🥀 d i e c i s é i s 🥀

4.5K 524 24
                                    

Narración: Volker Marshall.

Siento como si algo dentro de mi vibrara y se retorciera, pero aún así, no me detengo.

Mis labios besan su cuello, marcando su piel lechosa con leves mordidas y moretones a causa de mi succión. Bajo por todo su cuerpo, besando sus pechos y muslos, dejando mi huella por dónde paso. Descontrolado.

Manipulo su cuerpo de acuerdo a mis deseos. Sus gemidos llenan toda la habitación, gritos que más bien parecen de tortura que de placer. La embisto una y otra vez, en cada ocasión más fuerte, acompañado de la voraz necesidad de besarla, de mantener mis ojos cerrados y de no verla.

Mis manos aprietan sus grandes senos con fuerza, suelta quejidos de dolor, más no me detiene, así que continúo presionando hasta que mi mano queda marcada en su piel.

Sin embargo, no lo disfruto.

Aunque intento negarlo, haciendo el sexo más y más duro, estoy totalmente ido. Aunque mi cuerpo responde con una erección, mi mente está en otro lugar.

Al principio ella lo notó, pero la reciente transformación fue una gran excusa para mí incomodidad, pero no pude evitarlo, tenía que hacerlo con ella, buscar una forma de negar eso que tanto me atormenta.

La idea de pasar los mejores años de mi juventud en la soltería, en compañía de aquellas lobas sin pareja igual que yo, y conociendo el mundo y disfrutando de todas las cosas que pueda ofrecer, tanto dentro como fuera de la manada. Todo esto se desvanece ante la aparición de mi mate, pero no es solo presencia, si no quien es.

Eso es algo que me frustra por completo. Anula todos mis planes y los convierte en nada, al menos por ahora.

El rechazo siempre es una opción, y aunque a corto plazo puede parecer una buena idea, se que en unos años más me arrepentiré. Las historias de aquellos que tomaron esa decisión y fueron en contra de las elecciones de la Luna siempre terminan en lo mismo, una larga vida solitaria y trágica.

Ahora deseo una vida sin nada que me ate a alguien, pero se bien en unos años más, unos cincuenta o sesenta tal vez querré sentar cabeza, como dicen las mayores, y se que no será posible de haber rechazado a mi mate.

—¿Ya terminaste?— la voz de Brittany me saca de mis pensamientos, y entonces regreso aquí, a este lugar, este pequeño rincón del bosque en el que nos escapamos a veces.

La miro, se encuentra encima de mi, y yo frunzo mi ceño, ¿Cuando llegamos a esta posición?

La tomo de la cintura y, con suavidad, doy la vuelta para dejarla recostada en el hierba. Busco su bolso, que está al lado de nosotros, y saco las toallitas húmedas que siempre carga con ella.

—¿Por qué estás así?

—No lo sé.

Me mira con molestia, y lo entiendo bien, mi actitud no es la mejor justo ahora.

Me quito el condón y le hago un nudo, entonces con la toallita húmeda comienzo a limpiar los fluidos que tengo sobre mi abdomen. La volteo a ver a ella, aún está desnuda a mi lado, y hago lo mismo con ella, limpiandola.

—¿Por qué siento que me estás ignorando, Volker?

—No te estoy ignorando, este encuentro es la prueba de ello— respondo, con molestia —Solo no me siento bien—

—He escuchado de lobos que se sienten fuera de la piel luego de la transformación, pero si te sentías así no me hubieses llamado— reclama —Y deberías hablar con tu padre, lo que pasó hace un mes tal vez tiene que ver con esto y deberías..— la interrumpo.

Los MarshallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora