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Salí de mi casa tan apresurado como pude, era tarde, era horriblemente tarde y Tsukki no es ni por poco la persona más paciente del mundo, seguramente ya se habrá ido sin mi a la escuela.

Seguí caminando o más bien corriendo a la parada de autobuses y cuando llegué no pude evitar sonreír ampliamente al verlo.

-Llegas tarde -obvio viendome con su habitual semblante serio.

-Gomen, Tsukki. No escuché mi alarma -repuse apenado.

Tsukki no respondió nada así que nos mantuvimos callados hasta que el autobús llegó. Subimos y nos sentamos uno al lado del otro. Tsukki se coloco sus audífonos para escuchar música en el trayecto y no se los quitó cuando bajamos del autobús ni de camino a la escuela, solo hasta que terminamos de subir los escalones para ir al cuarto club se los quitó.

-Buenos días -saludé en general al entrar con Tsukki detrás de mí.

-Buenos días chicos. Apurense, los esperamos en el gimnasio, no tarden -saludó el capitán saliendo.

-Espero que no se les vaya a hacer costumbre llegar tarde -advirtió Sugawara con una sonrisa también saliendo.

-Gomen, no volverá a suceder -repuse avergonzado. La única razón de que Tsukki llegara tarde era por mi culpa.

Todos salieron rápido y antes de que siquiera metiera mi mochila en el casillero que ahora me pertenecía, Tsukki y yo estábamos solos en el cuarto. Me sentía nervioso y noté de reojo que Tsukki comenzó a desvestirse para ponerse su ropa para entrenar.

Di media vuelta para no tener que verlo y que él no notara lo rojo que me había puesto. Claro que nos habíamos cambiado cientos de veces uno frente al otro, pero hace mucho tiempo que nos cambiábamos estando solo él y yo, tal vez desde antes de la escuela media.

-Yamaguchi apurate o Daichi se enojara -advirtió Tsukki saliendo del cuarto y yo asentí cambiándome lo más rápido posible.

Cuando terminé, salí corriendo para alcanzar a Tsukki.

-¿A dónde vas? -cuestionó la voz de Tsukki a unos dos metros detrás de mí.

-Yo iba... Yo... Etto -tartamudeé viéndolo con los ojos muy abiertos, no creí que me estuviera esperando.

-No importa, vámonos ya.

Caminamos en dirección al gimnasio en silencio, el entrenador Ukai nos hizo dar 10 vueltas a la cancha por llegar tarde. Después de eso, el entrenamiento fue tranquilo, terminó y después de habernos cambiado el uniforme cuando íbamos de camino a nuestro salón, una chica nos interceptó, literalmente nos bloqueó el paso, era solo un poco más baja que yo, de cabello largo y lacio de color castaño claro, tenía una complexión delgada y sus ojos eran verdes.

-Buenos días, Tsukishima Kei -saludó como si yo fuera una planta o la pared, totalmente ignorado.

Tsukki solo inclinó la cabeza en forma de saludó y la rodeó para que continuarámos nuestro camino.

-Tsukishima si me recuerdas, ¿Verdad? -cuestionó la misma chica persiguiéndolo.

Tsukki volteó a verla y asintió con la cabeza, apresurando el paso, la chica y yo realmente estabamos intentando seguirle el paso.

-Buenos días, Aoki Akaane -saludó sin dejar de caminar.

-Nos conocimos en una fiesta el fin de semana -me explicó con una sonrisa.

Ambos nos detuvimos la mismo tiempo. Ni siquiera sabía que Tsukki había ido a una fiesta, bueno, obviamente no me llevaría a una, soy la persona más aburrida del mundo y el es tan... genial.

Las Estrellas Que Rodean La Luna | TsukkiYama +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora