El refulgente color dorado del atardecer recién entrado bañaba cada esquina del aula en donde se encontraba. Desde el estante mas lejano hasta el escritorio donde se encontraba revisando y calificando las notas.
Paso una mano para acomodar su cabello rubio dando un fuerte y agotador suspiro provocado por la intensidad del día. No era nada fácil domar a niños salvajes y mucho menos enseñarles las artes mágicas sin que se aburrieran al instante. Aun así, una sonrisita se asomó dejando visible el diente faltante que a veces se negaba a mostrar.
Viró la vista hacia arriba, encontrándose en el ventanal con el fondo de las Nuevas Islas Hirvientes y los arboles que crecían y rodeaban toda la ciudad. Apenas si recordaba el tiempo en que permanecía a lado del emperador Belos y aunque ya haya sucedido lo peor, el mundo nuevo que mudaron de la anterior tenia un futuro prometedor donde nada de eso era necesario de recordar.
No tenia porque traer las memorias de aquel pasado, solo concentrarse en lo que el nuevo destino le brindaba.
En toda su vida, nunca creyó ser un maestro de magia y mucho menos...
—Mhm...
La vocecita carraspeó dándole la señal de que le pusiera atención allí en el marco de la puerta de donde provenía. Mas para su sorpresa en vez de encontrarse con el bello rostro de Willow, solo pudo ver una máscara, una dorada con una forma tan familiar que creyó nunca haberla usado antes.
—¡La mano derecha del emperador te ordena que contestes la razón de porque estas aquí!
La gota de sudor que caía por su frente no era precisamente por el calor, sino por la terrible vergüenza ajena que Willow le estaba dando por hacer una voz dolorosamente chirriante tratando de imitar un acento amenazador.
—Oh Willow...¿De donde sacaste eso?
—Oh, encontré esto en uno de los cajones mientras los chicos y yo buscábamos cosas para el obra que estamos ensayando. Creí que estarías mas emocionado jeje...
Aunque le era costoso de admitir, si estaba emocionado de ver eso aunque no de la manera que creía. Mientras Willow se acercaba podía sentir como algunos vagos recuerdos cruzaban por su mente y por un momento creyó escuchar la voz de Belos en su cabeza.
—Bueno... —dijo al tomar en sus manos ese pedazo de hierro— lo dejé aquí al momento de huir del palacio... no sabia donde ir, ni que comer y...
—Lo sé Hunter... —Willow froto sus cabellos dorados y se acerco dándole un besito en la frente sentándose encima de su escritorio —Eso quedó atrás ¿Cierto?
Observando su tallado, Hunter elevo la vista hacia donde estaba su prometida y alejo esas memorias dolorosas solo para enfocarse en la hermosa luz que irradiaba su sonrisa.
—Quedó atrás... —dijo, levantándose de su silla acercando sus labios a donde ella y depositando un delicado beso de agradecimiento.
La hechicera atrapo el mentón de su hombre en sus manitas y profundizo su contacto haciéndose mas apasionado, sin embargo una risilla cortó cualquier rastro de pasión entre ambos.
—Lo siento —dijo ella tratando de recomponerse de la risilla— Pero me acorde la vez que te conocí y ni siquiera sabia que eras la mano derecha del emperador. Ya sabes, te hiciste pasar por un estudiante y eso.
—Oh eso... —frotó su nuca, envuelto en vergüenza.
—Ay... Hunter, bueno, debo admitir que si fue un buen plan. Pero esa no era la manera correcta de llevarnos y lo sabes.
—¿Y que iba a hacer? Decir: "¿Soy el Guardia Dorado, les ordeno que ustedes suban al vehículo por que el Emperador se lo orden"?
Willow estallo en una carcajada, la vocecita disimulada hacia que la frase sea más cómica de lo que debería.

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Dulces Travesuras | [Willow x Hunter]
FanficComo profesores de Hexside, un día Willow encuentra la antigua mascara de Guardia Dorado y le pide a Hunter que se la ponga. (Lemon/Smut, juegos de rol)