CASTIGAME//taekook

53. qué ha sido de ti?

Dentro de la mente de jungkook, veía la misma escena una y otra vez. En su imaginación abría los ojos y se encontraba en el fondo de un hoyo tan hondo que la salida arriba de él se veía igual de diminuta que una estrella en el cielo. Las paredes del hoyo eran rocosas, el miraba perdido a su alrededor y tocaba las paredes mientras gritaba que alguien le ayudara. Era como si estuviera mentido en un cilindro.

Éste era el lugar en el que estaba realmente, sin ningún tipo de escape.

Tenía una salida, así que en vez de tratar escapar, pues parecía imposible lograrlo, gritó. Gritó con todos sus pulmones por una cantidad de tiempo absurda, pues no tenía nada más que hacer y mientras más tiempo se encontraba en ese pequeño espacio, sólo y sin entender cómo acabó ahí, más loco se volvía. Más fuerte gritaba.

Gritaba hasta que su garganta estaba tan dañada, que sentía como las cuerdas vocales se le reventaban dentro de su garganta, provocando un ardor y una picazon que no podia aliviar pues las uñas no penetraban dentro de la garganta. La voz, se le perdió completamente, la desesperación al no poder gritar, lo volvió desquiciado. Ésto haciendo que se tirara los pelos de la cabeza brutalmente, hasta quedar sin un pelo en su cabeza, lleno de heridas en ella que le ardían y que se infectaban, pues el se las rascaba con sus uñas sucias. No era el hecho de estar sólo que lo rompió, era el no poder decir nada, el necesitar gritar y no poder hacerlo.

Estar sin voz, lo arruinó. Pero, nunca se daba por vencido. No sabía porqué, pero sentía que debía escalar hacia el pequeño destello de luz. Una fuerza desconocida, unas palabras que no podía entender sonaban sin cesar desde alguna parte que el no conocía, pero mientras eso sonaba, él trepaba, siempre lo hacía cuando esa voz desconocida aparecía. Las manos le sangraban, las uñas se le salían, se caía al fondo desde alturas inimaginables rompiéndose partes del cuerpo que le impedían subir con la rapidez que subía antes.  Ésto repitiéndose incesantemente. ¿Cuál era la clave para salir de ese infierno?

Y luego, cuando llegaba a un punto de altura, en donde veía un remolino en la roca, lo tocaba por mera curiosidad. Cuando hacía eso, el fondo del hoyo en el que estaba metido se hacía más hondo. Tocaba el remolino cada vez, con tanto intervalo de tiempo pasando entre las veces que llegaba a ese punto, que se le olvidaba que no debía tocarlo. Se le olvidaba que cavaba el sólo su perdición. 

Siempre caía luego de hacerlo, la caída siendo de sus pocos momentos de felicidad, pues mientras más hondo, más sentía que volaba. Cerraba los ojos y cuando lo hacía veía rostros sin forma. Sentía que los conocía, pero nunca puede poner su dedo en quiénes son exactamente. Ese pequeño momento duraba poco y sentía el duro y frío suelo, impactando con todo su cuerpo.

Pero no moría.

Jamás moría.

Y cuando tocaba el fondo lo único que quería hacer era gritar de desesperación y dolor pero no tenía voz.