Temporalidad

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Una bocanada de aire lo saca de sus pensamientos. Sus hermanos aún discuten.

«¿Qué...? ¿En dónde estoy?», se pregunta confuso dando palmadas de reconocimiento a su escritorio para comprobar que se encuentra en ese lugar. Se toca con ansia el rostro. Se pellizca la piel de su mano. «¡Ay!», suprime al sentir dolor. Desorientado, sintiendo como su corazón se agita sobre su pecho con rapidez, mira su reloj. Ni un minuto había pasado desde que sus hermanos decidieron cobardemente firmar el documento. «¿Qué?», se pregunta incrédulo ante la desorientadora temporalidad que acaba de experimentar.

Toma como presagio la escalofriante experiencia. «Fue tan real...», piensa mirando a sus hermanos que aún discuten.

Su mente había suprimido, quizás por protección, esa escalofriante escena de sus ayeres, que no fue la única del estilo que presenció... Ahora otras se hacen cabida en su memoria. Horrorizado los mira. «Son malos...».

Regresa su mirada sobre su taza de café. Decide no utilizar los purgantes que había considerado darles.

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