Grieta en la Pu3rta

Capítulo 9. Vivir para morir

   

El propietario tuvo una pesadilla. Soñó que estaba atado a una cama o a una mesa de operaciones. Podía sentir claramente su cuerpo, pero no podía moverse.

La luz se elevaba, la niebla caía. Vio una miríada de luces y un enjambre de personas que pasaban a toda prisa. Había gente antigua de mangas anchas; había guerreros medievales occidentales fuertemente acorazados; había zuecos en las mujeres orientales; o caballeros victorianos que llevaban bastones. Además, había mucha gente con trajes extraños y caras extrañas de origen desconocido, como un maravilloso pergamino mezclado metido en su mundo. Si miraba a la izquierda o a la derecha, cualquier dirección era infinita.

Cuando se dio cuenta de que era un sueño, se despertó inmediatamente. El reloj del estudio indicaba que había dormido ocho horas, y estaba listo para levantarse.

No se oía nada en la habitación del Superviviente. No había sollozos ni gritos, por lo que juzgó que ahora no había ningún Superviviente.

Se lavó tranquilamente, leyó un libro durante un rato, jugó al ping-pong contra la pared un par de veces, y de repente oyó que llamaban a la puerta.

No era de la Habitación Blanca, sino que llamaban a la puerta de su salón.

El propietario se quedó con la boca abierta mientras se acercaba lentamente a abrir la puerta. Había dos personas de pie frente a la puerta, dos hombres adultos que llevaban uniformes de hotel algo sucios.

Estas dos personas debían ser Supervivientes. Nadie más vendría aquí, pero sorprendentemente no armaron un escándalo en la habitación, ni se arrodillaron fuera para rezar a Dios o algo así, ¡llamaron a su puerta como si fuera una visita a los vecinos!

Uno de ellos dijo: "Hola, me llamo Ji Wei, soy... el que murió una vez".

"Lo sé..." El propietario asintió desconcertado.

"Salimos de esa habitación blanca y fuimos al pasillo, el que tiene muchas puertas... Fue entonces cuando bajó una escalera y subimos".

El otro también extendió la mano al Propietario: "Me llamo Fang Yuan. Este es mi..." Se tocó habitualmente el bolsillo. "Ah, no he traído mi tarjeta de visita".

"No puedes usar la tarjeta", dijo el propietario. "Tu vida pasada ha desaparecido. Estás muerto".

"Lo entiendo". Fang Yuan miró a Ji Wei. "Hace un momento Ji Wei me dijo. Dijo que había oído hablar de este fenómeno de resurrección, y también me contó algunos rumores relacionados. Originalmente íbamos a esperar a que aparecieras en la habitación blanca, pero nunca llegaste, así que decidimos salir a buscarte".

"¿Han oído hablar de mí?" El propietario estaba asombrado.

Entre el aroma del café y el té, Ji Wei relató su experiencia al asistir a una fiesta fuera de línea relacionada con el sitio web, y cómo conoció a los Supervivientes 'antes de renacer'.

El Propietario trató de hacer memoria. Era capaz de recordar vagamente al explorador y a la sirena porque ambos entraron en el mismo mundo de la mano, lo que le causó una profunda impresión. En cuanto al hombre que había dado a luz y a la doncella encarcelada, no los recordaba en absoluto. Había recibido innumerables doncellas con experiencias trágicas, así como muchas criaturas masculinas maravillosas que podían dar a luz.

"Extraño, qué extraño", dijo el propietario, casi para sí mismo. "Antes no había nada parecido... El espacio-tiempo no está dispuesto en una línea recta de tiempo, o mejor dicho, en mi caso, está en una línea recta, pero no entre nosotros. Sus historias no son secuenciales, porque cada Superviviente es de un universo diferente... No deberían tener una conexión entre todos ustedes, porque sus vidas no están conectadas. La única intersección entre todos es esta grieta dimensional. Pero pueden ser aceptados por el mismo nuevo mundo, como si todos hubieran estado en el mismo mundo, antes de que sus vidas se separaran..."