Hoy me he levantado con ganas de más, de decirle al mundo que ya no tengo miedo, que ya no soy esa niña preocupada por palabras que se lleva el viento.
Hoy quiero hacerlo, quiero gritarle al tiempo que ya no es un problema, que hacía semanas que las horas no pasaban y ahora hace días que los minutos se me escapan. Que las noches son más largas desde que hablo con la luna y le pido a un Dios inexistente tu fortuna.
Hoy voy a mirar al cielo y voy a recordar porque sigo pisando tierra, de alguna extraña manera mi abuelo, desde ahí arriba, mis males entierra y me protege como nunca lo había hecho. Quizás ese Dios al que rezo también haya visto tus deseos de que logre lo que merezco.
Hoy quiero convertir la más apenada mirada en el espejo del alma de alguien que viva de alegría y deje a un lado aquella melancolía.
Hoy seré la lluvia que moje tu pelo despeinado, que haga florecer esa rosa que acabará en manos de la chica más deseada de Salamanca.
Hoy dejaré en casa mi falda y me vestiré con mi inocencia para rememorar aquellas mañanas en las que me sentía como una princesa.
Hoy bailaré hasta quedarme sin aliento, hasta que la suela de unos zapatos viejos se rompa por completo.
Hoy cerraré los ojos y me dejaré llevar, como ese barco que al navegar le arrastran las olas del mar.
Hoy seré yo quién diga basta, quién pare esta guerra de miradas y quién consiga una pequeña esperanza.
Sé que hoy va a ser ese día deseado, hoy voy a sacar de mí todo lo que he guardado, voy a decirle al mundo que he cambiado. Hoy lograré ser ese adiós que tanto te ha atemorizado, pero créeme, así será mejor, así los dos habremos ganado.
