capítulo 1 renacer

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En el valle del fin, dos hermanos, amigos y compañeros del alma, estaban dando lo mejor de sí en este último ataque que definiría el futuro de todo el mundo ninja.

"¡Naruto!" gritaba un joven pelinegro con dos ojos anómalos, uno de un hermoso rubí carmesí y el otro de un intenso púrpura, con todas sus fuerzas, llamando a su amigo y camarada en esta gran guerra shinobi.

"¡Sasuke!" respondía un joven con cabello dorado brillante y ojos azules profundos como el océano, listo para salvar a su amigo y compañero de la oscuridad.

Una gran explosión sacudió todo el valle del fin, dejando al rubio tirado en el suelo entre pequeños trozos de piedra, pero sin rastro de su compañero pelinegro.

En un lugar desconocido para todo ser viviente e incluso deidad, un chico de pelo castaño peinaba su esponjosa cola. "Vaya, dormilón, ¿por qué sigues dormido?" miraba con cierto aburrimiento al joven pelinegro inconsciente, o al menos eso parecía. "Sé cuándo estás despierto, Sasuke, soy omnisciente y sé cuándo alguien está dormido con solo mirarlo", le dijo con una sonrisa altanera. "Así que si no despiertas, tendré que convertirte en una niña, y créeme, no querrás eso". Pero el joven pelinegro seguía ahí, sin responder. "Vamos, no hagas esto tan tedioso. Sabes cuántos problemas tuve que pasar para sacarte de tu universo, muchos para ser exactos. Quizás rompí unas 13 mil reglas solo para traerte aquí, y romperé unas 20 más si te mando a otro mundo".

"¿Otro mundo?" pensó el Uchiha para sí mismo.

"Sí, otro mundo. No quieres experimentarlo", habló en la mente de Sasuke, quien se asustó de inmediato y apuntó con su katana. "Vamos, no me hagas nada. Realmente le temo a los globos".

"¿De qué estás hablando?" Sasuke notó que en sus manos sostenía una katana hecha de globos. "¿Cómo...?"

"Omnipotente, puedo hacer lo que quiera cuando quiera", apareciendo detrás de él otra copia de sí mismo. "También soy omnipresente, estoy en todos lados y al mismo tiempo en ninguno".

"¿Qué quiere un dios conmigo?" preguntó Sasuke.

"Dejando de lado que puedo hacer que desaparezcas átomo por átomo, te responderé con la mayor cortesía que tengo", dijo Dino, chasqueando los dedos para hacer aparecer a dos personas más. "Bueno, ya están las reencarnaciones aquí. Espero que Hagoromo no me cause muchos problemas".

"¿Qué hacemos aquí?" preguntaron Madara e Indra al unísono, tratando de parecer lo más calmados posible.

"Me presento, soy Dino", anunció el joven.

"Qué nombre más estúpido", murmuró Madara.

"Lo dice el chico con cabello de pato", respondió Dino con sarcasmo.

"¡Respóndenos ahora!" exigió Madara, tratando de activar su Mangekyō Sharingan, pero fue inútil, parecía que no tenía chakra en ese momento.

"Vamos, Madara, soy omnipotente. ¿Crees que me harás sentir miedo?" Dino bajó los hombros aburrido de la situación. "Ustedes solo están aquí porque se me antojó que lo estén".

"¿Solo por un antojo estamos aquí? Esa es una respuesta muy burda para un dios", comentó Indra con desdén.

"En eso tienes razón", concedió Dino, comenzando a rascar su nariz para sacarse un moco que arrojó y se convirtió en una galaxia. "La llamaré Moki".

"Suficiente de payasadas. Dinos qué harás con nosotros", dijo Sasuke, cansado de la actitud infantil del supuesto dios.

"Bueno, bueno, solo quiero mandarlos a otro mundo. ¿Qué les parece?" propuso Dino.

el poder de los Uchihas (uchihas en dxd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora