escritorio con mi puño cerrado- esto es tan frustrante, estoy tan enamorada de alguien que iba a romper mi corazón hasta dejarlo hecho polvo. Así que guarda tus consejos suho porque no los voy a escuchar, ni hoy ni nunca y menos relacionados con ese hombre.

-- ¡Yoon- Soo! -grita molesto- el señor Oh te ama y te lo puedo asegurar, si no porque estos últimos meses a estado haciendo todas lo que a hecho.

Es verdad, cambie mi numero de teléfono mas de tres veces para que no me llamara, me mude a un apartamento para que dejara de enviarme ramos de flores y cartas, di de baja mi correo electrónico, pero aun así siguen llegando correos de el y compro gran cantidad de acciones en la empresa de suho para tener control sobre mi.

--puede que tengas razón, pero ya no me importa en lo absoluto -gruño-

--Ere una cabeza cuadrada Soo, no entiendes razones.

--¿enserio no lo entiendes? Suho estoy hecha pedazos y tengo que encontrar algo para dejarlo ir. -una lagrima traicionera se desliza por mi mejilla y al sentirla la limpio rápidamente- Nosotros nunca hubiéramos tenido un final feliz, por mas que ambos lo desairamos.

--¿Por qué no? ...

--Suho, cállate. Enserio, ya estoy hasta el tope con todos tus sermones. -cuelgo la llamada-

Suelto un suspiro y froto mis manos en mis ojos hasta escuchar que el reloj de mi pequeña oficina sueva sobre la puerta. Puede conseguir trabajo en un restaurante de cinco estrellas, cerca de mi antiguo hogar después de que Dinora me llamara para decirme que el señor Oh había comprado acciones de la empresa de Suho. Lo que no me gusta de el, es que me trae malos recuerdo, ya que es el restaurante donde el señor Oh me invito a cenar, llego tarde y esa misma noche el y yo...

Recojo algunos papeles del escritorio y los guardo en el cajón para la próxima inspección que calculo, será el próximo jueves. Tomo mi bolso y salgo del despacho.

--Ya me voy. Nos vemos mañana -me despido de mi compañera Elenor-

--oye, antes de que te vayas ¿te animaras a ir mañana al nuevo bar que esta doblando la esquina?

--claro, cuando llegue te llamo

--ya dijiste. nos vemos mañana, descansa.

No solía beber, pero el sabor del alcohol me a venido muy bien en estos días. Salgo por la puerta de empleados que se encuentra en la parte trasera del restaurante. lo primero que hice al entrar a trabajar aquí fue dar acceso a los carros de sitio, no todos los días caminaría cinco cuadras para llegar. Camino por un pequeño callejón húmedo hasta llegar a la puerta de principal, donde veo a varias parejas esperando un taxi que las lleve devuelta a su hogar y a un hombre solitario recargado en el pasamano de las escaleras aislado de todos los demás con un ramo de rosas en sus manos. El corazón me da un vuelco de inmediato al ver su traje azul marino, camino sigilosa sin quitarle la vista de encima. Una parte de mi quiere, desea que sea el.

Al acercarme la decepción me inunda. No es el. Dejo de caminar hasta llegar junto a un teléfono publico a unos cuantos metros frente a la entrada del restaurante. Con disimulo sigo mirando al hombre solitario, ahora ya no lo esta, se encuentra con una chica morena que ahora carga el ramo de flores, la besa en los labios y camina hasta entrar al restaurante con las manos entrelazadas.

Miro mi reloj, aun es temprano y los taxis están saturados por los clientes del restaurante. Me acomodo mi bolsa en mi hombro y sigo mi camino. Me detengo en seco, justo en el lugar donde el señor Oh me tomo a la fuerza y me hizo entrar a su auto. -si nunca hubiera aceptado ir a corea, si nunca hubiese sucumbido ante el, yo aun tuviera mi trabajo en empresas Hip, mi relección con Suho no estuviera tan tensa y yo...no me sentiría tan sola. Pero tengo que segur adelante, tengo que ignorarlo. Así como lo a hecho los últimos dos meses. ¿Quién se cree que es? mandando mensajes, rosas y comprando empresas a diestra y siniestra. El ni siquiera esta aquí y eso cuenta mas que cualquier cosa. - abrazo mi cuerpo a mi pesar, odio este tipo de momentos en los cuales me permito pensar mucho en el.

El sonido de un trueno se hace presente a mi alrededor al igual que algunos gruñidos provenientes de un arbusto justo a mi lado. Me acerco a el y remuevo algunas rama y hojas de mi camino hasta llegar a una caja de cartón un poco mojada y llena de lodo, la abro y me encuentro con una pequeña creatura peluda, que al verme se acurruca y tiembla en una esquina.

--Hola amiguito -digo mientras lo acaricio con mimo- ¿Qué haces aquí solito?

Al sacarlo de la caja con cuidado, me doy cuenta que es un golden retriever de unos cuantos meses.

--Sabes algo me recuerdas a un viejo amigo.

Sonrió al recordar a recordar a Tobe. Sin pensarlo ni un segundo, saco de mi bolsa un gorro aborregado y introduzco al pequeño cachorro dentro de el y encaja perfectamente. acaricio nuevamente su pelaje dorado claro, es tan suave como la seda y sus ojos brillan al sentir mi tacto.

--vamos a casa.

Dos cuadras después tomo un taxi y treinta minutos después ya estamos frente a mi edificio. Saludo al encargado del edifico y subo rápidamente para evitar que vean al golden. El apartamento en donde ahora vivo es mas pequeño que mi antigua casa. Este solo consta con un habitación, un baño, la cocina y sala, pero eso si el lugar es muy acogedor y me gusta su decoración clásica.

--bienvenido a tu nuevo hogar -bajo al pequeño cachorro en la sala- vamos ve a explorar.

El cochorro me mira extrañado mientras gira su cabeza a los lados y mueve sus orejas, para después agitarse y empezar a adentrarse en la casa. Lo observo hasta que desaparece dentro de la habitación -cuando Mónica se entere que adopte un perro me mata y mas ahora con sus hormonas alocadas por el embarazo- Un par de segundos después el pequeño cachorro sale de mi habitación corriendo con una de mi tantas calcetas perdidas, pero antes de llegar a la alfombra sus patitas traseras pisan la calceta y cae asiéndome reír.

--Ten cuidado- me levanto y con cuidado lo acuesto a mi lado en el sillón- mañana te comprare juguetes, tu cama, tu collar... y hablando de eso ¿Cómo quieres que te llame?

Durante mas de una hora pienso un nombre perfecto para el pequeño cochorro. El fue el único que me a echo reír desde hace mucho tiempo, mientras que otras personas solo me hacen sentir como una idiota y en especia una.

--y que te parece... ¿Hunnie? -acaricio su cabeza- si, ese será tu nombre Hunnie. Hay que ser fuertes, de ahora en adelante seremos tu y yo, hunnie.

Y aunque ya no quiera verlo ni en pintura al señor Oh, espero que alguien lo este haciendo reír, así como Hunnie logro hacerlo conmigo después de dos largos meses... aunque esa persona no sea yo.

 aunque esa persona no sea yo

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Mi pequeña (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora