E l. V o r a g i n e. D e. N u e s t r a. D u p l i c i d a d

Cap I

Estaba tan desconectada de mi misma que incluso podía verme desde fuera como si yo no manejase mi propio cuerpo y tampoco quería hacerlo, estaba sumida en mis pensamientos que si no hubiera sido por los golpes tan bruscos de la puerta hubiera estado en ese estado por horas.

— ¡Sara! — escuchaba desde lo lejos aunque en realidad estaba a menos de un metro de la puerta del baño, saque mi cabeza por encima del agua y espere al siguiente llamado, que de hecho no tardo nada en llegar — SARA — instintivamente voltee mis ojos, me senté en la bañera y levanté mis rodillas a la altura de mis pechos. — Sara si no sales juro que voy a tumbar la puerta — salí por completo hechandome una mirada en el espejo que tenía en frente tenía todo el cabello mojado y algunos pegados en mi cara, y antes que volvieran a tocar, abrí la puerta.

Ahí estaba de pie y con el ceño fruncido mi hermana de 16 años, era lo que más quería en este mundo pero no lo que más quería en este momento.

— Hasta que al fin — hizo un ademán con sus manos y en un simple movimiento habíamos cambiado los lugares, ella se encontraba dentro del umbral de la puerta y yo fuera — Acaso te estabas dando una baño — ni siquiera tuve que responder, el ruido de la succión del desagüe en la bañera lo hizo. — Sabes algunas personas tenemos que hacer cosas productivas y no estar procrastinando.

La mire unos segundos, la verdad es que no tenia muchas ganas de discutir, esa madrugada había tenido la misma pesadilla desde que tengo memoria, mi madre solía decir que seguramente serían recuerdos de mi anterior vida, aunque yo dudaba mucho que algo así fuese real, creo que si alguna vez hubiese tenido otra vida era imposible no poder recordarla, es decir quien olvidaría una vida.

— ¿Estas bien? — la escuche, de hecho seguíamos en la misma posición — Mira se que no te mola ser mi chofer este año pero hasta que pueda volver a dar mi examen y no fallar es lo que hay.

Sentí el frío llegar a mis pies por la corriente de la ventana, haciéndome volver en si de hecho creo que desde que he salido de la bañera no he podido conectar.

— Victoria estaré ahí a la una ni un minuto más — dije mirándola, estaba muy guapa traía una falda por encima de la rodilla y su top blanco favorito, su pelo ondulado recogido en una coleta. Me recordaba mucho a mi madre, de alguna manera eso me molestaba, de hecho quería decirle lo bien que se veía y darle los típicos consejos de hermana mayor pero no pasó— pásame la dirección.— seguramente sonó más frío de lo que quería, pero por su expresión no le sorprendió.

Su única respuesta fue asentir con la cabeza y darme un pequeño empujón por el pasillo.

Llegue hasta mi habitación para poder ponerme algo encima y no coger un resfriado. Me coloqué un jean suelto, un top con la espalda descubierta, y unas zapatillas blancas. Cogí mi abrigo y salí, al pasar nuevamente por el pasillo escuché la música que salía del baño, sonreí pero sin detenerme, baje por las escaleras y me quede en el descanso de estas mirando por la ventana hacia jardín de atrás, las gotas se reflejaban en la piscina como pequeños diamantes gracias a las farolas y al dar un recorrido con los ojos lo vi, en la esquina, en aquella esquina donde prácticamente se había mudado, así de la misma manera en la que yo podía estar bajo el agua por horas el podía estar fuera. Un dolor en medio del pecho me presiono pero no iba a dejar que me afectara no como la última vez. Termine de bajar el último tramo, me despedí de Marta que estaba en la cocina hablando con su hija por una videollamada y al verme entrar la corto de inmediato.

— Niña Sara en que le puedo ayudar — dijo apresurándose mientras fingía limpiar el mesón.

— Marta no es necesario que me digas "niña Sara" — hice con mis dedos las comillas — Sara está bien y no cortes con tu hija de esa manera debes extrañarla muchísimo. — me acerque a la nevera cogiendo una mandarina y pelándola.