Te amo.
Esa es la razón por la cuál no puedo odiarte, finjo estar confundida, finjo no quererte, finjo que no me importa la manera en que le hablas o como me has comenzado a hablar desde ese día.
Ya no quiero amarte, no debo quererte, no debo apreciarte, sin embargo lo hago, ¿por qué me martilizo con mis gustos incoherentes?
Tu eres mi "nadie" cuando me preguntan quién me gusta o a quien realmente quiero.
Pero no debo dejarme ser "la otra mujer" por tí, te entiendo, entiendo que no me veas, porque, la verdad no me conoces, no conoces como te podría hacer sentir.
Te destruiría, pero luego armaría cada trozo del rompe cabezas en el que te convertirás.
Siempre estaría para tí, aunque no lo sepas, aunque no me veas, aunque no quieras, estaría ahí en vida y muerte.
Pero, tu no me quieres, ni mucho menos me amas.
¿Cómo estaría en muerte si soy olvidada?
¿Cómo estaría en vida si no soy vista, ni mucho menos apreciada?.
¿Qué quieres que haga?
Yo ya no quiero hacer nada por tí, en mi corazón ya no hay espacio para más dolores de pecho, así que te libero, oficialmente, ya no eres parte de mí.
Me has perdido chico de margaritas marcadas.
—ᴄᴀ.
