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—Mamá, ¿qué es el hilo rojo? —le pregunte mientras ella nos arropaba con una sonrisa a James y a mí.
—¿Por qué la pregunta tesoro? —se sentó a mi lado y me abrazo por los hombros, mientras nos miraba a los dos con una gran sonrisa.
Yo me encontraba en medio de James y de mi madre.
—James y yo lo vimos en un libro y teníamos curiosidad —ella soltó una pequeña risa.
—Bueno la leyenda afirma que aquellos que estén unidos por el hilo rojo están destinados a convertirse en almas gemelas, y vivirán una historia importante, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias que se encuentren en la vida. El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... pero nunca romperse — miré a James con una pequeña sonrisa al igual que él.
—Somos el hilo rojo del otro Livvie —asentí con una gran sonrisa mientras lo abrazaba.
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—¿¡Mi nieta no quedo en Hufflepuff!? —exclamo mi abuelo, solía amar hacer drama y al saber que su nieta favorita acabo en Gryffindor le vino de perlas para hacerlo.
—¡Oye! ¡Qué Gryffindor es buena casa! —le dije mientras los demás nos veían divertidos, debo reconocer que solían amar mis discusiones con el abuelo.
—¡Y Hufflepuff también! ¡Qué injusto todo! —suspiro él dramáticamente.
—¿¡Sabes que más es injusto!? —él me miro mientras mi abuela soltaba una pequeña risa.
—¡Iluminame! —mi padre soltó una risa, porque sabía perfectamente lo que le diría al abuelo.
—¡Qué no me hayas comprado un coche! —me miro con una cara que la verdad logro hacernos reír a todos.
—¿¡Pero qué demonios harás tú con un coche!? —me pregunto él sorprendido.
—Ni idea, pero quiero uno —el abuelo agarro un zapato y empece a correr.
—¡Ven aquí! —me grito mientras me perseguía.
—¡Me niego!
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—Livvie, ¿qué demonios hacemos ahora? —digamos que solo digamos, casi atropellamos a Remus y nos habíamos quedado atascadas con el coche por un callejón.
—¿¡Estáis locas!? —exclamo Remus asustado, pobrecito casi atropellamos a un lobito.
—¡Oye! ¡Más respeto lobito! —le grito Marls mientras yo me aguantaba la risa.
—Os daré yo respeto... James me va a matar —dijo él preocupado.
—Calma, estamos bien —le tranquilicé.
—¡MARLENE LEILA MCKINNON, REMUS JOHN LUPIN Y OLIVIA TINA SCAMANDER! —vimos a James asustados, ya que tenía una expresión seria en su rostro. Sirius y Peter nos veían divertidos.
—¡Remus sube! —Remus se apareció en los asientos de detrás y Marlene intento arrancar el coche para salir de ahí, pero sin éxito alguno.
Estábamos en un lío seguro.
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𝐍𝐎𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐔𝐓𝐎𝐑𝐀
Aquí os dejo adelantos de esta historia, espero que la disfrutéis mucho como yo lo hago escribiéndola.
