"No tengas miedo. No soy alguien malo. ¿Cómo te llamas?"
"¿U.G.? ¿Cuál es tu nombre completo? No importa. En estos tiempos, todo el mundo tiene sus propios problemas con los que lidiar. Sólo te llamaré U.G. Mi nombre es Kiwi, pronunciado igual que el pájaro pequeño".
"H-Hola... ¿Puedes ayudarme? No tengo a dónde ir".
"¿Eres un refugiado de guerra?"
"¿Eh?"
"Supongo que es así. Ven conmigo a la academia entonces. Iré a una clase más tarde. Puedes esperarme en mi oficina. Después, te ayudaré a contactar con los funcionarios y a encontrar a tu familia".
●°•°°•°●
Como no había reloj en el espacio de la brecha, You Ji no sabía cuánto tiempo había vivido allí. Se cortó un poco el pelo que le llegaba hasta la cintura porque le resultaba incómodo, y ahora no había nadie que lo apreciara. A menudo pasaba su tiempo leyendo, y de vez en cuando copiaba algunos párrafos en una hermosa caligrafía. Incluso aprendió a jugar un partido de tenis virtual con el Propietario, sosteniendo un mando de captura de movimiento.
Finalmente, un día, se decidió.
Había un lugar al que quería ir. No sabía dónde estaba, ni conocía su nombre. Sin embargo, sentía que una voz fuerte, poderosa y misteriosa le llamaba. Ese era el lugar donde debía pasar su vida.
Escogió una puerta y caminó a través de ella, hacia ese mundo desconocido donde las llamas de la guerra se extendían a lo largo y ancho, donde las tormentas arreciaban con fiereza. Pensó que se había vuelto mucho más fuerte y no tan manso, pero una vez que pisó un terreno desconocido, todavía temblaba de miedo.
Enormes edificios brillaban con un resplandor metálico, mientras que los agujeros marcaban la tierra por debajo. En medio de la espesa niebla se oía el débil rugido de la maquinaria. Los ruidos electrónicos iban y venían de las estructuras de formas extrañas... objetos que nadie había visto nunca, ni era capaz de imaginar. Para You Ji, este mundo estaba totalmente fuera del alcance de sus conocimientos.
Después, conoció al Señor Kiwi, un profesor de la academia. Tenía varios proyectos de investigación a su cargo, que lo mantenían ocupado todo el día.
Convencido de que U.G. no tenía ningún sitio al que ir, Kiwi le dejó quedarse en su casa por el momento. Al principio, la estancia era temporal, pero naturalmente se convirtió en permanente.
Al estar cerca de Kiwi, U.G no sólo comprendió gradualmente el conocimiento común del mundo, sino que también aprendió algo terrible. Este mundo estaba experimentando actualmente una guerra, donde un gran número de personas moría cada minuto. Los demonios dentro del universo tenían la boca abierta, mientras roían su tierra natal poco a poco.
Así es, dentro del universo. La guerra actual no era una lucha entre naciones, sino un fuego ardiente que se extendía por toda la galaxia. U.G. no sólo tenía mucho que aprender, sino que también tenía que trabajar para mantenerse. Por supuesto, Kiwi era perfectamente capaz de mantenerlo, pero él no quería eso. No quería volver a ser el tipo de persona que solía ser.
La vida de U.G. se volvió agitada, y le dio pocas oportunidades de mirar hacia su pasado. Cuando empezó a reflexionar sin querer sobre el pasado y el presente, ya había pasado cinco años al lado del Señor Kiwi.
Una noche, U.G. estaba limpiando la bañera. Ahora sólo tenía el pelo hasta los hombros, atado en una trenza y colocado en la parte de atrás. Descalzo y en topless, llevaba unos pantalones cortos de tejido sintético transpirable. Después de limpiar la bañera, se levantó y se miró en el espejo. En el espejo se encontraba un joven de unos treinta años, que ya no estaba pálido, escuálido ni melancólico. A pesar de estar todavía en el lado más delgado, tenía líneas claras que definían sus músculos. En el bajo vientre se veía una cicatriz de una apendicectomía.
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Grieta en la Pu3rta
FantasyLa tragedia acabó con sus vidas antes de que las vivieran plenamente. Pero después de conocer al Propietario descubrieron que había algo más por venir. Una historia agridulce sobre la vida y la muerte, y el significado de amarse de verdad. ♡︎♡︎♡︎ Tí...